Inicio » A la vista el Museo del Fútbol del estadio Centenario
Museo Chacarero

A la vista el Museo del Fútbol del estadio Centenario

MUSEO DEL FUTBOL URUGUAYO | Desde Redacción |14.07.2015|12:34:00.

El Museo del Fútbol fue creado por la Junta Dirigente de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) con fecha 21 de junio de 1967, en sesión presidida por el brigadier Conrado A. Sáez. El objeto de su creación fue evocar las distintas épocas del fútbol en Uruguay, representando en cada época tres aspectos: el hombre, su actividad en dicho deporte y los hechos destacados a que la misma dio lugar; la vestimenta de los distintos actores en los diferentes períodos; y el ambiente en que se desarrolló como deporte, a través de la evocación de los campos de juego. Durante un trienio se cumplieron tareas preparatorias (búsqueda de documentación en archivos varios: selección y clasificación de material; inventario, fichaje) en la legendaria casona de la institución ubicada en el bicentenario barrio del Cordón, sobre la avenida 18 de Julio, eje de la dinámica montevideana.

Primera etapa El 15 de mayo de 1970 se firmó un acuerdo entre la AUF y la Comisión Administradora del Field Oficial (CAFO), por el cual se ampliaron esas tareas preliminares en un espacio interior del ala izquierda de la tribuna Olímpica del Estadio Centenario, que se adaptaría convenientemente para instalar allí la sede definitiva del Museo del Fútbol, contando para su armado con el invalorable aporte de Marne Rodríguez e inaugurado oficialmente el 15 de diciembre de 1975. Era imposible hallar un lugar mejor que ése, pues el museo funciona dentro de un escenario deportivo que fue declarado por la Federación Internacional de Fútbol Asociado monumento histórico del fútbol mundial, único en el mundo hasta nuestros días. Tiempo después el Museo del Fútbol cierra sus puertas al público pero sigue funcionando internamente gracias al valioso trabajo de funcionarios de la AUF, destacándose la labor de Juan Capelán.

SEGUNDA ETAPA

En octubre de 2004 abre nuevamente sus puertas al público, totalmente reconstruido, gracias al convenio realizado entre la AUF y el Ministerio de Turismo, siendo fundamental la figura del entonces ministro de Turismo, Pedro Bordaberry, en la firma de dicho convenio que se llevó a cabo el 10 de febrero de 2004, así como los arquitectos Juan Deal y Enrique Bañales. Las partes convienen reconstruir el Museo del Fútbol utilizando modernas técnicas museísticas y de exposición, con una sala de exposiciones destinada a revivir la historia del fútbol a través de imágenes y con espacios para venta de artículos y réplicas. El 28 de diciembre de 2004 se firma un convenio entre la AUF y la CAFO por el cual la Asociación cede a la cafo en exclusividad los derechos de administrar y explotar comercialmente en su exclusivo beneficio el Museo del Fútbol. En el momento de su reinauguración el museo consta de dos plantas. En la planta baja se realizan exposiciones temporales, cuenta con una sala auditorio donde se proyectan imágenes de la actuación futbolística de Uruguay, de la construcción del Estadio Centenario y del primer Campeonato Mundial de 1930. En su planta alta se encuentra el acervo permanente del museo: la historia del fútbol uruguayo desde sus comienzos a nuestros días, el mobiliario utilizado en sus inicios en la Sala de Sesiones de la auf y material del fútbol internacional.

