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El Salto del 900 ya estaba poblado de comercios

TOURuguay en Diario Uruguay.

El centro de nuestra ciudad, transitando el 1900, ya se encontraba poblado de comercios.
En las calles que rodeaba la que siempre fue y hasta hoy lo es, la principal, solía estar Orlando Marciano Menoni y los negocios más reconocidos y de trayectoria, como pueden ser los restaurantes y confiterías como Sorocabana, París, La cosechera, La Ideal, 18 de Julio, entre otras. Los comerciantes que se instalaron primero, como para estrechar vínculos, se reunieron con la idea además, de defender los intereses del comercio minorista, fundando el Centro de Comerciantes Minoristas, en el año 1905.


Finalizado el 1911, en una Asamblea General Extraordinaria, es donde se decide que la sociedad, se llamará: Centro Comercial. Y a partir del 21 de Agosto de 1920, por una propuesta realizada al Centro Comercial por un grupo de Industriales y gremios no afiliados, de poder integrarla, este acepta y pasa a llamarse: Centro Comercial e Industrial de Salto. Nombre que persiste hasta la fecha. Un muy buen conocedor de todo nuestro entorno en la ciudad, es Don Orlando Menoni, con sus 100 años. Que conserva intacta su memoria y es realmente conmovedor oírlo. Recuerda absolutamente todo de su pasado, con detalles de cada realidad que cuenta. Fue un conocido empresario salteño, por haber estado vinculado al medio con su negocio: Confitería Oriental. Con una amplia y emblemática trayectoria.

LA MEMORIA DE ORLANDO

«me instalé con la Confitería Oriental, trabajando durante 22 años, donde realicé trescientas sesenta y una fiestas. Con el honor en ese lapso, de que el presidente de Brasil, me llevara con todo mi personal, a hacer la inauguración del Puente La Concordia en Artigas y Quaraí».

Su salón, estaba ubicado en calle Uruguay a la altura del 500, con un servicio de cien mesas, una excelente atención y sin dudas, la inigualable comida de su esposa Haidé.
Orlando está casado con Haidé, hace 71 años y tuvieron tres hijos: Teresa, Aíde y Orlando Ramón. Y en el año ´71, fue homenajeado por ser el hombre más popular de Salto.
Así comenzó Orlando, el relato de su experiencia de vida en el 1900, en pleno centro de Salto:

“Yo comencé con once años, a aprender del comercio. Me encargaba de levantar el pan, en Panadería Artigas y la carne en la Carnicería Jereijo, llevarlo hasta frente a Granja Santana (Parada Viña), en una jardinera. Y a la vuelta, traía la leche para el centro. Lo hacía en la jardinera, porque había muy pocos vehículos. El tren sí, atravesaba la ciudad en su recorrido.

-Concurría a la escuela con esa edad?
-Sí, yo iba a la Escuela Nº 2 y cuando iba finalizando la primaria, la maestra me pedía que concurriera todos los días, pero mis padres también necesitaban que yo trabajara. Siento unas ganas enormes de ir a esa escuela, me muero de la emoción, si lograra entrar de nuevo en ella. ¡Guardo tantos recuerdos! Pasaron solo casi noventa años, pero recuerdo el nombre de todas las maestras uno por uno. (Las nombra).Con el tiempo y más grande, entré a trabajar en una peluquería en calle Artigas y Piedras y me quedé con el tiempo, instalado allí.

 

-¿Cómo comenzó como confitero?
-No sabía nada de nada al principio. Pero sí unas ganas enormes de salir adelante. Emilio Améndola, era un maestro confitero del cual aprendí mucho. Yo más que confitero, sabía mucho de relaciones públicas. Y me animaba a los eventos, por eso.

¿Tuvo además otras actividades?
En mis comienzos, con 17 años, era cronista deportivo de carreras y bochas, del Diario La Tarde y en Radio Salto. Luego cantinero de Salto Uruguay por cinco años. Con el tiempo, me fui a Montevideo, y el barrio en donde estaba, me homenajeó con el nombre a un club, que se llamó Orlando Menoni F. C, que jugaba en la Liga de Palermo. De allá, era novio a la distancia con Haidé, mi actual esposa, escribiéndole semanalmente, durante cinco años. Luego trabajé en la Intendencia en el Registro Civil, considerado el funcionario más eficiente y comunicativo. Allí aprendí mucho de leyes. Luego renuncié a la Intendencia, y me instalé con la Confitería Oriental, trabajando durante 22 años, donde realicé trescientas sesenta y una fiestas. Con el honor en ese lapso, de que el presidente de Brasil, me llevara con todo mi personal, a hacer la inauguración del Puente La Concordia en Artigas y Quaraí. Acá el Presidente era Pacheco Areco en ese entonces. Luego, llega el homenaje a éste último y fui yo con el servicio de comida y relaciones públicas. Allí lo conocí. Pero eran personas que me llevaban, hacía la fiesta y después nunca más los veía. Me relacionaba con todo el entorno del comercio, incluso, se realizó acá en Salto una cena para mil personas, para el ROTARY Salto y era el DR. Nery Campos Pierre encargado de la fiesta y tenía miedo de que las cosas no salieran bien. Tenía miedo, por ser yo muy joven y con un servicio tan grande, a él le parecía imposible. Trajo un encargado de Montevideo, para que dirigiera todo el evento. Luego que vi cómo lo hacía, lo imité en todo y así realizaba mis eventos. De allí, me fui a Montevideo a realizar una fiesta para seiscientas personas y me animé a hacerlo solo, con mi esposa que me acompañaba en todo y mi personal. Pero todas las confiterías trabajaban bien, hasta que llegó con su negocio Menoni y allí, fue como un receso, porque este empresario acaparó todo.


