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Fútbol Uruguayo

Eduardo Arsuaga: «tengo la absoluta convicción de que Figueredo coimeaba»

ARCHIVOCES. Hasta hace unos meses presidió Gol al Futuro, un programa oficial dirigido a la «formación integral del futbolista juvenil». Se despidió después de seis años de labor, a los 87 y a pesar de que dice que «no hay nada peor que llegar a viejo», se mueve por la vida con un vigor que da envidia.

Fue presidente de Defensor Sporting durante catorce años (1987-2001) y para muchos es el padre del Defensor moderno, ese que hoy, por ejemplo, es el único equipo uruguayo que logra competir con cierto decoro a nivel internacional y de cuya cantera surgieron 9 de los 25 seleccionados para los recientes partidos de Eliminatoria.

Eduardo Arsuaga es otras cosas, además de todo eso, que no es poco. Tuvo actuación política -de la que prefiere no hablar- y por ella fue «hermano» -según su propia expresión- de Zelmar Michelini. En los últimos meses, cuando estalló el «escándalo FIFA» que hizo caer en desgracia al otrora poderoso Eugenio Figueredo, fue buscado por muchos periodistas y medios para decir con todas las letras cosas que ya insinuaba hace unos cuantos años, pero no podía asegurar con la libertad que ahora la justicia suiza otorgó. Es de los poquitos con autoridad para hablar en un medio que en general, y cuando menos, silbaba y miraba al cielo cuando Figueredo hacía las cosas por las que hoy está preso.

No fue sencillo convencerlo de esta entrevista. Entendía que ya había dicho lo suficiente sobre el ex titular de la AUF. Fue necesario persuadirlo de que había otros temas igualmente interesantes a abordar con alguien que, cerca de ser un «nonagenario», exhibe una memoria generosa y es un referente de la historia reciente de su club y del fútbol uruguayo.

Obviamente, pese a sus prevenciones iniciales, acordamos que el tema Figueredo no podía escapar a este diálogo. Pero también hubo lugar para el Defensor campeón de 1976, la dictadura, el comunista profesor De León y aquel plantel «politizado», los vaivenes de su relación con Paco Casal, el árbitro Gustavo Méndez y aquella final no jugada, la Conmebol, la FIFA y el significado de la palabra futuro para un hombre de 87 años.

 

«¿Cómo es posible que a ningún Gobierno le llamara la atención que gente que no tenía un peso y sin trabajar, se habían hecho millonarios en dólares?»

EDUARDO ARSUAGA AUF

1) Usted fue presidente de Defensor Sporting entre 1987 y 2001. Muchos lo consideran el padre de este Defensor que, al menos deportivamente, está muy cerca de los grandes.
(Se ríe) Esto me da vergüenza decirlo, pero parece que estuviera oyendo al maestro Tabárez, porque una vez que había una fiesta en el club, no me acuerdo por qué motivo, recibí un mensaje de texto de él que decía: «Los triunfos siempre tienen muchos padres, pero para mí hay un solo padre del Defensor moderno y ese es usted».

2) ¿Siente que es así?
No, no. Tuve la inmensa fortuna siempre de estar bien rodeado. Cuando llegué a Defensor no quería ser candidato a presidente, había una lucha electoral brutal. Se venía de una elección en la que (Nelson) Landoni le había ganado a Franzini por dos votos, había una lucha tremenda, era muy difícil que los dos grupos se pusieran de acuerdo. Cuando me ofrecieron la candidatura no acepté, pero la presión fue tanta que al final dije que sí. Y dije que lo que más me importaba era la unidad, que si salíamos campeones -como salimos- pero no lográbamos la unidad, me sentiría fracasado. Y puse una condición: si alguien de mi grupo decía algo en contra del otro grupo, inmediatamente renunciaba.

3) ¿Se cumplió con esa condición?
Sí, se cumplió. La directiva quedó integrada por seis miembros de nuestra lista y cinco de la otra, pero como por estatuto el presidente no vota salvo en caso de empate, eran cinco a cinco. En la primera reunión había que nombrar al entrenador. Yo propuse al doctor (Raúl) Moller. Se votó y perdí 10 a 0 (se ríe).

