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Antonio Pippo Cultura

El tornado francés

La aventura del tango
Por Antonio Pippo

Voy a redundar, pero vale la pena: a veces, hurgando con paciencia en la historia del tango, surgen unos hallazgos valiosos.

En 1998, el historiador Héctor Benedetti escribió, luego de una investigación: -Enrique Delfino murió convencido, equivocadamente, de que José María Contursi, con Gricel, se había aprovechado del título de su tango Griseta para asegurar el éxito de la obra compuesta con Mores.

Tiene razón Benedetti. Nada que ver uno con otro.

Griseta fue siempre considerado por Delfino como el primer tango romanza, estilo de línea muy melódica y más elaborada de lo conocido hasta entonces –inicios de la década de 1920, donde dominaba el ritmo enérgico y rápido y el “arrastre canyengue”-, inspirado en viejas arias francesas e italianas, de un tono sencillo no exento de ternura. Curiosamente, el propio Delfino había escrito antes Sans Souci, con la misma influencia, pero se negó a otorgarle el honor de iniciar la nueva tendencia musical.
Caprichos de autor.
-Mezcla rara de Museta y de Mimí,/ con caricias de Rodolfo y de Schaunard,/ era la flor de París/ que un sueño de novela trajo al arrabal…/ Y en el loco divagar del cabaré,/ al arrullo de algún tango compadrón,/ alentaba una ilusión:/ soñaba con Des Grieux,/ quería ser Manón…
Claro, la letra –creada por el dramaturgo, periodista y poeta anarquista José González Castillo, padre de Cátulo Castillo-, incorporada como un guante a la mano de la melodía, revela otro aspecto que ha hecho de este tango algo excepcional a través del tiempo: un letrista sacudido por el tornado de la influencia de la cultura francesa, como no ha habido otro caso.

Es una mezcla rara, sí.

Incluye referencias a Escenas de la vida Bohemia, de Henry Murger; de Manón Lescaut, del abate Prévost; de Dama de las camelias, de Alejandro Dumas (hijo); y hasta de las óperas La boheme y Manón Lescaut, de Puccini, Manón, de Massenet y, cual inesperada visita de Italia, La traviata, de Verdi.

-Francesita,/ que trajiste pizpireta,/ sentimental y coqueta/ la poesía del quartier,/ ¿Quién diría/ que tu poema de griseta/ sólo una estrofa tendría:/ la silenciosa agonía/ de Margarita Gauthier…

Musette es una de las muchas piezas básicas que componen una suite, pero Museta, así como Schaunard, el músico, Rodolfo, el poeta, y Mimí son personajes de Escenas de la vida bohemia, mientras que Des Grieux y Manón protagonizan la novela Manón Lescaut y Margarita Gauthier es la joven cortesana que se enamora de Armando Duval en Dama de las Camelias.

-Mas la fría soledad del arrabal,/ agostando la pureza de su fe,/ secó su corazón lo mismo que un muguet/ sin hallar a su Duval (…) Y al arrullo funeral de un bandoneón,/ pobrecita se durmió,/ lo mismo que Mimí,/ lo mismo que Manón…

En los versos aparece también la palabra cocó –“una noche de champán y de cocó”– un modismo lunfardo por cocaína, la que, al momento de escribirse este tango, era de venta legal.

Finalmente, el título: Griseta es la castellanización del francés grisette, nombre que se daba a trabajadoras modestas que usaban un grueso uniforme de tela ordinaria, color gris.

Además, este inmortal tango de Delfino y González Castillo, cuya línea innovadora fue seguida por grandes creadores como Cobián, los hermanos De Caro y Fresedo, entre otros, ha tenido, a lo largo de décadas y décadas, infinidad de grabaciones, incluida la de Gardel, tanto de solistas y orquestas e incluso de agrupaciones que lo han llevado al disco sólo instrumentalmente. Vale destacar la del mismo Delfino, en solo de piano, las de Canaro, Stamponi, Di Sarli y Piazzolla, y las de solistas de la talla de Ignacio Corsini, Roberto Rufino, Héctor Pacheco, Jorge Sobral, Raúl Lavié y Néstor Fabián.

En el cine lo cantaron Hugo del Carril en La vida de Carlos Gardel, de 1938, y Alberto Castillo en El tango vuelve a París, de 1948.

Néstor Pinsón ha dicho que “Griseta quedó como un personaje paradigmático de las muchachas con poca fortuna –muchas de ellas francesas- que, luego de la inmigración, fueron apareciendo en los tangos y entre las cuales podría considerarse como su sucesora más directa a la Madame Ivonne imaginada por Enrique Cadícamo”.

Irene Amuchástegui dejó esta sentencia: -Griseta viene no sabemos si engañada o por propia decisión. Vive en un arrabal frío y sórdido, pasa sus días en un cabaré y concluye su breve vida con el corazón seco como un muguet de flores artificiales.