Inicio » «El periodista tiene también su riesgo, tiene que molestar, investigar. Lógicamente el periodista no tiene amigos»
Helarte

«El periodista tiene también su riesgo, tiene que molestar, investigar. Lógicamente el periodista no tiene amigos»

Alberto Rodríguez se hizo periodista, como él dice, de forma accidental, cuando en 1967 ingresó a EL PUEBLO para trabajar de corrector, pero por la formación que traía del Colegio y Liceo Salesianos, se le abrieron las puertas para conocer de primera mano las funciones del periodista, vocación que al fin abrazó con pasión, rectitud y constancia hasta su reciente jubilación como Jefe de Redacción de EL PUEBLO. Pero como también dice, más allá de la jubilación, nunca dejará de ser periodista.

Tras jubilarse luego de toda una vida como periodista, me interesaría saber si tras el retiro dejó de ver la realidad desde la óptica de periodista o ahora la mira desde otra perspectiva.
Si, hace ya un tiempo que estoy jubilado, pero creo que el periodismo es como la docencia, uno después que es periodista o docente, lo es para toda la vida. Quizás cambia el soporte de la forma de expresarse, pero sigue siendo periodista, ese vicio no se lo saca nunca más.

«en Salto sé que hay no más de cinco o seis Licenciados en Comunicación, que es el título que hoy, y desde hace pocos años, genera la universidad en la materia, pero alguien ha dicho que de allí salen comunicólogos, no periodistas»

Entonces, cuando lee las noticias en el diario o las ve en la televisión, ¿las ve en formato periodista, no como una persona común?
Claro, el tema es que uno tiene el hábito de analizar las cosas, de profundizar, de investigar, y con esa lupa lo que ve es bastante desagradable, ya te paso el dato. En materia de comunicación deberíamos distinguir claramente, pero eso es una lucha de toda la vida, lo que es un comunicador de lo que es un periodista. Comunicador es una palabra que no me gusta porque es el que lee los comunicados, y los comunicados generalmente expresan la opinión de otro, de una institución o de las autoridades. El periodismo, para mí, está muy identificado con la investigación, no se contenta con una sola fuente, busca varias, y no se contenta con que fulano dijo esto y mengano dijo lo otro, porque todos son intereses. El periodismo, si se pudiera identificar con algo, debería ser con la búsqueda de la verdad.

 

«El periodismo informativo tiene su propia impronta, su propia forma de redactar y pone sus bases en el tiempo como cualquier otro trabajo, cumpliendo el turno, trabaja duro durante un horario, trata de estar informado y luego va a cobrar su sueldo, pero el periodismo es mucho más que eso».

En ese sentido, ¿cómo está la balanza hoy? ¿Para qué lado se inclina más, para el lado del comunicador o para el lado del periodista?
Lo que no veo son periodistas, veo muchos comunicadores, veo a gente que da tal o cual información, que se dedica a ponerle rostro a la información, al trabajo de otros, lo que es un comunicador, que es el que comunica. Pero veo a muy pocos periodistas, lo cual ya se nace o se aprende también pero cuando se tiene la cabeza abierta, cuando realmente a uno le preocupan los verdaderos valores del periodismo, que son sustanciales en cualquier democracia. Por ejemplo, en Salto sé que hay no más de cinco o seis Licenciados en Comunicación, que es el título que hoy, y desde hace pocos años, genera la universidad en la materia, pero alguien ha dicho que de allí salen comunicólogos, no periodistas. El periodista tiene también su riesgo, tiene que molestar, investigar. Lógicamente el periodista no tiene amigos, en ese sentido es como el policía, pero si cumple bien su función, logra lo que es el bien más preciado para un periodista, que es la credibilidad y el respeto del público. En esto somos sujetos, no somos objeto, por lo tanto, no hay objetividad ninguna porque fuimos educados de determinada manera, con determinados valores, y todo lo que damos, directa o indirectamente, consciente o inconscientemente, también lo hacemos pasar por eso.

