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Guinness: los secretos del uruguayo Robert Carmona, el jugador más longevo del mundo

En una esquina de Ibiza, la isla considerada popularmente como la metrópolis de las fiestas y la meca de la música electrónica, donde las playas se muestran como escenarios alternativos a las megadiscotecas, la Policía detiene a un hombre. Le preguntan su nombre, su edad y le piden el pasaporte. Es algo cotidiano en una localidad donde el pulso lo marca el turismo y es común que los visitantes permanezcan de forma ilegal. Todo está en regla y luce normal en el control, excepto un detalle: en los documentos que revisan los agentes dice que el señor es futbolista y, a su vez, que tiene 55 años«¿Usted era futbolista?», indagaron. «No, soy», respondió el detenido. La anécdota pertenece a Robert Carmona, nacido en Montevideo en 1962, quien hace unos meses viajó a España ilusionado por afrontar un nuevo desafío, aunque haya sido el enésimo de su trayectoria y ya haya perdido la cuenta de la cantidad de camisetas que vistió.

 

 

Cuando tenía 10 años, Robert perdió a su padre, quien antes de morir le pidió dos cosas: que cuide a su madre y que fuera futbolista. Él no quiso fallarle. Su primera experiencia profesional fue en 1977, cuando tenía 15 años, en el club Pan de Azúcar de su país. Tras representar a varios equipos charrúas, jugó en Estados Unidos, a donde desembarcó con sólo 1 dólar en el bolsillo y sin hablar inglés, y en donde residió durante gran parte de su estadía en los sótanos de sus compañeros de equipo. Al regresar a Uruguay, vivió su primera situación insólita: compartió cancha con el nieto de uno de sus compañeros de los ’80. Este año, le surgió la posibilidad de emigrar a España, tentado por el flamante proyecto del Inter Ibiza CD, una institución de reciente creación que juega un torneo regional que da posibilidades de ascender a la Tercera División. Siempre estuvo lejos de la élite, pero cerca de su pasión.

 

El uruguayo Robert Carmona fue el capitán del Inter Ibiza CD de España

La fuerza de su corazón es la principal razón por la que se convirtió en el futbolista más longevo del mundo, un hito que alcanzó hace poco tiempo. Estaba de paseo con su hija Agustina, quien en una librería de un shopping, de casualidad, abrió un libro Guinness y vio un récord que Marco Ballota, ex portero de la Lazio, había alcanzado con 43 años. Era una marca que su padre podía superar, ya que en aquel entonces tenía 47. Decidió conectarse con los directivos de la famosa firma para reclamar el premio. Las gestiones terminaron en 2014 y desde entonces su papá recibe el diploma, aunque en Uruguay no se vendan muchos ejemplares, superándose a sí mismo cada año.

Así entrena y arenga a sus compañeros el futbolista más longevo del mundo

Carmona, quien ya superó al inglés Stanley Matthews -retirado en 1966, con 51 años, y considerado como el futbolista profesional más veterano de la historia-, no solamente disfruta del fútbol. Su objetivo también es dejar un legado con su Asociación Civil llamada ‘Hacele un Gol a la Vida’, que trabaja en conjunto con la Secretaría de Deportes y lleva siete años trabajando en Uruguay con colegios, escuelas de fútbol, centros sociales y cárceles. En una entrevista con Infobae, reveló todos sus secretos para seguir vigente:

Sus métodos de entrenamiento y su visión sobre cómo ha cambiado el fútbol

– ¿Cuántas veces a la semana entrenas y qué tipo de entrenamiento haces?

Entreno todos los días, aunque mi club de turno no lo haga. De hecho, por cuestiones de tiempo, generalmente entreno solo. Allá en Ibiza, yo hacía 7 kilómetros por día, porque tenía 3,5 kilómetros de ida al entrenamiento y la misma distancia para volver. Dos días a la semana los hacía caminando y tres días los hacía corriendo. Ahora, que estoy en receso, hago mucha bicicleta, unos 10 o 12 kilómetros, y lo complemento con estiramientos de los músculos y algo de pesas. No tengo preparador físico, no tengo el dinero para pagarlo, pero conozco mi cuerpo. Tengo una rutina mental. Si no entreno me siento mal. Y además no quiero que digan que me arrastro en la cancha. Entrenar es la única forma de estar en óptimas condiciones.

– ¿Qué diferencias hay entre los métodos de entrenamiento antiguos y los modernos?

El entrenamiento ha cambiado mucho. Antes, hace muchos años, se hacían trabajos más largos. Se usaba mucho la arena, se buscaba trabajar más la fuerza y la potencia. Los jugadores eran más robustos y el fútbol era más lento. En estos tiempos, los entrenamientos son más cortos. Se trabaja mucho la velocidad y se ejercita en espacios reducidos. Se utiliza mucho la pelota. A mi mucho no me agrada, veo que los trabajos son muy cortitos. Hacen esos ‘saltitos’ raros. Aunque seguramente sea yo el que esté equivocado porque tengo la mente vieja. Además, los resultados son excelentes, todos los equipos de fútbol tienen una dinámica impresionante. Yo igual soy sincero con los ‘profes’ y ellos me dejan trabajar solo y entrenar como yo quiera. Para que se entienda: yo podría entrenar con Messi o Cristiano Ronaldo, pero más lento que ellos, a otro ritmo.

