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Cultura

El periodista Leonardo Haberkorn dio un «golpe bajo», «bastardeando» e «insultando» a LOS PERIODISTAS del interior

MI ULTIMA RESPUESTA A LEONARDO HABERKORN

 

Como primera cosa, quisiera hacerle llegar mis más sentidas disculpas, puesto que el hecho de no haberlo saludado al finalizar la carta, así lo corresponde. Me dejé llevar por alguna emoción traicionera y no estuve a la altura de las circunstancias. Pero no justificaré lo injustificable, simplemente le ruego que las acepte.
He leído atentamente su nota donde gentilmente responde las consideraciones hechas por mí a su columna.

Ud. me adjudica el intento de achacarle un «desprecio» por el interior, con todo lo amplio que la palabra «interior» es. Error de Haberkorn!!!.

«Los políticos no se dan cuenta de que hay un solo enemigo en la pandemia» y para ser honesto – ¿por qué no serlo, verdad? – la parte del saludo es de lo único de lo que me arrepiento. Es que en su columna Ud. parte de una base, que a mi entender es equivocadísima y muy peligrosa: Conceptualmente Ud. pretende imponerme que la única verdad es la suya y que nadie tiene ni derecho, ni posibilidad de ver otra cosa que no sea lo que Ud. ve. Y por supuesto tampoco nadie tiene derecho a expresarlo.

Ese fundamentalismo hace a este intercambio de opiniones inconducente, y honestamente, prefiero invertir mi tiempo en otras cuestiones. Por lo tanto sepa Ud. que con esta nota doy por finalizado el mismo.
Como primera cosa quisiera advertirle que en ningún momento hice mía la defensa del discurso que los integrantes de «la caravana – como Ud. la llama -« pregonan. Yo sé que no es su caso, pero quienes diariamente escuchan el programa que me toca co conducir saben perfectamente que nuestra línea editorial apunta a seguir de cerca la situación sanitaria del país y del departamento, darla a conocer y pregonar el respeto a los protocolos. Y esa es una verdad que Ud. desconoce, pero no por eso deja de ser verdad.

Esta aclaración, aparentemente innecesaria, fue realizada debido a que en su nota advertí algunas tergiversaciones de lo que quise transmitir. Descarto que hayan sido malintencionadas, pero no me parece conveniente dejarlas pasar. Me explico:

 

Ud. Afirma que yo me puse el sayo cuando nos faltó el respeto, debido a que fui uno de los que «se prestó a desinformar» y apunta que «en lugar de analizar honestamente la situación intento llevarla a un trasnochado enfrentamiento capital-interior». Pues bien, si Ud. piensa que para mi Ud. es «la capital», es un problema suyo, y le aclaro: Por mi cabeza jamás pasó la posibilidad de considerarme «el interior».

 

Tergiversación 1 – Ud. llama a pensar que yo me burlé de la llegada de las vacunas, y apunta que eso me «pinta de cuerpo entero». Error, cuestioné la excesiva cobertura periodística realizada, nunca me burlé de la llegada de las vacunas ¿De dónde sacó eso?. Me llama la atención que no haya tenido en cuenta la diferencia. La tergiversación fue tan burda que asumo que se trató de un error involuntario y no de un poco inteligente intento de manipulación.

Tergiversación 2 – Ud. me adjudica el intento de achacarle un «desprecio» por el interior, con todo lo amplio que la palabra «interior» es. Error de Haberkorn!!!. Yo le adjudico que en su nota -que fue lo único que motivó mi carta-, dio un «golpe bajo», «bastardeando» e «insultado» a LOS PERIODISTAS del interior, nunca hablé del INTERIOR. La diferencia es tan clara que me sorprende que no lo haya notado.

Tergiversación 3 – Ud. Afirma que yo me puse el sayo cuando nos faltó el respeto, debido a que fui uno de los que «se prestó a desinformar» y apunta que «en lugar de analizar honestamente la situación intento llevarla a un trasnochado enfrentamiento capital-interior». Pues bien, si Ud. piensa que para mi Ud. es «la capital», es un problema suyo, y le aclaro: Por mi cabeza jamás pasó la posibilidad de considerarme «el interior». Por lo tanto dejo expresamente claro que lo único que yo expresé, sin trasnoche alguno, sino firme y lo más claro posible – está escrito!!! -, es que Ud, Leonardo Haberkorn -no la capital, Ud. solo – le faltó el respeto a los periodistas del interior (no a todo el interior, a los periodistas).

En un tramo de su nota afirma que los integrantes de la caravana llegaron a San José y dijeron: » por ejemplo, que el test PCR no sirve, que estamos viviendo una pandemia de falsos positivos, que las cifras reales de infectados de covid son menos del 10% de las informadas, que no hay razón de usar mascarillas, que la vacuna de Pfizer no demostró ser ni eficaz ni segura, que la letalidad del covid es menor al del resfrío común…

El video de la transmisión de San José Ahora con toda su carga de desinformación fue compartido más de 88.000 veces en Facebook, tiene 21.000 calificaciones y más de 10.000 comentarios. A eso me refiero Arredondo. ¿Usted participó? ¿Usted convocó? Hágase cargo».