«El contacto con la información, estar al tanto de lo que sucede, el contacto con los compañeros, es lo que más se extraña. El estar en la redacción de por sí significa estar al tanto con lo que está pasando»

Justamente, quien haya tenido la oportunidad de seguir sus editoriales podrá corroborar su preocupación por los valores y la ética en la búsqueda de la verdad, ¿qué tan lejos o qué tan cerca estamos hoy, quienes trabajamos en los medios de comunicación, buscando la verdad?
Creo que hay esfuerzos muy encomiables de personas que buscan superarse, que se preocupan por saber, por conocer. El periodismo informativo tiene su propia impronta, su propia forma de redactar y pone sus bases en el tiempo como cualquier otro trabajo, cumpliendo el turno, trabaja duro durante un horario, trata de estar informado y luego va a cobrar su sueldo, pero el periodismo es mucho más que eso. Para decirlo con un ejemplo, cuando el periodista llega a su casa luego de una jornada extenuante, pero de pronto siente la sirena de los bomberos, pero si se tratase de un comunicador, al sentir la sirena pensaría, «si pasó algo grave mañana lo leo en el diario», mientras que el verdadero periodista al sentir la sirena llama a los bomberos para averiguar qué está pasando. El periodista siempre se preocupa por averiguar y por estar detrás de la noticia.

Después de más de 50 años de periodismo, ¿qué es lo que más extraña de haber pasado tantas noches en la redacción de un diario?
El contacto con la información, estar al tanto de lo que sucede, el contacto con los compañeros, es lo que más se extraña. El estar en la redacción de por sí significa estar al tanto con lo que está pasando, o sea, estar mucho más informado, mucho más al tanto y, en definitiva, saber por dónde van las cosas.

En alguna otra charla me ha comentado de las tertulias nocturnas que se armaban en diario EL PUEBLO, ¿qué recuerda de ellas?
Estamos hablando quizás de fines del 60 o principios del 70. Para mí eran muy ricas, se transformaban en una especie de foro de debates donde gente de distinta ideología analizaban y desglosaban los temas. Era gente que concurría al diario de pasada, como a un barco o un boliche, aunque no se vendía nada, solo se discutía. Recuerdo en ese ámbito al cura Pedro Schiavone, al Vasco Arce, que después fue uno de los secretarios del arquitecto (Néstor) Minutti (en la intendencia), Rodríguez del Valle, también estaba Etchevers. Era muy interesante, sobre todo para quien le gusta oír a gente veterana que hablaba de los errores y de los aciertos que se cometían.

¿Se ha perdido la costumbre de debatir ideas?
Sí, y creo que en gran parte se han perdido los valores que venían atrás de las ideas. Tuve la fortuna de conocer a gente muy valiosa, que hacía de los valores como la honestidad, la sinceridad, la justicia un poco su forma de ser, hablo de gente de todos los colores, de todos los partidos. Creo que hoy se ha dejado un poco de lado y nos dedicamos más que nada a destruir. Me acuerdo de Manuel Flores Mora, «Maneco», padre de Manuel Flores Silva, que era el director del semanario Jaque, hablo de los últimos años de la dictadura militar. Y «Maneco», siendo un líder del Partido Colorado, dedicó toda una contratapa a probar que (Vladimir) Roslik, médico de San Javier (Río Negro), había sido asesinado por los militares y que no se había suicidado como decían. «Maneco» es un hombre que siempre lo pongo como ejemplo porque con otra ideología y con todo lo que hacía pensar que se tenía que callar y dejar pasar la cosa, se la jugó y molestó bastante. Al final la historia lo recuerda como una de las personas que hizo de la verdad y la justicia su forma de ser y desenvolverse en la vida.

