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Museo Chacarero

El épico viaje a Mercedes, Soriano, a jugar al fútbol

La historia del fútbol del Litoral, que muchos dirigentes de hoy no respetan ni una sola palabra


Investigación del  Fútbol Chacarero para DiarioUruguay / Eduardo Mérica. Parte I -Confederación de Fútbol del Litoral. 

“Por ciertos lugares, sólo transitaba un héroe… ”

 

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EL EPICO VIAJE A MERCEDES

“Quiero destacarle señor cronista que en la actualidad con las magníficas carreteras que tenemos y los varios medios de transporte que poseemos, la realización de estos campeonatos y la movilización de los equipos no tienen mayores dificultades, pero el gran mérito de esta competencia es que se ha iniciado y realizado año a año – hace 25 años – épocas en que no existían caminos arreglados, no habían puentes ni calzadas y solamente el alto espíritu deportivo y de sacrificio de todos los dirigentes, jugadores y aficionados de aquellas épocas, pudo permitir que se cumplieran estas magníficas fiestas del deporte. No es posible en esta conversación, relatarle las innumerables peripecias de nuestros viajes, pero para que usted pueda darse una idea de lo que aquello representaba de sacrificios y de voluntad , hasta que a la ligera, le narre nuestro viaje a Mercedes en el año 1924:

“Salimos de Paysandú a las 4 de la mañana en una excursión formada por 8 o 10 autos. Como no podíamos ir por el Camino Nacional, pues el arroyo Negro no daba paso, fuimos por el Paso de la Balsa. Una vez cruzado, seguimos atravesando los campos de Mahilos en los que teníamos que pasar seis porteras para luego pasar el arroyo Bellaco, ayudándonos unos a los otros pues por algo ese arroyo lleva ese nombre, y pocas leguas de allí entrar en los campos de Nueva Mehlem, nos esperaban  12 portones, bañados, los dos arroyos Ramón Grande y Chico que eran casi imposibles de pasar. En esos lugares, sólo transitaba un héroe. Por eso todos los coches iban munidos de palas, tablones, etc., para utilizarlos muchas veces  en el camino. Al salir de esos campos teníamos que afrontar el callejón hasta la entrada al camino de Fray Bentos y si había llovido, aquello era algo horrible, pues las tropas  los dejaban intransitables. El regreso era mucho más serio, pues de noche era común perderse en los potreros de aquella estancia de Nueva Mehlem y era frecuente tener que esperar la madrugada para poder orientarse. En esta excursión llegamos a Mercedes a medio día – ¡8 horas de viaje! – y nos pareció un magnífico paseo”