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Museo Antonio Tormo

Museo de la Radio «Gral. Artigas» Uruguay rescatado de una feria

MUSEO ANTONIO TORMO EN DIARIO URUGUAY

El fundador del Museo Viviente de la Radio y las Comunicaciones del Uruguay “José Gervasio Artigas”, Antonio Tormo, dialogó con La Mañana, y contó sobre su afición por la radio, su colección personal que devino en museo y las actividades que tienen programadas para el 2021.

Antonio Tormo es, además, periodista y radioaficionado. A raíz de su vasta trayectoria en la comunicación fue distinguido como ciudadano ilustre de Montevideo, en 2019. Guardián de la memoria de las comunicaciones uruguayas, cuenta en el museo viviente con más de 1800 ejemplares de todo tipo y color, que hoy buscan una sede en la cual descansar.

¿Cuándo surgió esa afición por la radiofonía y las comunicaciones?

En el 1972 me convertí en radioaficionado. Los radioaficionados somos personas que en aquellos años nos construíamos en forma artesanal nuestros equipos, como los receptores de radio, transmisores, antenas. Después de haber estudiado radio y televisión tenía los conocimientos técnicos, y conocí a un amigo radioaficionado también, Roberto Iglesias, que fue quien me ayudó e impulsó a construir los equipos.

Esto me lleva a la feria, porque en aquellos años allí abundaban los materiales para construir equipos, con la tecnología de la época. Ahí comencé a comprar material, a construirme el primer conversor, un aparato que se instala delante del receptor de radiodifusión común de radio am, y se convierte en un receptor de comunicaciones de onda corta. Eso me llevó a buscar el chasis y los materiales a la feria de Tristán Narvaja.

¿Ahí comenzó la colección que luego derivó en crear el museo?

Si. Fuimos a la feria y no encontré el chasis, pero sí una radio antigua del año 1938, y ahí aparece, sin querer, el primer receptor de radio, que más tarde es la punta del iceberg del museo. El siguiente domingo volvimos a la feria y me compré un cajón de lámparas, puse en marcha el receptor y empezó a funcionar.

El tercer domingo encontré el chasis, y con la ayuda de Roberto construí el transmisor, realicé las gestiones ante la Dirección Nacional de Radiocomunicaciones y me otorgaron la licencia CX8CC, que la tengo hasta la actualidad, y también la licencia especial. Hoy ya tengo licencia avanzada emérita, que es la máxima.

Así fue que la ida a la feria se convirtió en costumbre, fue una máquina de escribir, un radioteletipo, radios a galena, y hoy tenemos más de 1800 piezas, dentro de las cuales hay piezas que son únicas en el Uruguay, y quizá en el mundo. Dentro del acervo tenemos lámparas del inventor de la radio, no sé cómo llegaron acá, pero las compré en la feria. Tenemos lámparas eléctricas del taller de Thomas Alva Edison, filamentos de carbón del año 1909, grabadores de alambre, receptores de radio a galena del año 1923, del 1912, fuimos acumulando una cantidad de materiales, cámaras de televisión, televisores, radioteletipos.

¿Cómo fue el proceso de abrir el primer museo de la radio y las comunicaciones?

El museo arrancó de la mano de amigos radioaficionados, Roberto Iglesias, Carlos Tadeo, Víctor Alvariza Miranda, que éramos todos colegas de radio del barrio. En 1987, abrimos en la calle Rivera y 14 de julio, próximo a Villa Dolores, a las escuelas y la gente del barrio, porque pasaban por la puerta de nuestra casa las clases que iban al zoológico municipal, entonces entraban al museo. Después hicimos un contacto muy lindo con las autoridades que nos mandaban a las escuelas a conocer el museo.

Luego lo inauguramos, oficialmente, con el director de Radiocomunicaciones, el Radio Club Uruguayo, con Radiogrupo Sur, y vecinos del barrio. Eso fue el 15 de mayo de 1991. A partir de ahí estuvimos trece años abiertos al público hasta que cerramos, y nos mudamos. Hace tres años estuvimos en el castillo Idiarte Borda, en Colón, que fue la segunda sede del museo, y ahora hace un año no estamos más en el lugar por un problema entre las autoridades y los dueños del inmueble.

