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La OFI

Comunicado de la AIAF: El maltrato a los árbitros del interior

RECIBIMOS Y PUBLICAMOS. A veces, tengo la sensación de que el maltrato y el acoso forman parte de una cotidianidad malentendida. Oímos hablar de maltrato en la pareja, de maltrato escolar o bulling, de maltrato en el trabajo o mobbing e incluso maltrato u hostigamiento institucional. Es tan habitual esta forma de comportamiento que ya la hemos “normalizado” a nivel individual e institucional y sólo en algunos casos se produce rechazo social a este hecho.

 

Invitaría a las instituciones a vestirse de “árbitros” por un día, a transitar la función arbitral, a hablar e interesarse por el trabajo que realizamos los árbitros “in situ”, a que entraran en un terreno de juego o estuvieran un rato en las canchas o estadios de nuestro interior del país.

Cualquier forma de maltrato, incluso el más sutil, es reprobable y deberíamos preguntarnos qué pasa, por qué es tan común y cómo podríamos combatirlo. A nadie nos resultaría admisible el maltrato u hostigamiento a ningún trabajador en ninguna situación por parte de su empleador, pues el trabajador siempre se encuentra en una situación de vulnerabilidad y asimetría moral, colocándole en una posición cuanto menos delicada. Pero por desgracia, el proceso a la inversa también ocurre y eso provoca una actitud defensiva, incómoda, cruel y con efectos devastadores en la adecuada relación patronal-empleados.

El árbitro al fin y al cabo es una persona que merece todo el respeto mientras realiza su trabajo. A toda esta maraña de conflictos se le suman en muchas ocasiones dificultades para trabajar en equipo, por la frecuente situación de mobbing entre compañeros o superiores.

Un caldo de cultivo propicio para las divisiones internas que acaba por generar un ambiente lleno de dificultades y “queman” hasta al más fuerte. Pero quizá el más sutil y casi intangible maltrato es el institucional. Un maltrato que sufrimos los árbitros del Interior a diario y del que ni siquiera se habla ni se pone sobre la mesa de ningún debate político deportivo, ni siquiera en la actual época de integración en los nuevos Estatutos Unificados del Fútbol Uruguayo. El tema está ausente. Parece que al no hablar de ello no existe. Pero sí, si existe y su efecto es brutal porque destruye el ánimo de cualquiera.

No es de recibo que no haya tiempo para poder atender a los árbitros adecuadamente. El reloj se ha convertido en uno de nuestros principales enemigos. Esto lo sufren a diario de una forma superlativa, los compañeros árbitros y sus respectivas Gremiales.

La sobrecarga asistencial provoca errores y mala atención sobre la capacitación y eso cualquiera con un mínimo sentido común lo ve a simple vista. La calidad asistencial está reñida con la cantidad. A todo esto hay que añadirle la burocracia excesiva, con vericuetos múltiples por donde se “pierden los papeles”, por no hablar de la asignación de tareas que no le son propias. Y me pregunto ¿no podemos hacer nada?

Creo que todos tenemos una responsabilidad moral para atajar estos problemas y muchas veces somos los propios árbitros y dirigentes Gremiales los que bajamos la cabeza, nos resignamos y no hacemos nada por mejorarlo. Si no lo hacemos, poco peso ético tendremos a la hora de quejarnos. A la vista está como ya he comentado pues ni siquiera estamos en el debate político deportivo. Simplemente hemos dejado de existir arbitralmente a nivel de integración hablando.

El maltrato institucional que padecemos se traduce, por ejemplo, en campeonatos que no reflejan lo que se pretende hacer ver y reflejar , en la imposibilidad de organizar una agenda de trabajo coherente y proporcionada, en la ausencia de interés por parte de las instituciones del trabajo que cada árbitro o Gremiales del servicio que realizan con la consiguiente desvalorización del árbitro del Interior que se encuentra solo, en el corto placismo a la hora de determinar objetivos, algunos de ellos muy alejados de la realidad y con visión basada meramente en recortes económicos y en la conversión del estatuto es un mero nro de servicios, con encuestas de satisfacción políticamente dirigidas, en lugar de conocer a fondo sus necesidades e intentando buscar soluciones alternativas, sostenibles e innovadoras.

 

Un maltrato que sufrimos los árbitros del Interior a diario y del que ni siquiera se habla ni se pone sobre la mesa de ningún debate político deportivo, ni siquiera en la actual época de integración en los nuevos Estatutos Unificados del Fútbol Uruguayo. El tema está ausente.

El maltrato existe y hay que decirlo alto y claro, sin demasiados tapujos. No es de recibo que los árbitros del Interior estemos en esta encrucijada, porque no nos lo merecemos y nuestros compañeros menos aún. Nuestra profesionalidad es la que nos salva muchas veces y hace que saquemos adelante aún así a muchos compañeros, pero el precio que pagamos es alto y quemarse en este intento resulta ya demasiado fácil, créanme.

A nadie le gusta sentirse ignorado de esta forma. Invitaría a las instituciones a vestirse de “árbitros” por un día, a transitar la función arbitral, a hablar e intersarse por el trabajo que realizamos los árbitros “in situ”, a que entraran en un terreno de juego o estuvieran un rato en las canchas o estadios de nuestro interior del país. Dignidad, compromiso y solidaridad son los valores más ausentes y necesarios para acabar con esta situación tan jocosa. Sin embargo, la realidad habla muchas veces por sí sola.

 

Walter Brajus

Presidente A.I.A.F.