ACTUALIDAD

Ante un nuevo modelo de gestión, el Museo del Fútbol asume como misión la de conservar, atesorar, defender y difundir la gloriosa historia del fútbol uruguayo. Sin desmedro de mostrar al visitante lo mejor de su fundamento esencial, es decir, el fútbol, esa función no debe limitarse al diálogo pasivo objeto-espectador, sin más resultado que una expresión de admiración y, en ocasiones, hasta de asombro. Un museo no puede renunciar a vivir, debe trasmitir su encanto, sí, pero también despertar un interés acorde con la trascendencia de lo que atesora. No tiene que limitar su acción, encerrarla en un reflejo del pasado, ha de constituir un ejemplo para la infancia y la juventud, un testimonio de una trayectoria que, como la uruguaya en el fútbol, debe interpretarse y sentirse sin nostalgia. Por el contrario, es una historia que tiene que conocerse y repasarse con alegría y gratitud, con ansias de imitarla y, ¿por qué no?, de superarla. Hay que lograr sensibilizar al público, conseguir que se emocione, reflexione y se identifique con cuanto está viendo, que es una sumatoria de esfuerzo, valentía, audacia, capacitación y fe, que están en la base de las grandes culminaciones. De ahí que la política trazada sea, hoy, la de acercar público de todas las edades al museo o, si se quiere, acercar el museo al público de todas las edades. La respuesta popular ha sido gratificante, escalonando el acceso de grupos de estudiantes mediante convenios realizados con escuelas y liceos, que visitan el museo en promedio de dos grupos por día.

Combinando con agencias de viajes, el museo recibe la visita de “cruceristas” que, en decenas de millares, arriban a nuestro país preferentemente en meses de verano; ofreciéndoles actos de variados matices (aunque siempre emparentados con el fútbol) el museo aumenta cada año considerablemente los índices de asistencia. Es muy importante la dimensión histórica que se le asigna al museo en países de primer plano futbolístico. Esto se ha reflejado en excelentes filmaciones difundidas a través de importantes canales de televisión por cable de Argentina y Alemania. Nosotros hemos impulsado un concepto de historia en movimiento, una historia viva que permita estudiar, investigar, reflexionar, y a la vez confrontar y oponer ideas, convencidos de que la mayor amplitud nos dará sin duda la mayor profundización en la materia. Importantes figuras en lo político, cultural y artístico de todo el mundo visitan el museo año tras año y donan valioso material contribuyendo así, como en otros casos, a que se encuentre allí la “historia viviente del fútbol”.

Tan solo a título de ejemplo, en este nuevo modelo de gestión han concurrido al museo los presidentes de la República durante su mandato, el presidente de la FIFA, la princesa de Japón y representantes diplomáticos de diversas naciones acreditados en nuestro país.

El Museo del Fútbol guarda efectos personales de los grandes campeones: trofeos obtenidos en Juegos Olímpicos y mundiales por el seleccionado nacional, copas ganadas por equipos de clubes en el campo internacional, camisetas, botines, placas, medallas, insignias, banderas, banderines, fotos, cuadros, todo integrado en un acervo excepcional, orgullo de un país que no llega en superficie territorial a los 200 mil kilómetros cuadrados y que apenas supera los 3 millones y medio de habitantes. En ese conjunto de piezas alterna la reinstalación, fiel a la imagen original que lucía en la histórica Sala de Sesiones de la AUF, del mobiliario que rodeaba a la Junta Dirigente y a la Comisión Organizadora del primer Campeonato Mundial de Fútbol, que consagrara vencedor a Uruguay el 30 de julio de 1930.

El Golden Foot a Alcides Ghiggia, las réplicas de las copas Jules Rimet de 1930 y de 1950, la camiseta y los zapatos que usó Obdulio Varela en la final del Mundial de 1950, que fueron declarados monumento histórico en mayo de 2003, la camiseta de José Nasazzi y las medallas que recibió en los Juegos Olímpicos de 1924 y 1928, el Balón Dorado, premio otorgado por la Confederación Brasileña de Deportes a Uruguay, campeón mundial de 1950, la medalla otorgada por la Confederación Sudamericana de Fútbol a Obdulio Varela en reconocimiento a su trayectoria, el Guante de Oro entregado a Matías Cubero en el Mundial sub-17 de 2011, son algunas de las piezas más valiosas que integran el acervo del museo. Todo esto nos permite afirmar sin duda alguna que el Museo del Fútbol contiene un acervo histórico de incalculable valor e importancia que abarca toda la historia del fútbol uruguayo.

