Inicio » Arde EEUU: Partidarios de Trump tomaron el Capitolio en el momento del traspado de poder
Destacada PLAN 2030

Arde EEUU: Partidarios de Trump tomaron el Capitolio en el momento del traspado de poder

Qué pasó hoy

El 14 de diciembre, los electores finalmente se reunieron en sus estados y avalaron el triunfo de Biden, pese a las advertencias de Trump. Y hoy, en el último paso formal antes de la asunción del 20 de enero, el Congreso se reunió para contar los votos, en una sesión presidida por el vicepresidente, Mike Pence. El mandatario republicano, aferrado al poder aun mientras perdía aliados y consensos en el camino, parecía decidido a impedir la certificación del triunfo de Biden.

 

 

Estados Unidos amaneció hoy consciente de que sería un día clave. Una ceremonia que en otras oportunidades era un mero formalismo, hoy captaría la atención de todo el arco político y mediático. Donald Trump llamó a sus aliados a evitar la certificación en el Capitolio de Joe Biden como ganador de las elecciones de noviembre pasado para evitar su asunción el próximo 20 de enero. Pero, finalmente, la sesión se terminó cancelando por una jornada de caos y disturbios inéditos, con decenas de manifestantes trumpistas dentro del Parlamento. «Terrorismo doméstico», «extremismo», «protestas», «turba», «golpe de Estado» fueron algunos conceptos que esgrimieron durante la tarde analistas, legisladores y periodistas en Estados Unidos mientras trataban de comprender lo que había sucedido en un día que quedará en la historia política del país.

 

Cómo llegamos hasta acá

Las elecciones de Estados Unidos implican un largo proceso. Después de las primarias partidarias y las campañas, los ciudadanos van a las urnas para elegir a su candidato. Aunque, en rigor, eligen a los electores de sus estados que luego representarán su voto. Este año, las elecciones fueron el 3 de noviembre, aunque comenzaron antes con el voto anticipado y el voto por correo debido a la pandemia del coronavirus. En la mayoría de los estados (excepto Maine y Nebraska), el ganador de la mayor cantidad de votos de un estado se lleva el total de votos electorales (equivalente a la cantidad de legisladores nacionales de cada estado). En general, en la noche electoral se conoce al ganador y luego le siguen varios pasos formales y poco noticiosos hasta el día de la asunción, el 20 de enero siguiente.

 

 

Este año fue excepcional. Por muchos motivos. Debido a la cantidad de votos por correo, y por un recuento que empezó muy parejo, recién se declaró un ganador el 7 de noviembre, cuatro días después de las elecciones. Joe Biden se había alzado con 306 votos electorales, muy por encima de los 270 necesarios para ganar la elección. Sin embargo, Donald Trump se proclamó ganador en la misma madrugada del 4 de noviembre y desde entonces afirma que él es el presidente electo y que hubo fraude en las elecciones. Sin embargo, hasta el momento no ofreció pruebas, mientras que las autoridades electorales respaldaron el proceso.

Su primera apuesta fue política. Pero sus presiones sobre Pence o el líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, no funcionaron. El vicepresidente le soltó la mano a su jefe político al afirmar que no tenía autoridad para descartar votos electorales, como le había exigido Trump públicamente. McConnell, acérrimo trumpista, dijo por su parte: «Si esta elección fuera anulada en base a simples acusaciones de los perdedores, nuestra democracia entraría en una espiral mortal».

La segunda apuesta era la gente, su base. El mandatario había arengado en las redes sociales para que sus seguidores se reunieran fuera del Capitolio durante la sesión. Incluso Trump encabezó un acto fuera de la Casa Blanca en el que llamó a sus seguidores a impedir la certificación del triunfo. «Nunca nos rendiremos. Nunca concederemos», les dijo a sus partidarios, entre los que se encuentran grupos de extrema derecha que ya han protagonizado escenas de violencia en el pasado.

 

Fuente y fotos. La Nación