 

Dicen que para muestra basta un botón; Pues yo pondré a su disposición solo 2 botones de los tantos que podría alcanzarle.

Botón 1 – Resulta que 72 horas después que Ud. realizara estas aseveraciones, llamando de «amplificadores de mentiras» a quienes prestamos nuestros micrófonos a «la caravana», el Tribunal Administrativo de Viena (Austria) ha emitido una sentencia que tiene como contenido que los resultados de laboratorio de las pruebas de frotis de PCR no pueden utilizarse, como diagnóstico de un caso positivo para covid 19″. Se trata de la Justica de aquel país, que sienta un precedente.

Botón 2 – Pero por si esto fuera poco, también esta semana llegó a mis manos un documento emitido por el GACH, el que afirma que «se ha demostrado también que no es posible aislar el virus en cultivos de CT mayores o iguales a 24». Fíjese que ironía: Exactamente eso es lo que desde la «caravana» se advertía y se cuestiona debido a los efectos que este punto tiene sobre la situación toda. Y quienes «amplificamos» esto que hoy dice el GACH, debemos soportar que personas como Ud. nos señalen como mentirosos.

Permítame darle un ejemplo de por qué considero que las «otras verdades» también deben ser escuchadas. Y le ruego por favor, tenga a bien no tergiversar lo que expondré, ya que se trata de un ejemplo y no de una comparación de casos:

Casi en la segunda mitad del siglo pasado a medida que se desarrollaba la segunda guerra mundial, el régimen de la Alemania nazi, con argumentos basados en «informes científicos» y todo un aparato gubernamental y propagandístico que lo ocultaba, le quitó la vida cruelmente a mas de 11 millones de personas. Supongo que conoce el caso.

Pues si lo conoce, sabrá que el régimen sostenía sus fechorías apoyándose en periodistas que solo mostraban la verdad oficial -convirtiéndolo en el relato dominante-, y se negaban a difundir cualquier cosa que planteara otra visión de aquella realidad. Como hace Ud. en estos tiempos.

Aquellos Haberkons alemanes ocultaban la verdadera realidad, desmentían a quienes la decían, y sostenían a rajatabla, y sin cuestionamientos, la versión dominante.

Si, fueron los Haberkorns de la época los más grandes cómplices de aquella repudiable matanza.
Ojalá pudiéramos preguntarle a quienes padecieron aquella situación, qué hubiesen preferido; Si los Haberkorns con su pluma cargada de academia, moral y ética, o a los Arredondos amplificando «mentiras».

¿Murieron 11 millones de personas y Ud. no aprendió nada? Pues yo si.

La historia Universal refriega en nuestra narices cientos de ejemplos que nos dan a entender que las voces disidentes, esas que son contrarias a los relatos dominantes no siempre deben ser descartadas. ¿No me diga que debo recordarle lo que pasó en nuestro país hace unos años, con el relato oficial, la vida de las personas, los medios de comunicación, las voces disidentes y el relato único, que dicho sea de paso: era el mismo en todo el continente?

Cómo me gustaría poder escuchar una charla donde Ud. le explica a Carlos Quijano eso que expuso en su nota sobre la mentira de las voces disidentes.

Hay una verdad que no es la mía, y claramente tampoco es la suya, que aunque opacada por la verdad del relato oficial representa a una corriente de hombres y mujeres de ciencia de todo el mundo, y que también refiere a la defensa de la salud de las personas y la vida humana. Esa verdad está allí, al alcance de la mano de cualquiera. Ocúltela Ud!!! Eso si, no cuente conmigo porque no me prestaré para eso, por más que intente ridiculizarme.

Los tiempos nos imponen un trabajo más arduo a todos. Hay verdades que aunque no las comparta, están allí y es nuestro deber analizarlas con cabeza fría; Ud. sabe que esa es nuestra tarea.

Con su formación y experiencia estoy seguro que sabe que a veces las verdad viene envuelta en papeles con detalles paranoicos, conspiracioncitas, y la caja en la que viene, no es de cartón , sino de argumentos poco atendibles y descartables a primera vista. Todo eso puede ser cierto, pero ahí es donde el papel del periodista cobra relevancia. Es el periodista quien debe descartar el papel, desechar la caja y revisar con ojos críticos y cabeza abierta el contenido. Me extraña que un avezado periodista como Ud. no lo tenga en cuenta.

Ud. es un periodista de prestigio, que seguramente lo tiene bien ganado, ¿Qué necesidad de derrapar ahora, cuando más se lo necesita y teniendo tanto por dar, todavía?

En su nota Ud. me solicita que me haga cargo de a quienes les presté micrófono; Pues no ha pedido nada, puesto que siempre lo he hecho. Ahora bien; sepa que su solicitud lleva implícita una contraindicación: Ud. deberá hacerse cargo de lo que le oculta a sus receptores ¿Lo hará?

Recuerde lo que nos legó el escritor y político romano Cicerón, él dijo: «La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio».

 

Será hasta su próximo exabrupto hacia los periodistas del interior y/o llamado a la censura.

Reciba Usted mis cordiales saludos.

Carlos Arredondo.