Inicio » Después de la fundación de la OFI, no era para aceptar la invitación de los «grandes»
Museo Chacarero

Después de la fundación de la OFI, no era para aceptar la invitación de los «grandes»

LO PASADO PRENSADO: LA OFI Y SU PRIMER PAPEL EN 1946

HISTORIA DE LA OFI/Desde Montevideo/Investigación/ Eduardo Mérica para DIARIO URUGUAY.  Capítulo I
POR LOS SIGLOS DE LAS SIGLAS DE LA OFI

NACIDO EL 14 DE JULIO

Como una ráfaga, un rayo misterioso que iluminó el cielo y desató un tornado en un par de segundos, el 14 de julio de 1946 de feliz, auténtica y respetable recordación, nacía la ORGANIZACIÓN DEL FUTBOL DEL INTERIOR (OFI), en medio de incontenibles causas y justas expresiones de independencia y de fueros autónomos materializados frente al desinterés e indiferencia de la entonces Junta Dirigente de la Asociación Uruguaya de Football (AUF), la que ensemismada y limitada por una visión restringida a la actividad montevideana, dejaba de lado los legítimos reclamos y derechos del fútbol chacarero.

Fueron momentos críticos en los que se confrontaron el bien y el mal, la justicia y la injusticia, la razón y lo absurdo, en los que se escuchó el grito lanzado por el inolvidable presidente de la Liga Departamental de Fútbol de Paysandú, doctor Isidoro Leirana Pombo, quien en una carta abierta puso la piedra fundamental en la que se apoyó, fortaleció y se encadenó en unidad inquebrantable de propósitos y fines a todo el fútbol del interior de Uruguay.

¡Hay que decirlo claramente!, Leirana, supo encender el fuego para destruir aquel sistema, vulnerar las teorías y quemar los libros que ya no podían admitir un guión que hoy vale relatarse. Las palabras del doctor Leirana, revelaron verdades de puño y destaparon el manto de olvido, injuria y vergüenza con el que se cubrían y escondían los legítimos derechos del fútbol de tierra adentro. Su «Antiguo Testamento» es al fin el grito libertario que pobló todos los ámbitos de la República, para despertarla de un sueño impuesto y deliberado. A continuación transcribimos lo que escribió el dirigente sanducero, un mes antes de que se lograra la fundación de la OFI en Montevideo, en las propias narices de la dirigencia profesional.

EL ANTIGUO TESTAMENTO DE LEIRANA

ES CIERTO que nuestra nota estuvo concebida en términos poco comedidos.

ES INCIERTO que otras Ligas del Interior hayan encontrado la oportunidad para desahogar enconos contra la Asociación Uruguaya, porque no podemos calificar así el clamor unánime de las Ligas oficiales que reclamaron consideración y justicia ante un organismo superior, que se ha caracterizado por la más absoluta indiferencia, no sólo con los problemas sino también en el trato dispensado.

El asunto no es nuevo, no es de ahora, no es de «oportunidad». Tiene profundas raíces, ya que hace muchos años vienen diciendo y contando sus protestas sin que sus dichos hayan encontrado eco en quienes no han querido oírlas. Todo eso lo saben los señores dirigentes de la Asociación, o mejor la Asociación misma, porque no se trata de una cuestión de hombres, sino de Instituciones y del sistema que orienta a éstas.

Se lo dijimos directamente a sus delegados que concurrieron a los Congresos con carácter de simples espectadores. Pero todo fue en vano. El silencio fue la única respuesta.

ES INCIERTO que reclamemos apoyo a la Junta Dirigente, como se pretende hacer creer, materializando aviesamente un reclamo inspirado en los más nobles y elevados propósitos de justicia. Y es atrevidamente inexacto que las Ligas «hayan evidenciado ser incapaces de dar un solo paso hacia un porvenir mejor » como se estampa con una condenable ligereza de juicio.

Las Ligas del Interior, no reclaman apoyo ni protección de la Junta Dirigente, piden solamente que se respeten sus derechos, que se modifiquen las leoninas disposiciones reglamentarias vigentes, sancionadas con vistas a un centralismo repulsivo, entregándolas esclavizadas a la voluntad omnipotente del fútbol de Montevideo, el que sólo se acuerda del interior nada más que para sacar por eso que, luchamos contra un pulpo que nos absorbe en sus tentáculos, sin creerse obligado a nada, como paladinamente se confiesa.

Hemos luchado y seguimos luchando, en una contienda desigual, con el todopoderoso que legisla, reglamenta, con los ojos puestos hacia adentro, que es ciego y sordo a todo reclamo, indiferente y callado cuando se le formula con amabilidad y que se eriza y rechaza cuando se hace con energía, aunque con la máxima corrección.