«Para mí el periodismo es más que nada de investigación, no hay periodismo sin investigación, no hay periodismo sin tratar de hurgar, de molestar, inclusive de asumir riesgos porque el verdadero periodista no tiene amigos»

¿Cómo ha afectado la búsqueda de la verdad la aparición de las redes sociales?
Veo que actualmente hay cuatro medios de comunicación masiva, que son la radio, la televisión, la prensa y ahora actualmente se suma internet con las redes sociales. Hay que tener en cuenta, siempre, para saber si se está ante una información creíble o frente a una versión o a una «fake news» como se llaman ahora a las noticias falsas, es la capacidad de investigar, primero a la fuente, después a los voceros, después de profundizar y no quedarse en que fulano dice tal cosa, que el contrario le dice tal otra. O sea, eso es interpretación, no quiere decir que sea la verdad de un lado o del otro, pero sí que se pueda interpretar los hechos que son realmente irrefutables.


En el marco de lo que fue este viernes un nuevo Día del Periodista, ¿qué reflexión nos puede dejar a quienes tratamos de seguir por este camino?
Para mí el periodismo es más que nada de investigación, no hay periodismo sin investigación, no hay periodismo sin tratar de hurgar, de molestar, inclusive de asumir riesgos porque el verdadero periodista no tiene amigos, como ya le dije, es como la policía, en todo caso se gana el respeto según sea su forma de actuar, por su coherencia. En este sentido, el verdadero periodista debe ir más allá de lo que le dicen, del vocero, de la versión que recoge de alguna fuente, de algún interés o del otro, que obviamente le da su versión de acuerdo a sus intereses para que no se revelen tal cual son los pormenores de los hechos, y porque a veces el contexto termina siendo más importante que el hecho en sí.

Si mal no recuerdo, ¿dentro de una semana se estaría cumpliendo un nuevo aniversario de su ingreso a diario EL PUEBLO?
Exactamente el 2 de noviembre de 1967 ingresé al diario por primera vez. Siempre cuento que ingresé por error o por joda, como decimos nosotros, porque yo había dado un concurso para corrector, que no había ganado, habían ganado otras personas, como Pedrito Quiñones, que fue el gerente del Banco de Seguros y que estudiaba conmigo en el Salesianos, segundo salió Hugo Antúnez, yo había salido tercero. Pero jugaba al fútbol coincidentemente con Juan Carlos Maciel, que falleció hace poco. Y aquel 2 de noviembre justo renuncia el corrector, que avisa a última hora que no irá más a trabajar, entonces me llamaron a mí, porque el morocho que anda siempre mosqueando por ahí dijo «yo tengo un corrector», y así llegué de corrector. Luego vieron que yo estaba bien formado, porque en ese tiempo los sacerdotes del Salesiano hacían mucho hincapié en la ortografía, así que yo estaba bien formado en eso. Así empezó todo.

PERFIL DE ALBERTO RODRÍGUEZ

Casado, tiene 5 hijos y 5 nietos. Es del signo de Sagitario («pero no creo en los horóscopos»). De chiquito quería ser abogado. Es hincha de Dublín Central, cuadro en el que supe ser militar y de Peñarol.

¿Una asignatura pendiente? Seguir aprendiendo. Estoy próximo a los 72 años y sigo leyendo. En este momento estoy releyendo el libro «Cien años de soledad» de García Márquez. Me gusta mucho leer y disfrutar la naturaleza.

¿Una comida? El asado bien regado, mientras más tinto mejor (risas).

¿Un libro? Y podríamos decir «Cien años de soledad».

¿Una película? La sociedad de la nieve.

¿Un hobby? Hacer asados.

¿Qué música escucha? Me gusta mucho las «Cuatro Estaciones» de Vivaldi, no soy de escuchar música, pero cuando escucho, también me gusta la música comprometida, que trate de dejar algo.

¿Qué le gusta de la gente? La honestidad, la justicia, la sinceridad.

¿Qué no le gusta de la gente? La corrupción, la deshonestidad, la falsedad y la injusticia en particular.

 

 

Fuente: diario El Pueblo de Salto