Desde entonces, estamos sin sede, buscando un lugar para instalar el museo y ponerlo al servicio de la gente, como hemos hecho siempre, durante todos estos años.

¿Durante ese proceso han encontrado apoyo de las autoridades y de la sociedad civil?

Yo estoy haciendo gestiones ante el Ministerio de Educación y Cultura, de esta nueva administración, con Antel, intentando conseguir un lugar donde poder reabrirlo. La misión nuestra ha sido poner el material al servicio de la población y la educación. Yo soy el pionero acá, porque después nació el museo de las Telecomunicaciones de Antel, que lo cerraron hace poco.

A partir del museo hemos hecho muchas actividades, por ejemplo, los Premios CX en Comunicación, que es un premio que se entrega anualmente a los medios de comunicación radiales, televisivos y prensa escrita, que ya lleva 24 años, en conjunto con homenajes a personalidades de los medios. En el año 2020 no lo pudimos hacer por la pandemia, pero este año estamos preparándolo en forma virtual.

En 2022, además, se celebran los cien años de la llegada de la radio a nuestro país.

Efectivamente, en el año 2022 estaremos festejando los cien años de la rica historia de la radio uruguaya, y el museo está preparando diversas actividades. Primero vamos a celebrar el centenario con las autoridades, el MEC, el Mintur, ya estamos trabajando juntos para celebrar este hito y, además, vamos a hacer una recorrida por el interior con una exposición conmemorativa, y con entrega de premios y homenajes en varios departamentos.

Vamos a entregar el premio CX en Comunicación especial 100 años de radio en el Uruguay, poner algunas placas en radios pioneras, como la Paradizábal que, a su vez, fue la radio que utilizó el primer medio de publicidad radial de comunicación, y a los seis días de inaugurada se transmitió el primer discurso político en el Uruguay del presidente José Batlle y Ordoñez.

El museo ha recorrido cien años de historia de la radio en Uruguay, ¿cómo ve hoy a la radio frente a la evolución de la tecnología, las redes sociales y el internet?

Algunas radios ya han desaparecido, no solo en Uruguay, sino también en el mundo, esto porque el avance de la tecnología hace que hoy el internet haya acaparado todo. La radio comienza por el ingeniero Marconi y sus sucesores, lo primero que se usó fueron las ondas amortiguadas. Luego, hacia 1918, comienzan las transmisiones de amplitud modulada, cuando nacieron las válvulas de radio. Pero ahora han quedado un poco atrás las emisoras de radio am, y tienden a desaparecer con el tiempo.

Esto responde a un tema de costos, si pones una radio online lo único que necesitas es una computadora, una consola y un micrófono, y un contrato con el servidor que anualmente puede salir en 200 y 500 dólares, y tenes tu radio online que llega a todo el mundo. Eso pasa tanto con la radio como con la televisión.

Cada día estamos viendo más que las emisoras de radio y canales de televisión están instalando su programación en las redes sociales, lo que indica que con el tiempo eso puede convertirse en la norma para las emisoras.

De todos modos, todavía sucede en varios lugares en nuestro país que la radio tradicional sigue teniendo gran relevancia.

En mi opinión, si tengo una radio por aire y la tengo por internet lo que haría es apagar la llave, pero no desarmar la radio, porque ante cualquier eventualidad con la red, basta con levantar la llave y tendríamos la radio en marcha nuevamente. Creo que hay que conservar la radio, tiene que estar lista para salir en cualquier momento.

Los uruguayos estamos bien informados y conectados al mundo en alta velocidad, tenemos un satélite propio de Antel y una gran conexión de fibra óptica, Antel ha estado siempre al servicio de la vanguardia del progreso técnico, y siempre estuvimos avanzados en esa materia. Por ejemplo, cabe mencionar al teléfono, y al pionero fundador, que fue el capitán de la Armada de los EE. UU. Benjamin Dyer Manton, cónsul norteamericano en Colonia del Sacramento, quien tuvo la visión en 1880 de traer los primeros teléfonos al Uruguay. En nuestro museo tenemos los equipos y la verdadera historia, frecuentemente no homenajeada ni conocida.

 

 

Fuente La Mañana