4) Para un estreno como presidente, no fue muy auspicioso.
Sí, pero entonces les dije: todos los votos valen uno, pero si las cosas salen mal al que se va a relajar es al presidente. Entonces les voy a pedir que me dejen nombrar al entrenador. Se votó de nuevo y los integrantes de mi lista votaron mi propuesta: 5 a 5. Entonces definí yo como presidente y nombramos al doctor Moller. Y salimos campeones.

5) Unos años antes, cuando Defensor se convirtió en el primer equipo chico en ganar el Campeonato Uruguayo en 1976, usted era vicepresidente. Fue en plena dictadura y a lo largo de los años mucho se ha especulado con la incidencia de la política de aquel momento en el fútbol. ¿Había tal incidencia?
Incidía en que para ser dirigente tenía que pasar por un filtro. Para las elecciones en Defensor de 1977 yo ni me presenté porque me habían advertido, pero eliminaron a dos candidatos que yo presentaba. Pero eso era en cualquier elección de cualquier institución: había que pasar la lista de los candidatos y ellos borraban.

6) Tenía la letra B o C en lo que se llamaba la «Fe democrática», imagino.
Sí, había unas letras sí. El coronel Hevia, que era uno de los delegados de Defensor y era una persona muy bien, me contó un día: «Ayer estuve con un general y me dijo: ‘qué problema tienen en Defensor con el tupamaro Arsuaga'». Y me dice: «No te quiero asustar, pero sí advertirte, por cualquier cosa». La verdad que no tuve otros problemas, salvo ese de que supe que no me iban a dejar presentarme nuevamente. Ahí no les di el gusto: no me presenté.

7) El presidente de Defensor era Julio César Franzini, un capitán de la Armada. ¿Se hablaba de política en el club?
No, no se hablaba nunca de política. Puede ser que en conversaciones informales entre dirigentes se hablara, pero tampoco lo recuerdo en esa época.

8) El historiador Gerardo Caetano, que era futbolista de aquel Defensor, dijo en este espacio que ese plantel era un grupo muy politizado.
Eso es muy posible, porque el profesor (José Ricardo) De León (entrenador del club en ese período) era comunista. Pero ahí tiene: tanto no hubo interferencia de la política, que el profesor De León pudo dirigir y salir campeón. El único episodio que recuerdo fue cuando un futbolista, Julio Filippini, que ahora es contador, le dedicó un gol a su hermano que estaba preso en el penal de Libertad al hablar por radio después del partido. Ahí lo citaron y le crearon algún problema.

9) Siempre se dijo que De León no llegó a dirigir a la selección en aquella época porque estaba vetado por los militares.
Eso podría ser, yo no tengo constancia. Pero no nos olvidemos que el profesor De León salió campeón uruguayo en el mes de julio del 76 e inmediatamente se fue a dirigir a México. Después se fue a Rosario Central… No sé en qué momento alguien puede haber pensado en él como técnico de la selección. Después vino a Nacional, pero fue en un mal momento de su vida particular.
10) ¿Es cierto que aquella vuelta olímpica al revés que dio Defensor cuando ganó el título fue un mensaje político de protesta?
Eso lo hizo hacer el profesor De León, pero nunca dijo que fuera por eso. De pronto para él lo era, pero quedó como una actitud que reivindicaba que se cambiaba la historia. Ese fue el argumento que siempre dio él. El profesor De León era un hombre maravilloso en el poder de persuasión que tenía y en el convencimiento a los jugadores. Pocas veces he visto a una persona así. Además, yo he visto trabajar a muchos entrenadores porque soy de ir a los entrenamientos, pero él era absolutamente distinto. Está aquella anécdota de que un día, en una práctica, sacó al golero Clavijo y se sentó él en un banquito en el arco porque decía que con la presión que hacía su equipo sobre el rival no le podían patear al arco.

11) Entre las amistades que perdió en algún momento estuvo la de Paco Casal, a quien conocía desde muy joven porque jugó en Defensor.
Bueno, con Casal tuvimos encuentros y desencuentros, pero se dieron durante los 14 años de mi presidencia. En varios períodos estuvimos sin hablarnos, el más largo fue el último, que estuvimos como dos años sin dirigirnos la palabra. Siempre por iniciativa de él; yo decía que no me interesaba pelearme con el contratista más importante del país. Después de la última vez que volvimos a hablarnos, un día se apareció en la sede con Francescoli y Gutiérrez. Ahí me dio un abrazo y le dice a Francescoli: «Nos hemos peleado una cantidad de veces, pero una vez más me la ganó».