– ¿Y en el fútbol? ¿Cómo manejás la evolución del juego?

Sí, la forma de jugar al fútbol también se ha modificado mucho. Yo me las ingenio para sacar ventaja. Quizás un chico de 20 o 25 años no sabe que yo puedo ser mentalmente unos segundos más rápido que él. No me considero superior, porque ellos son más fuertes y más rápidos, pero psicológicamente creen que me pueden ganar y yo los sorprendo. Cuando todos creen que hay que pararla, meto un pase largo, o cosas así. Aprovecho mucho mi buena técnica. Además, los jóvenes me respetan mucho. Cuando me chocan, los rivales me levantan y los árbitros esperan a ver si estoy bien. Eso juega a favor mío.

 

– ¿Cuánto tiempo estás en condiciones de jugar en cada partido?

A mí si los técnicos me dejan, yo juego los 90 minutos. Pero a veces no me da el físico para seguir el ritmo y mis compañeros trabajan el doble. Ahí los técnicos deciden cambiarme. Ahora en Ibiza, jugué de doble cinco. A mí me gusta jugar de enganche, estar suelto en toda la cancha, pero el fútbol cambió y es muy común el 4-4-2. Me pusieron en seis partidos de 10, ganamos cinco y el que perdimos yo entré desde el banco con el marcador 0-3. En todos jugué de 30 minutos para arriba. Creo que no defraudé para nada. Es porque me cuido mucho. Como tengo seis operaciones, tres de quebraduras, evito jugar al fútbol con amigos. No me gusta arriesgar. Solamente juego de forma oficial o en algún homenaje.

– ¿Te toma mucho tiempo recuperarte del desgaste de la competencia?

Al término de los partidos, si termino golpeado, me tomo mi tiempo para recuperarme. Duermo unas 10 horas, porque las necesito. Pero ya al día siguiente estoy activo de nuevo. Generalmente hago un buen estiramiento a la mañana y a la tarde ya salgo a correr. Me fascina correr. Los jugadores de hoy entrenan poco. Si juegan el domingo, el lunes tienen libre y el martes regeneran. El miércoles les toca un trabajo sencillo, pero hacen la mitad de lo que les piden. Como si ellos le hicieran un favor al fútbol. Viven en el masajista o haciéndose fisioterapia. Hacen fila, yo no lo puedo creer. Yo no les veo la cara a los médicos. Mi señora es médica y me da algunos consejos, pero yo he jugado hasta con desgarros.

– ¿Te cuesta aceptar las nuevas costumbres de los futbolistas jóvenes? 

Sí. Hoy se depilan las piernas, se arremangan los pantalones, están más preocupados por la música en el vestuario o le envidian los zapatos al rival. Los he visto preguntándole en medio del partido a dónde los compraron y cuánto les salieron. Me cuesta creer que logran concentrarse absolutamente en los partidos porque están todo el día con el teléfono celular. Los vestuarios parecen discotecas. Yo les pido que apaguen la música. Cuando no la apagan, me voy a vestir a otro lugar. Me he cambiado afuera del vestuario. Todo cambia, pero yo me quedo con las viejas costumbres.

 

Las claves de su alimentación

– ¿En qué consiste tu alimentación para mantenerte vigente?

Es complicado porque soy pobre. O sea, no paso hambre, pero vivo con lo justo. Si mi señora no tiene un buen trabajo o yo no genero ingresos con el fútbol, no puedo darme lujos. Trato de hacer las cuatro comidas, eso es importante respetarlo. También suelo tomar mucho líquido, sobre todos jugos naturales. Jugo de tomate o licuado de banana con leche descremada. Y obviamente tomo mate, a todas horas, es mi compañía. Evito el azúcar, la sal, los picantes, las frituras, la carne roja y los postres. A mi me afectó mucho la muerte mi papá, que tenía 35 años y falleció de un infarto porque no se cuidaba. Y después murió mi hermano de cáncer por tomar alcohol y fumar. Sumado a eso, una vez en mis primeros años un compañero me rezongó porque erré un penal después de haber trasnochado. Me dijo que yo le estaba robando la plata. Todo eso me marcó para llevar una vida sana.

– ¿Cuáles son especificamente tus comidas?

A la mañana desayuno un yogur descremado con cereales, que puede ser granola o avena, y tostadas de pan integral o galletas de arroz con un queso magro. Y también como una fruta. Al mediodía puedo comer un pastel de carne o pescado al horno con papas o vegetales. O un arroz con vegetales. A la tarde tomo leche descremada y como frutas. Y después, en la cena, pastas sin salsas o sopas.

Aquella tarde en la que Carmona fue detenido por unos minutos, los policías le confesaron que la isla se revoluciona en temporada alta: hay sexo en las calles, circulan drogas de todo tipo y el alcohol se multiplica. «Esto atrapa a todo el mundo», le advierte uno de los agentes. Después de hacer los controles de rutina, los policías le manifestaron su admiración al veterano crack uruguayo llevándolo al entrenamiento en su patrullero. «Quedate tranquilo, a mí no me va atrapar nada. Dios me eligió para esto. Hay Carmona para rato», replicó en el viaje el futbolista más longevo del mundo, que por estos días evalúa la oferta que le hicieron para volver en agosto a Ibiza.

 

 

Fuente: INFOBAE