¿Recuerda algunos comercios de la zona céntrica?
Tomando Uruguay y Córdoba, estaba ubicado frente al ya existente Sanatorio Salto, cruzando la calle, Zapatería El Ruso y en la otra esquina una radio. Y para el oeste, eran infinitos los comercios ubicados por Uruguay. Además existían los domingos a la noche, la Vía Blanca, donde la gente solía caminar por el medio de la calle y era toda una algarabía. Pero muy tranquilo todo y muy pacífico. Por una vereda, la otra, de Uruguay y sin ningún orden, te puedo contar de los comercios, que comenzaban en París Londres ubicada en calle Larrañaga y culminaba en la Plaza Treinta y Tres. Pasando por el Banco Comercial, donde antes había una plazoleta, luego un comercio y luego llegó el Banco, estaba ubicada enfrente, La Favorita y allí, el único ascensor que había en Salto.

Imposible olvidar a Méndez Hnos. Una zapatería, ubicada en Uruguay y Amorín. Enfrente estuvo la Cosechera, Sorocabana, La Fé, una gran tienda. Luego, siguiendo por Uruguay, estaba Tabano, una casa de artículos de frío. Con todo lo que era heladeras. El Hotel Concordia y enfrente la florería Castaños, muy grande. La tienda Alaska, estaba ubicada en el mismo lugar, con una entrada por Grito de Asencio, así como Casa Sixto, con artículos de tienda. Pero también había farmacias, como la Farmacia Calero que se quedó hasta hoy en el mismo lugar. También la Sociedad Italiana, se conserva como hace cien años. Como negocios que existen actualmente. Tal es el caso de Joyería Varesse, la primera joyería en Salto, porque fue fundada en el 1800 y algo, luego surgió Motta y luego Joyería Costa. Pero había de todos los rubros, sin casi faltar ninguno. Muy famoso, también ubicado por Uruguay, el Cambio Guimaraens, así como tantos otros comercios. No había carencias de nada. Lo que sí faltaban, eran edificios. Pero en el 1924, ya estaba el centro bastante poblado. Por falta de tiempo y espacio, me va a quedar mucho por contarte, porque era muy movido nuestro centro. Y existían de todos los rubros, para todas las clases sociales.


¿Las plazas estaban equipadas?
En Plaza Artigas, al principio del 1900, estaba todo vacío, solamente árboles alrededor, hasta que colocaron el monumento a Artigas con otras figuras.

¿Quién hacía la recolección de la ciudad?
La Intendencia se encargaba.
Había constantemente un funcionario que recorría, con una escoba y una pala toda la ciudad y estaba muy limpia. Nunca se veía nada de suciedad en nuestras calles.

¿Se destacaba alguna confitería por sus productos?
En la confitería París, hacían los más ricos caramelos de leche. ¡Los más exquisitos de Salto!

¿Las calles cómo estaban flechadas?
Uruguay, como está ahora, Artigas iba para arriba y calle Brasil tenía una doble vía, que permitía una mejor viabilidad. Hasta para cuando transitaban los ómnibuses y autos que llegaron. Porque hasta ese entonces, alquilábamos las carrosas, incluso para desfilar, con caballos, que hasta yo me disfrazaba. ¡Y una vez lo hice de mujer! (Sonríe).

¿Cambiaron sus nombres?
No, muy poco. De esas principales, quedaron prácticamente como estaban. Es ahora últimamente que lo están haciendo. Las transversales a Uruguay, han cambiado.

¿Con sus cien primaveras, qué cambios ve hoy?
Hay muchos. Principalmente, el cambio mas natural que veo, es el moral. La gente ha cambiado mucho. La confianza que había entre las personas, la palabra, que hoy ya no hay. A mi me pasó que cuando me ofrecen la Confitería Oriental, les respondí: ¿Y con qué te voy a pagar? Y me dijeron: ¡Pero vos no necesitás plata! Y eso qué quería decir, que había una confianza depositada en mí. Y mira que había que laburar sin ni un peso. Eran cuatro billares, cuatrocientas sillas y cien mesas. ¡Y yo sin ni un peso! Lo intentamos nosotros dos y tres hermanos de Haidé y estuve trabajando allí, hasta el año ´75.

¿Cuáles son los mejores recuerdos que guarda de sus años en la ciudad de Salto?
Son todos muy buenos. No tengo ni un enemigo, (sonríe). En las redes sociales, este 10 de enero con motivo de mis 100 años, tengo solamente en una cuenta, setenta y cinco mensajes de felicitaciones, pero además, tengo saludos, desde Suecia, Canadá, Hungría, de España. Así que estoy muy contento con mi Salto y con la placentera vida que el destino me ha deparado.

 

 

 

Fuente: diario El Pueblo