12) ¿A qué se refería?
A la venta de Nicolás Olivera.

13) Usted le tiene aprecio a Casal.
Yo no dejo de marcar cosas que de ninguna manera haría, pero él ha sido leal y su palabra para mí siempre ha sido valiosa. Cuando vendimos a Gabriel Álvez a Independiente, nos reunimos con Casal y el presidente de Independiente, que nos preguntó: «¿Cómo podemos financiar esto?» Yo le dije que nosotros no teníamos problemas financieros -eran las épocas buenas- y que podíamos hacerlo en las cuotas que quisiera, pero que exigíamos aval bancario. «Ah no, aval bancario no damos». «Nosotros no financiamos ningún pase sin aval bancario», le dije. Paco, que estaba sentado al lado mío, me decía bajito: «Mire que es un club seguro», pero la cosa seguía trancada. Hasta que en un momento Casal me toca y me dice: «¿Y si la garantía soy yo?». «Ningún problema», le dije. No nos dimos la mano ni firmamos ningún documento. Después, Independiente pagó una cuota… las otras once las pagó Casal.

14) Esa es la parte buena de Casal. ¿Cuál es la parte mala, para el fútbol uruguayo?
Yo creo que lo peor es su ego. Pero digo que es comprensible que un hombre que se hizo desde la modestia y se transformó en un millonario sea vanidoso. Eso hace que en la conversación a veces él sea muy de llevarse a la gente por delante.

15) Usted medió en un diferendo entre los clubes y Casal por la televisación de partidos de la selección en 2011 y él reconoció que cedió por su gestión.
Sí, las dos partes confiaron en mí para intervenir. Me reunía con él en la casa que les había regalado a sus padres y en un momento le llevé una hoja con una serie de proverbios anotados. Uno decía: «Cuando el sabio monta en cólera, deja de ser sabio». Él leyó y a la otra reunión me dijo: «Los voy a hacer encuadrar». Llegó un momento en que nadie aflojaba y el asunto no tenía salida. Entonces le dije a Casal: «Yo voy a dejar, porque si nadie afloja, esto no tiene arreglo». Y él me dice: «Entonces la única solución es que yo ceda». «Eso sería un gesto de grandeza», le contesté. Y él me dijo: «¿Y usted lo diría públicamente?», «Sí, lo diría. Si hay un espacio para que yo hable, de pronto en el acto de firma del contrato, lo digo». Cuando se fue a firmar yo me demoré porque tenía una actividad de Gol al Futuro y de la Asociación me llaman: «Casal dice que no firma si no estás vos». Allá fui, habló primero Casal y después yo, y dije eso. Y ahí él dijo que yo era como un padre para él.

16) Una de las críticas a Casal es que, con su poder económico, estableció una relación de dependencia con muchos clubes y, por ejemplo, se lleva sus futbolistas por cifras que a veces parecen ridículas comparadas con las que después, se dice, obtiene él.
El primer caso de esos fue el de (José) Perdomo, el que jugaba en Peñarol. Damiani lo quería vender y creo que en aquel momento lo que quería sacar eran 50.000 dólares. Entonces vino Casal y le ofreció, supongamos, 100.000. Y se lo vendió. Un día, estando en el mundial de Italia (1990), Damiani me contó: «Yo recibo plata por el pase de Perdomo pero ya no es para mí, es para Casal». Pero esto es como si yo quiero vender mi casa en 100.000 y viene una inmobiliaria y me ofrece 200.000, yo loco de la vida. Si después la venden en 1 millón, viva la cara de ellos. El defecto de Casal en este tema es que a veces hace que el jugador se niegue a ser vendido directamente por el club.

17) ¿Le sucedió eso con jugadores de Defensor?
Con alguno. Pero por ejemplo, cuando vendimos a (Sebastián) Abreu a San Lorenzo, arreglamos todo de club a club y yo le dije al presidente de San Lorenzo: «Usted tiene que hacerle un buen ofrecimiento (al jugador) antes de que hable con su representante». «¿Cuánto sería?» Y le dije una cantidad importante. «Estoy dispuesto a pagarlo», me dijo. Habló con Abreu delante de mí y el Loco dijo: «A mí me sirve, así que voy a firmar». Ese fue otro de mis problemas con Casal.

