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116 bibliotecas públicas hoy están en funcionamiento en todo el Uruguay

“Es el Ministerio de Educación, coordinando con intendencias y departamentos de Cultura. Esto demuestra que el sistema está de pie, funcionando, intercambiando modalidades y proyectos de trabajo para modernizarse, digitalizar documentos y preservar el papel”, comunicó Trujillo.

En el evento participaron, de forma presencial, 24 bibliotecólogos y bibliotecarios de 12 departamentos; los representantes del resto del país intervinieron de modo virtual.

Trujillo destacó que hacía 11 años que no se realizaba un censo de esta índole y que los resultados mostraron que había 116 de estos centros, en los cuales desempeñan tareas más de 200 funcionarios.

El jerarca señaló la importancia de que la Biblioteca Nacional coordine acciones con el Congreso de Intendentes, los gobiernos departamentales, las dependencias de Cultura y la Biblioteca País, que depende del Plan Ceibal.

“Hay una presencia territorial de la Biblioteca Nacional mucho más fuerte que en años anteriores, en un sistema que es heterogéneo, porque las realidades departamentales son diferentes, debido al tamaño y la conformación demográfica”, precisó.

Asimismo, resaltó el proceso de modernización del acervo bibliográfico, que incluye más de cuatro millones de documentos, incunables, archivos literarios y materiales especiales. Esto es posible gracias a la tecnología, que otorga posibilidades de conexión a través de plataformas o dispositivos, agregó. En ese aspecto, mencionó el proyecto de digitalización de los documentos de medios de prensa del siglo XIX.

El entrevistado informó que la Biblioteca Nacional ofrece sus materiales originales a cada departamento y que cada uno de estos, con su equipamiento y recursos humanos, los digitaliza y luego los envía a una nube alojada en el sitio web de la institución.

“Es un círculo virtuoso que se está llevando adelante en cinco departamentos, y, en breve, se sumarán otros”, acotó Trujillo, quien añadió que la herramienta favorece el acceso de los usuarios a los textos y la preservación de estos.

Asimismo, el jerarca sostuvo que el edificio está otra vez abierto al público, sin aforo. “Tenemos un nivel de actividad normal”, dijo.

La Biblioteca

El 4 de agosto de 1815, el presbítero Dámaso Antonio Larrañaga envió una carta al Cabildo en la cual proponía suplir con buenos libros la falta de maestros e instituciones.

Planteó la necesidad de crear una biblioteca pública donde pudiesen concurrir los jóvenes, y todos aquellos que quisieran acceder al saber.

El propio Larrañaga se ofrecía para desempeñar la función de director, y solicitaba un edificio para instalarla, a lo que responde José Artigas«…yo jamás dejaría de poner el sello de mi aprobación a cualquier obra que en su objetivo llevase esculpido el título de la pública felicidad. Conozco las ventajas de una biblioteca pública y espero que V.S. cooperará con el esfuerzo e influjo a perfeccionarla coadyuvando los heroicos esfuerzos de tan virtuosos ciudadano…».

José Gervasio Artigas, nuestro héroe, quien se hallaba en el Campamento de Purificación, cursó una nota fechada el 12 de agosto de 1815 al Cabildo.

En la misiva daba el visto bueno para que se procediera a la creación de aquella primera Biblioteca Pública.

El 28 de agosto del mismo año, Artigas le escribió a Larrañaga transmitiéndole su convencimiento sobre la utilidad de la iniciativa:

«…y su esperanza de  que el Cabildo continuará con cuanto Ud. juzgue necesario para su mejor adorno y pronto arreglo.»

Un aporte interesante para dotar de libros a la nueva biblioteca, llegó a través del legado del presbítero José Manuel Pérez Castellano, ilustre ciudadano fallecido el 5 de setiembre de 1815, quien legó un importante acervo bibliográfico. A esta donación se sumaron los libros aportados por José Raimundo Guerra, los padres franciscanos y el donativo del propio Larrañaga quien ya poseía en aquella época una vasta colección.

La primera Biblioteca Pública fue instalada en los altos del fuerte de Montevideo, actual Plaza Zabala. El presbítero Larrañaga en su carácter de director, pronunció la «Oración Inaugural», donde expresó: Fuerte de Montevideo. Primer edificio de la primera Biblioteca Nacional, fundada el 26 de mayo de 1816.

«Una biblioteca no es otra cosa que un domicilio o ilustre asamblea en que se reúnen, como de asiento, todos los más sublimes ingenios del orbe literario o por mejor decir, el foco en que se reconcentran las luces más brillantes que se han esparcido por los sabios de todos los países y de todos los tiempos. Estas luces son las que el ilustrado y el Gobierno vienen a hacer comunes a sus conciudadanos.»

Artigas, sensible a la repercusión pública del hecho, dispuso que el 30 de mayo el santo y seña de su ejército en Purificación fuera:

«Sean los orientales tan ilustrados como valientes».