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PLAN 2030

El peor enemigo de la libertad de prensa

DESDE SALTO OPINA Juan LLantada desde su Facebook.

El peor enemigo de la Libertad de Prensa, es quien abusa de ella; porque al hacerlo, da argumentos a quienes quieren limitarla, regularla, y eventualmente hacerla desaparecer bajo un cúmulo de regulaciones burocráticas, que solo son herramienta de la tiranía, siempre temerosa de la exposición de sus desmanes al conocimiento de la ciudadanía.

Y justamente son quienes abusan de ella, quienes más la invocan. Es el precio de la libertad, y hay que pagarlo sin dudar, porque por desagradable que resulte, siempre es preferible al silencio del miedo administrado por el poder de turno.

Y el humor, insólitamente, suele ser una de las primeras víctimas de la libertad; porque la frontera entre lo divertido, inteligente, ocurrente, pícaro y la zafiedad del insulto del canalla, suele irse desdibujando lentamente.

Basta recordar al formidable grupo de “Decalegrón”, que sintetizaron el llamado “humor uruguayo”, o a “Les Luhiers”, (que siempre les rendían tributo a Espalter, Almada, Raimundo Soto, Berugo Carámbula y siguen nombres…), que se dieron el lujo de hacer una cantata con el texto del prospecto de un laxante, sin caer en ninguna escatología; y compararlo con la grosería “tinelesca” de la barra de imbéciles que han desatado la justa furia de los Riverenses para entenderlo.

Con el antecedente del juez que consideró que escupir al Dr. Jorge Batlle en ejercicio de la Presidencia de la República, era “ejercicio de la libertad de expresión”, no habrá de tener mayores consecuencias la denuncia penal realizada.

No obstante, el mecanismo de la sanción social será algo a considerar. El llamado “principio de delegación” es lo que hace al vínculo entre el lector, oyente o televidente, con la publicación, radio o televisora, y está basando en la coincidencia, la confianza y una valoración personal e intransferible del escritor, locutor, informativista, humorista y/o comunicador, por parte del ciudadano, que aprueba o desaprueba con la compra, o la sintonía, implacablemente.

Creo que la sanción de este grupo de imitadores del grotesco “tinelismo”, que ya están cantando “la palinodia” de sus disculpas insinceras, vendrá por el lado de la sintonía, y el general rechazo a la esclarecedora expresión de su personalidad colectiva, suma de sus tristes y evidentes limitaciones, que será inapelable.