18) Pero el más grande lo tuvo por la venta de Nicolás Olivera al Valencia español, en 1997.
Sí. Él lo promocionó a Olivera y yo siempre dije que ante igualdad de ofertas, o incluso si la suya estaba cerca, él tenía la prioridad para venderlo. El presidente del Valencia me llamó y me dijo que no quería que interviniera Casal: «me pone el precio por las nubes». Entonces Paco ofreció creo que 1 millón y medio (de dólares), después llegó a 2 millones y yo no me movía: quiero 3 y medio. Vino un alemán y le pedí lo mismo. En el medio, es elegido mejor jugador del mundial juvenil (de 1997). Ahí le dije al técnico en ese momento, Juan Auntchain: «Nico por ahora no juega, porque esto es como comprar un auto nuevo: das una vuelta a la manzana y pierde valor». Entonces Paco subió un poco su oferta, pero Valencia aceptó los 3 y medio y arreglamos. Antes hablé con (Daniel) Delgado, que trabajaba con Casal y le dije la oferta que tenía. «No, nosotros no llegamos» me dijo. El que se rebuscó con todo esto fue Olivera porque ellos (el grupo Casal), para que el pase no se hiciera, pedían más y más para el jugador. El asunto es que se vendió.

19) ¿Valencia cumplió con el pago?
Sí, cumplió perfectamente.

20) ¿Cuál es el secreto para que los contratistas sigan colocando futbolistas uruguayos en Europa, muchos de los cuales después no juegan?
Yo no lo sé, pero uno tiene que pensar que también arreglan dirigentes. Casal hoy trabaja muy poco, hay otros. Un día (Alfredo) Etchandy, que es un crítico de Casal, me dijo: «A medida que conozco otros contratistas mejora mi opinión sobre Casal». Hay contratistas que le sacan al jugador, él no, por algo los jugadores lo adoran. Yo sé que Casal ayuda a mucha gente, además. Un día me dio una lista: eran 100.000 dólares mensuales que repartía entre decenas de personas, algunos ex jugadores. Con algunos nombres me sorprendí. Ha ayudado a mucha gente en situaciones difíciles. (El ex presidente de la AUF, José Luis) Corbo me contó en este mismo lugar, que tuvo un problema no recuerdo si con un nieto y precisaba una cantidad importante de dinero, miles de dólares. Y Casal lo llamó y le ofreció su colaboración y le dijo que no tenía que devolverlo. Corbo le dijo: «Le agradezco en el alma, yo de esto no me olvido, pero afortunadamente tengo cómo resolverlo».

21) También se habla de las listas negras de Casal, de que ha dejado sin trabajo a entrenadores, por ejemplo.
Con nosotros jamás se le ocurrió meterse a poner o sacar un entrenador.

22) Claro, con ustedes no, pero hay clubes que son permeables a su presión por esa dependencia que tienen.
Claro, hay clubes que no pueden oponérsele porque dependen de él. ¡Si les paga todo! Hay una institución que le debe como 3 millones de dólares. Yo le he dicho: «A los que usted les da, pídales lo que quiera. A mí no. Ni mis seres más queridos tienen la seguridad de que usted nunca me dio un peso. El único que está seguro de eso es usted». Casal en el fondo es machete: siempre que he ido a comer con él he pagado yo (se ríe). Le he dicho que a fin de año nunca recibí de él ni siquiera una botella de whisky. ¿Por qué digo esto? Porque se lo agradezco y se lo dije. Cuando Basáñez tuvo aquel problema que le suspendieron la afiliación, él fue con el presidente y secretario a defender la posición del club. Yo le dije que lo lamentaba pero que habíamos resuelto por unanimidad que íbamos a votar en contra de ellos. «No importa, tengo el voto de los otros 12 cuadros», dijo. Y después, cuando vino aquella vez con Francescoli a la sede de Defensor le contó que se había peleado conmigo por eso pero que igual me apreciaba. Y contó otra anécdota de que estaba peleado con otra persona pero también la quería: «Si mañana necesita 100.000 dólares se los doy, pero presidente de la Asociación de ninguna manera».

