Ariel Moreira, alias “El Cachila”, fue uno de los primeros sospechosos detenidos por el femicidio de Lola Chomnalez, la adolescente argentina de 15 años que a fines de diciembre de 2014 fue asfixiada cuando paseaba por la playa en Barra de Valizas, un balneario agreste del este uruguayo. Él admitió haber tenido contacto con la chica en sus minutos finales. Pero su ADN no apareció entre los objetos de la víctima. Por eso, una fiscal uruguaya pidió, en un procedimiento escrito, que se lo condene a diez años de cárcel por encubrimiento.

En un procedimiento escrito, la representante del Ministerio Público de Rocha solicitó la pena para Ariel Moreira, alias “El Cachila”, quien había reconocido haberse cruzado con la adolescente en la playa de Barra de Valizas el 28 de diciembre de 2014, cuando la chica, de 15 años, fue asfixiada contra la arena
El pedido fue formulado en el marco de un proceso escrito por la fiscal del departamento de Rocha, Jéssica Pereira, ante el juez de Primera Instancia de esa jurisdicción, Juan Manuel Jiménez Vera, quien deberá resolver el requerimiento en los próximos días.
Juan Williman, abogado de los padres de Lola en Uruguay, explicó a la agencia de noticias Télam que la fiscal pidió dicha pena por el delito de “encubrimiento” para El Cachila Moreira, un cuidacoches de 36 años al que los peritajes psiquiátricos y psicológicos a los que fue sometido lo señalan como “mitómano” y con tendencia a irritarse y perder el control de sus impulsos, con desprecio a los derechos de los demás.
Moreira fue detenido por segunda vez el 20 de mayo de 2019; la primera había sido en abril de 2015, y entonces fue liberado rápidamente por falta de pruebas en su contra. El Cachila admitió, en su indagatoria, que se había cruzado con la víctima en la playa el 28 de diciembre de 2014 y que le había ofrecido “una estampita”, pero que luego ella se sintió “mareada”. Dijo que, al auxiliarla, descubrió que la chica “no tenía pulso”, se asustó y se fue.
“Me pecheé con ella. Ella venía por la playa caminando, yo iba para Valizas y ella iba para el otro lado. Yo venía de Aguas Dulces”, declaró el acusado, quien detalló que Lola “venía caminando normal, con la mochila; tenía un short y una blusita fina” y que le ofreció “una estampita”. El fiscal Jorge Vaz, que en ese momento instruía la causa, resaltó que uno de los puntos “más impactantes” del relato de El Cachila fue cuando dijo que la chica comenzó a sentirse mal y él la llevó hasta el bosque, detrás de los médanos, donde se sentaron bajo la sombra de un árbol. “Yo le pregunté qué tenía y me dijo que se sentía mareada. Ahí se sentó y cayó de rodillas. Le tomé el pulso y me asusté, salí y me tomé el ómnibus para Montevideo”, señaló el sospechoso.

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Fuente: La Nación