NO SE LE PIDE APOYO cuando se le solicita el pase de un jugador, el que no niega ni concede prolongando su silencio por meses y por años, mientras las Ligas esperan y el jugador permanece inhabilitado para actuar, en base a un reglamento que ella (la Asociación) nos impuso a todos, en el que contempla solamente sus exclusivos intereses.

NO SE LE PIDE APOYO cuando se clama una mayor justicia, un mayor respeto a los derechos de las Ligas y los clubes del interior, desconocidos por una reglamentación sancionada «pro domo sua», que le permite monopolizar jugadores, de la misma manera, que se monopolizan los artículos de primera necesidad en las circunstancias actuales, sin solicitar pases, sin pagar indemnización o con una irrisoria suma que ella (la Asociación) ha fijado, y hasta sin dar aviso a las Ligas o clubes interesados.

NO SE LE PIDE APOYO cuando se reclama que impida las «razzias» de jugadores, de esos jugadores que pueden llevar a un porvenir mejor al fútbol del interior, atrapados casi siempre con carácter de prueba mediante el modo de la simple ocupación, como si fueran cosas abandonadas y a los cuales el pulpo insaciable ya no dejará volver, aunque no interesen al sacrificado club montevideano, por simple espíritu de autoridad, de prepotencia o por marcada indiferencia rayana en agraviante desconsideración.

NO ES PEDIR APOYO velar por la situación de esa innumerable pléyade de jugadores (que para el articulista son una docena) perdidos para el fútbol capacitado porque no le fueron eficaces y que la Asociación no se digna atender, porque entiende, despectivamente, que se trata del fútbol chacarero… que no merece ni siquiera la atención de una simple respuesta para quienes se sientan en las altas cumbres del Aconcagua.

NO SE LE PIDE APOYO cuando se reclama mayor respeto y mejor tratamiento en las indemnizaciones, unilateralmente establecidas, arrojada como mendrugo y en base a las cuales los «sacrificados» clubes profesionales hacen brillantes negocios a corto plazo, cobrando cien lo que pagaron uno, lo que les permite realizar «los milagros para enjugar sus déficit», a costa del sacrificio verdadero e indiscutible de nuestro fútbol, que ve desaparecer sin tasa ni medida las mejores figuras de sus fields y por cuyo motivo se encuentra imperiosamente compelido a un injustificado estancamiento que los dirigentes de la gran Urbe atribuyen a incapacidad de los dirigentes locales, siendo que debían empezar por entonar el «mea culpa».

NO SE LE PIDE APOYO cuando se le solicita igualdad de tratamiento con los clubes montevideanos para la decisión de cuestiones idénticas que afectan al mismo tiempo a clubes del interior.

NO ES APOYO sino irritante injusticia, que la Asociación resuelva de una plumada el caso de Fraquelli porque el interesado en obtenerlo es Rampla Juniors de Montevideo, pero que no pueda hacer lo mismo cuando un problema similar interesa a Bella Vista o River Plate de Paysandú, como ocurre con los jugadores Ostuni y Peralta, enrolados como aquél pero en Sud América capitalino, para quienes se contesta con un escueto no procede reglamentariamente; «a pesar de que el club de origen deje de tener interés en ellos desde hace años».

NO SE LE PIDE PROTECCION cuando se le expresa con sinceridad y valentía el desagrado que ha causado la actitud desconsiderada de la Junta Dirigente hacia los miembros del Consejo Permanente del Fútbol del Interior, que tuvieron que renunciar colectivamente por la apatía y la indiferencia absoluta con que fue recibida su gestión por dicha Entidad matriz, que los dejó abandonados a sus solos esfuerzos, sin decirles tan siquiera cual era la órbita en la que podían desarrollar sus funciones.

Es lamentable y decepcionante que quienes han tenido un proceder tan descomedido, pretendan ahora aparecer impermeables a toda crítica o censura, defendiendo con falacias y sofismas una posición o actitud que no tiene ninguna defensa sensata, y que carezcan de la sinceridad necesaria, que tanto dignifica, para confesar sus propios errores.

Es en vano pues, señores dirigentes de la Asociación pretendan asumir la posición de víctimas de los «enconos» de las Ligas del Interior, porque con eso no se convencerán ni ellos mismos, aunque pongan para conseguirlo la buena voluntad que le negaron al fútbol de tierra adentro, para resolver algunos de sus problemas. La culpabilidad que se le atribuye a las Ligas Afiliadas, constituye una afirmación totalmente deleznable y solo pudo existir en la imaginación de quien la hace o de quien por identidad de motivos se ve obligado a pensar de la misma manera, buscando un paliativo que le permita salir con aparente elegancia de la encrucijada a que los condujo su voluntaria indiferencia.