En general el público visitante tiene preferencia por el Zakumi (mascota del Campeonato Mundial de 2010), las camisetas de Diego Forlán, los zapatos de Sebastián “Loco” Abreu, la primera Copa América ganada por Uruguay en 1916, las réplicas de las copas Jules Rimet, las camisetas de Obdulio Varela y José Nasazzi, el sector de los Juegos Olímpicos de 1924 y 1928, el de los campeonatos mundiales de 1930 y 1950 y el Golden Foot de Alcides Ghiggia.

COMISION DE AMIGOS DEL MUSEO

El museo cuenta, para su funcionamiento, con la invalorable colaboración de la Comisión de Amigos del Museo del Fútbol, presidida por Raúl Barbero, a quien lo acompaña como secretario Juan Paul Deus. La comisión, integrada por muchas más personalidades no solo ligadas al fútbol sino a la historia y el quehacer de nuestro país, constituye sin duda alguna un invalorable aporte que ha permitido un desarrollo cualitativo superior en nuestra gestión. Cumple no solo funciones de asesoramiento, sino que se ha convertido en una herramienta de trabajo permanente a cuyo resguardo y sabiduría acudimos siempre.

EXTENSION DEL MUSEO

Al mismo tiempo, y sin entrometerse jamás con otras federaciones, el Museo del Fútbol ha abierto generosamente sus puertas y su corazón para exhibir numerosos elementos vinculados a otros deportes que han tenido destacada representación olímpica, como el básquetbol (galería fotográfica), el boxeo (imágenes y guantes de Dogomar Martínez, legendario boxeador de la década del 50 que fue campeón sudamericano, y de Washington “Cuerito” Rodríguez, medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de 1964), remo (remos del singlista Eduardo Risso, medalla de plata en los Juegos Olímpicos de 1948), ciclismo (bicicleta perteneciente a Atilio François, vicecampeón mundial de persecución individual en los mundiales de ciclismo disputados en París en 1947, y un cuarto puesto olímpico en la misma categoría), entre otros. Para esto se cuenta con el apoyo de federaciones, de Panathlon Uruguay, instituciones y aportes individuales.

FENOMENO CULTURAL

Sin descuidar en ningún momento el principal rol del museo, se ha intentado convertirlo en un verdadero fenómeno cultural. Han entrado a nuestro museo en distintas oportunidades, y quedaron para siempre, las artes plásticas (Federico Heredia, Sancho), la pintura (Carlos Páez Vilaró, Gabriela Acevedo), la literatura (presentación de libros: Jorge da Silveira, Roberto Maslíah, Alfredo Etchandy, Willy Viola), el teatro (Teatro Circular, Grupo Fontanarrisa), charlas temáticas (Alejandro Apo, Julio Toyos, Gerardo Caetano) y muchas otras expresiones culturales ligadas al sentir del fútbol considerándolo –como lo es, sin duda– una de las expresiones culturales más importantes de nuestro país. También funciona en nuestro museo una biblioteca que cumple una doble función: la conservación y la consulta de un amplísimo material sobre la historia del fútbol uruguayo y mundial, y recibir y trabajar con historiadores para que cumplan con su fermental tarea de investigación.

EXPOSICIONES ITINERANTES

Al comienzo de la gestión hicimos hincapié en la idea de que la historia que conserva el Museo del Fútbol es la del fútbol uruguayo, no solo el de la capital. Por este motivo el Museo salió a exponer su propuesta a lo largo y ancho de la República, y es así que podemos afirmar que ya recorrimos casi todos los departamentos del país. Invariablemente, en todos los lugares ocurrió lo mismo; fuimos con la intención de aportar y trasmitir parte de la historia, pero fue muchísimo más lo que recogimos, lo que pudimos conocer, crecer en la profundización de la historia futbolística de cada departamento y sumar en definitiva mucho más conocimiento, más historia y muchísimas más anécdotas y situaciones que, teniendo como núcleo el fútbol, han mejorado nuestra gestión.

 

 

Fuente: Mario Romano Alonzo (Es abogado y director general de la Comisión Administradora del Field Oficial (CAFO), Estadio Centenario, y director del Museo del Fútbol).