23) ¿Cree que él o la empresa Tenfield han tenido en los últimos años influencia sobre resultados deportivos?
No, eso jamás. La prueba está en que han descendido cuadros que ellos defendían: Basáñez, por ejemplo. Bajó Cerro, que era otro club que defendían mucho.

24) En 2005 Defensor se negó a jugar la final del campeonato uruguayo con Nacional después de aquel recordado partido que Nacional le ganó a Rocha con un arbitraje muy cuestionado de Gustavo Méndez…
(Interrumpe) Pero eso fue por Figueredo, Casal no tuvo nada que ver. Méndez estaba arreglado por Figueredo. Por eso cuando me dicen que perdimos un campeonato por una cuestión de principios y no conseguimos nada, yo digo: «¿Cómo no conseguimos nada? Conseguimos eliminar a un delincuente como Méndez».

25) ¿Por qué dice que ese problema fue con Figueredo?
Porque Figueredo le hacía arreglar partidos a Méndez. Hay dirigentes que no lo van a decir, pero a mí me han contado que Figueredo los ayudó: «Cuando estábamos en tal posición, por descender o cosas por el estilo, lo fuimos a ver y le decíamos: ‘que el juez no nos mate'». Y dicen que Figueredo les decía: «No, quédense tranquilos». Y en todos los casos que conozco, el juez fue Méndez.

26) ¿Y en esa oportunidad Figueredo quería que Nacional fuera campeón?
Y… lo que no quería era que fuéramos nosotros.

27) Usted en ese momento integraba una comisión de notables de Defensor que aconsejó a la asamblea de socios no presentarse a las finales. ¿Esperaban otro resultado de esa actitud que tomó el club?
No, no, lo que queríamos era que Méndez no arbitrara más.

28) ¿Ese era el único objetivo de la medida? ¿No pretendían destapar esa presunta manipulación de Figueredo?
No. Si hubiera habido otro presidente en la Asociación habría sido distinto. Cuando Defensor salió campeón por primera vez, en 1976, pudo hacerlo porque estaba aquel Consejo Ejecutivo al que se llamó «el ejecutivo de oro». Siempre lo dijimos. Pero salvo el caso de este hombre (Méndez), no creo que ahora ningún juez se venda. Lo que sí hay son presiones.

29) ¿Conoce hechos concretos?
Recuerdo una vez que un juez estaba designado para ir a un sudamericano o un mundial y finalmente no lo mandaron porque Nacional tenía problema con él. Pero antes sí, había jueces que se vendían. Hay un caso que creo que la mutual lo denunció: en el año 87, cuando íbamos a jugar el último partido con Nacional, que si ganábamos éramos campeones, viene Moller y me dice: «Vino Fulano de Tal -un ex juez- y me ofreció la compra del juez que va a arbitrar el partido». «No lo vamos a comprar», le dije yo. Y él me dice: «No, no, no estoy diciendo eso, pero me queda la duda: ¿ahora no irá a hacerle el mismo ofrecimiento a Nacional?». Castagnolo era el presidente del Colegio de Árbitros, y el día del partido lo fui a ver y le conté. La cuestión es que ganamos.
30) Fue citado por la Justicia en agosto para declarar sobre las denuncias contra la Conmebol, que involucran a Figueredo, por el manejo de los derechos de televisación. Usted, según trascendió, expuso su punto de vista pero no presentó ninguna prueba.
Me hicieron una serie de preguntas, pero no concretamente si tenía pruebas de irregularidades. Me preguntaron si conocía dónde trabajaba antes Figueredo, cuál era su situación, cosas que yo sé de memoria. Creo que fue el abogado de él que me preguntó si había hecho la denuncia. Y le dije: «No hice la denuncia porque de la coima nadie da recibo, pero tengo la absoluta convicción de que Figueredo coimeaba». Uno de los hechos que fundamentan esa convicción es un informe de una auditoría sobre la Copa América de 1995 (N. de R.: Figueredo era presidente del Comité Organizador) que hace 231 observaciones, por ejemplo, que se pagaron excesivamente los pasajes aéreos o que de la plata entregada a la delegación de Estados Unidos no hay recibos.

