DESDE RIVERA OPINA JOSELO ANDRADE PARA DIARIO URUGUAY
El avasallante desarrollo tecnológico nos deja cada día más sorprendidos de la velocidad a la que está llegando nuestra vida. Lo que antes era lento como también sencillo, el de sentir en una tarde de verano los sonidos de los cascos de los caballos en la calles empedradas de Montevideo, hoy por el ajetreo perdimos hasta la noción del tiempo, y nos cuesta reconocer los límites entre lo que son la mañana con la tarde, como la tarde de la noches y la noche de la madrugada. Vivimos como pensamos y como dura nuestro interés por algo, cada vez más rápido. Nos sentimos siempre insatisfechos con todo lo que nos rodea. Se terminaron los tiempos en el cual los techos y los hechos tenía un “hasta aquí”.
Querer más y mejor no estaría mal. Desear el triunfo en la vida de nuestros hijos , tendría que ser lo que todo padre debería aspirar .¿Pero somos coincidentes con nuestro actuar? El ejemplo que muchas veces damos, es la antítesis de nuestro pensar. Queremos más y mejor, pero demostramos que no tenemos límites para llegar, o mejor dicho, corremos cada días más esos límites.
La libertad es libre ¿pero hasta dónde? ¿Podrá ser hasta la libertad ajena? Lo que sucedió días pasados sobre los dichos en el programa de una radio de la capital del país, dividió más las aguas y genero más conflictos en una sociedad totalmente sensible debido a la situación sanitaria conocida por todos. Y más aún en la ciudad de Rivera, que se vio sorprendida con una parodia que ofende e insulta, pero protegida de alguna manera con el disfraz de ser definida como “humor”.
Es que en la realidad los habitantes de Rivera, nos sorprendimos más de proceder de estos “cómicos”, que de sus palabras. Porque si hay algo que irritó realmente, es ver la imagen de lo que siente ese grupo de iluminados, por todos aquellos que no vivimos en Montevideo, o mejor dicho vivimos en el interior del país.
Las disculpas con la excusa es más agraviante e hiriente “ …sabíamos que era ofensivo, y aún así lo hicimos” .
La ley es la ley y tendrán grandes posibilidades de que la denuncia penal que se tramitó, naufrague sin vista fiscal. Pero la conmoción que generó dentro de gran parte de la población, incluso en Montevideo, hizo reflexionar a muchos, y también nos obligo a pensar que nuestras debilidades personales, pueden ser el límite del humor. ¿Nos gustaría que se hiciera humor con nuestra familia, con nuestros hijos, nuestra esposa, con alguien cercano con alguna enfermedad, o con alguna adición? Seguramente encontraríamos rápidamente “El límite del humor”.