Inicio » «Cabrerita»:El beneplácito de los heliotropos
Ramón Mérica Reportajes

«Cabrerita»:El beneplácito de los heliotropos

LAS GRANDES ENTREVISTAS DE RAMÓN MÉRICA en Diario Uruguay.

Esta es la primera vez que me toca entrevistar a un cristal.
Porque al elegir a Raúl Cabrera como personaje de una entrevista, sabía de antemano el riesgo que esa empresa entrañaba: el hombre salió en noviembre último de la Colonia Etchepare y pasó a vivir con la familia de Julio Luchinetti en Santa Lucía, una familia con la que ya ha estado otras veces y que hoy le prodiga los afectos que quizás nunca tuvo.

También sabía -por mí mismo y por conversaciones preliminares con Ángel Kalemberg, director el Museo Nacional de Bellas Artes. que había puntos que no debía tocar, que no debía ni siquiera insinuar: Cabrerita atraviesa una etapa de recuperación mental, y someterlo a un reportaje significa obligarlo a una forma de autoanálisis que podría resquebrajar la obra, paciente, infatigable, del doctor Jorge Omar Cabrera, director de la Colonia Etchepare donde Cabrerita ha pasado muchos años, no importa cuántos.

Y así, exactamente hace dos domingos, salí con Luis Viale rumbo a esa casa de la calle Ámsterdam (las asociaciones y caprichos del azar cada vez me parecen más terribles) con una cámara, un grabador y un cuadro de Cabrerita que Martha Viale compró hace varios años y que estaba sin firmar.
Durante todo ese luminoso domingo hubo como una claridad vangoghiana en Santa Lucía y abajo esa luz fue que lo saqué a caminar para tomarle las fotografías, a lo que a él le encanta.

Durante todo ese día, también, tuve la sensación de estar delante de o caminando con un cristal, porque sabía que no debía apretar el pedal de la inquisición.

Es por eso que no pude saber cuándo nació, cómo nació quiénes son sus familiares (si los tiene), cuáles son sus primeros recuerdos de infancia. Pero a no preocuparse: él tampoco lo sabe.
A punto de ocupar uan sala especial en la Bienal de San Pablo en octubre próximo, Raúl Javiel Cabrera sigue sobreviviendo a la precariedad en un pueblo del departamento de Canelones, ajeno al mundo, ajeno a los poetas que tanto ama, ajeno a un pedazo de papel o a una lágrima de color con los que sería capaz de seguir reconstruyendo un planeta de muchachas rubias y niñas impúberes que le tienden la mano, generosa, amplia, intemporal, a aquel inmenso holándes que, como él, gozó de la gracia de ver el mundo desde el envés. Es por eso que este trabajo está intercalado con parte del epistolado de Vincent van Gogh a su hermano Theo.

Que yo sepa, no creo que haya necesidad de más aclaraciones antes de entrar en el mano a mano con Cabrerita, un pintor, un cristal.

 

CONTINUARÁ en el libro HechalaMérica por Ramón Mérica

 

Periodismo Independiente de Uruguay

¿Quién es Cabrerita?

Nace en Montevideo el 2 de diciembre de 1919. Abandonado por su familia, pasa los primeros años en un asilo y concurre a la escuela José Pedro Varela hasta 5º año. Sus cualidades artísticas se manifiestan tempranamente, trabaja desde muy joven y entre otras tareas, pinta vitrales. Asiste al Círculo de Bellas Artes de Montevideo, a la Universidad del Trabajo del Uruguay, por entonces bajo la dirección de Guillermo Laborde, estudia además con Gilberto Bellini, con Serrano en el Taller Don Bosco y con Prevosti. Aunque su vida transcurre entre internaciones en hospitales psiquiátricos y familias que lo toman a su cargo, su tarea plástica es constante.

Realiza exposiciones individuales en la Asociación Cristiana de Jóvenes de Montevideo; en el Ateneo; en el X Salón Nacional, 1946; y participa en la XVI Bienal de San Pablo, Brasil, 1981. Es premiado en el V Salón Municipal, 1944; IX Salón Nacional, 1946, y VII Salón Municipal, 1946.

Su tema son niñas extrañas, de rostros largos, ojos fijos, mirada seria y ausente, con las manos cruzadas, estáticas, cubriendo el sexo. En ocasiones pintó observando del natural, pero asociaba el procedimiento con la pintura académica. La mayoría de las obras conservadas del artista son acuarelas donde se observa geometría, ritmo, brazos cruzados en escuadra, manos y vestidos que pueden considerarse gráficos y casas o elementos arquitectónicos rígidos.

Muere en Santa Lucía el 18 de diciembre de 1992.