31) ¿Qué pasó con ese informe?
Tengo entendido que desapareció de la AUF y nunca fue tratado, así como desapareció un informe del mundial del 86, donde se nombró una comisión investigadora y su resultado nunca lo vimos.

32) ¿Tiene la convicción de que en la Conmebol funcionaba una red de corrupción que involucraba a sus máximos dirigentes?
¿Cómo es posible que a ningún Gobierno le llamara la atención que gente que no tenía un peso y sin trabajar, se habían hecho millonarios en dólares? Con la ingenuidad que tenía (Hugo) Batalla cuando llegó (a la Conmebol por su carácter de presidente de la AUF) pidió una declaración de bienes de cada uno. Bueno… Se miraron… El otro fue el ingeniero (Héctor) Del Campo, que pidió balances y también lo crucificaron.

33) ¿Puede mencionar alguno de esos nombres que de la nada se hicieron ricos luego de pasar por la Conmebol, sin ser Figueredo?
No sé concretamente la situación económica de cada uno, pero hay situaciones claras. No quiero meterme con gente que no conozco.

34) Ney Castillo dijo en este espacio que no le sorprendió el escándalo de la FIFA, sino cómo muchos que acompañaron a Figueredo se tiraron del barco a los cinco minutos cuando cayó en desgracia.
Sí, eso es vergonzoso. Y me han contado que él estaba muy dolorido por eso. Sucedió lo que sucede siempre. A cualquiera que yo le preguntaba, mano a mano, si tenía alguna duda de que Figueredo coimeaba, me respondía: «¡No! ¿Qué duda voy a tener?» Pero todos igual, al final, votaban. Yo no quiero seguir hablando sobre Figueredo, ya pasó el primer momento, las cosas están en otras manos.

35) ¿Qué siente hoy en relación a esa situación?
A mí me da pena por sus hijos y sus nietos porque en definitiva están pagando ellos por aquello de que lo mejor que se puede dejar como herencia es un apellido limpio. Bueno, él podrá dejar otra cosa, pero un apellido limpio no. Y eso no lo paga él, lo va a pagar su descendencia.

36) Tiene 87 años. Cuando mira para atrás ¿qué ve?
Un montón de recuerdos… de hechos y de personas. Sobre todo de personas.

37) ¿Se siente feliz con la vida que ha llevado?
Feliz no, porque no hay nada peor que llegar a viejo.

38) Pero usted lleva muy bien sus 87 años.
Sí, pero ¿sabe una cosa? En una cena de despedida que se hizo en Gol al Futuro me pidieron que hablara. Yo primero los previne: «A los viejos los hacen hablar y después lo difícil es pararlos» (se ríe). Y después les dije que no hay nada peor que llegar a viejo. ¿Sabe por qué? Porque uno no tiene futuro. Cuando tenía 60, 65 o 70 años todavía podía pensar en dos o tres años para adelante. Ahora, ¿qué voy a pensar? No me compro ni ropa.

39) Puede disfrutar el día de hoy, cada día.
Sí, uno vive a través de los hijos y de los nietos, pero no hay nada de uno. Una vez, hace unos cuantos años, cuando Ceferino Rodríguez era presidente de Nacional, me dice: «Dicen que usted quiere ser presidente de la Asociación». Y yo le respondí: «Yo soy presidente de Defensor electo por los socios hasta tal fecha. Defensor es parte de mi vida, parte de mi familia. Ser presidente de la Asociación sería un halago, pero entre lo que quiero y el halago me voy a quedar siempre con lo que quiero».

40) ¿No le hubiera gustado, después de cumplir una etapa en Defensor, presidir la AUF?
No, no, por eso le digo: para agarrar algo, hubiera vuelto a Defensor. Además le digo: un día vino una chica a hacerle un reportaje a mi señora y le preguntó si le había resultado difícil que yo estuviera tantos años al frente de Defensor. Ella dijo que no, que sabía que a mí me hacía bien. Y entonces la chica le dice: «Y ahora puede ser presidente de la Asociación». ¿Sabe lo que respondió mi señora? «Si es presidente de la Asociación, me voy de casa».
FUENTE: Montevideo Portal | Gerardo Tagliaferro