Confesamos lisa y llanamente que no conocemos «la espléndida organización» de los años 1928 a 1930, por cuanto nuestra intervención en las actividades futbolísticas no se remonta a esa fecha.
No dudamos que pudo ser mejor que la que rige actualmente, siendo que en esa época el deporte popular no se había metalizado con el profesionalismo implantado posteriormente …

Pero sorprende sobremanera que la Autoridad Dirigente que todo lo puede, que impone su voluntad y sus leyes como Organismo Superior, sin oír protestas ni reclamos de las Ligas Afiliadas, sin consultarlas ni oírlas para nada de lo que se propone realizar, haya desechado la espléndidez de esa organización para atender la «indisposición» de las Ligas del Interior hacia ella… Si así fuera, ¡cuánta diferencia existiría en la conducta de entonces con la que se sigue ahora!.

Pero como la Asociación actual jamás ha consultado ni atendido lo que podría interesar al fútbol amateur del Interior, cuesta creer en las bellezas y en la espléndidez de esa organización, mientras no se justifique lo contrario.

Cualquiera diría que los señores dirigentes de la Asociación, están dispuestos a realizar una labor tesonera siempre que se lleve a la dirección del fútbol del Interior a hombres capaces de compenetrarse de todos los problemas. Esa promesa o afirmación mueve a risa y nadie que esté medianamente informado puede creer en ellas. La capacidad y compenetración que requieren debe ser en su ánimo sinónimo de sumisión , o sea dirigentes que no digan la verdad con energía, que acepten sus indiferencias y excusas con profundo silencio , ya que los otros no convienen, mientras que con éstos «el mundo seguiría andando» y podrían continuar absorbidos con los problemas que día a día los coloca al borde del fracaso.

Cuesta creer, realmente que se invoque un argumento semejante con tanta importunidad, precisamente en momentos en que se ha producido este debate con motivo de la renuncia del Consejo Permanente.

¿Es que acaso, los señores dimitentes, no reunían las condiciones necesarias de capacidad y comprensión?.

¿Olvida la Junta Dirigente que eran ellos – los miembros renunciantes – los que se proponían estudiar y resolver los múltiples problemas que atañen al fútbol del interior?.

Dichos miembros del Consejo Permanente: ¿Tuvieron gestos destemplados?.
¿Cerraron los ojos a sus propios errores?. ¿Evidenciaron rencores y odios?.

¿Atinaron solamente a mostrar su furor volviendo imposibles los acuerdos?.
¿Quisieron llevarse todo por delante?.

Las Ligas Afiliadas los eligieron para tales cargos y los dejaron actuar con entera libertad durante más de un año. Nada le impusieron ni a ellos ni a la Asociación. Este grupo de hombres capaces bien intencionados, desvinculados de todo apasionamiento, ya que residen en Montevideo, alejados de los lugares donde se sienten las candentes injusticias, se propuso trabajar con intensidad y para ello procuró coordinar su acción con las Autoridades Dirigentes del Fútbol Nacional.

FUERON USTEDES – señores de la Asociación – quienes no les permitieron desarrollar sus funciones.
FUERON USTEDES quienes no les hicieron caso.
FUERON USTEDES quienes no les atendieron, mostrándose indiferentes a todas sus gestiones.
FUERON USTEDES a quienes se les importó un comino de la tarea que iban a emprender.

FUERON USTEDES en una palabra, quienes los obligaron a renunciar como claramente lo establecen en los fundamentos de su dimisión.

FUERON entonces USTEDES los responsables únicos y exclusivos de que no se estudiara un plan y lo presentaran a la Junta Dirigente para su aprobación.

FUERON por consiguiente USTEDES los únicos culpables del fracaso de esa gestión, en la que tantas esperanzas habían puestos las subordinadas Ligas Afiliadas.

Acepten por lo menos esa responsabilidad, que contribuiría a rehabilitarlos de sus equivocadas actitudes, sin pretender buscar culpas ajenas que no existen, tengan al menos esa voluntad de responsabilizarse de sus actos sin pretender escurrirse detrás de una cortina de humo.
«Res non verba» señores de la Junta Dirigente.

(Publicado un mes antes de la fundaciòn de la Organizaciòn del Fùtbol del Interior)

PEÑAROL SALUDO A LOS GRATOS VISITANTES

«La presente nota gràfica fue tomada ayer de tarde en el Club San Josè, en circunstancias en que los representantes de Peñarol, señores Balsàn y Paullier, adelantan los saludos de su club al Presidente del Congreso de las Ligas Afiliadas, Doctor Isidoro Leirana, a la vez que le comunican la resoluciòn del «comando» aurinegro de obsequiarles con un lunch, el que tendrà efecto hoy, a las 19 horas.»

(Diario EL TIEMPO de Montevideo – Domingo 14 de Julio de 1946)