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PLAN 2030

Nos metimos dentro del 8M de Montevideo

Desde Montevideo DIARIO URUGUAY y VOCACION FM Fotoperiodistas Antonella Mérica y Lucía Mérica

Con absoluta normalidad, se desarrolló ayer en Montevideo la multitudinaria marcha convocada por los distintos colectivos feministas. Se estima en unas 300.000 personas la concurrencia aunque un cálculo más afinado podría superar esa cantidad.

FUE Una multitudinaria marcha, que según los cálculos de la policía llegó a las 300.000 personas, POR el centro de Montevideo, desde la plaza del Entrevero hasta la Universidad de la República por la Avenida 18 de Julio.

La movilización comenzó con una concentración en la Plaza Libertad a partir de la hora 17 y marcha por 18 de Julio hacia la explanada de la Universidad de la República. El acto contó con la presencia, por primera vez en su carácter de vicepresidenta de la República, de Beatriz Argimón, activa militante y asidua concurrente a las movilizaciones feministas.

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Las mujeres se embanderaron por una única causa: el fin de la violencia machista que año tras año mata a decenas de mujeres en Uruguay.

La protesta enmarcada en el Día Internacional de la Mujer se extendió por al menos cincuenta países del mundo. En Montevideo, el “paro de mujeres” convocó a una multitud estimada en unas 300 mil personas, la más grande que se recuerde

«Que ser mujer deje de ser una condena», dice uno de los carteles que se eleva por sobre la multitud; la aglomeración de gente intensifica el calor de la tarde de domingo. Según estimaciones iniciales, se esperaban más de 300.000 personas, número que pareció haber quedado corto ante las largas cuadras de almas congregadas por el Día Internacional de la Mujer.

La marcha transcurrió con absoluta calma y normalidad a lo largo y ancho de la principal avenida. En el resto del país, también hubo movilizaciones en distintas ciudades no reportándose ningún tipo de inconveniente.

“Hoy paramos porque la pobreza, el desempleo, la tercerización y la precarización recaen y se profundizan sobre nosotras, más aún en tiempos de crisis. Porque nosotras doblemente oprimidas, seguimos sosteniendo la jornada laboral”,

Las mujeres también se congregaron en algunas ciudades del interior, como Rocha, Maldonado, Paysandú, Salto, San José y Durazno. La movilización venía precedida de algunas amenazas a los colectivos feministas por episodios específicos ocurridos en otros años.

 

En un baño de la Facultad de Psicología alguien escribió una amenaza destinada a un grupo de mujeres que identifica como «feminazis: se les terminó el recreo, si se hacen las locas el 8/3, palo y palo». El gobierno dispuso un operativo especial para controlar y mantener el orden.

La protesta apunta a implementar de forma urgente cambios para alcanzar una verdadera igualdad de derechos y oportunidades así como evitar que más muertes se produzcan.

Según consta en la Orden de Operaciones Nº 18/2020, el cometido de la Policía fue el de «mantener el orden público». Anoche, el secretario de la Presidencia Álvaro Delgado, en declaraciones al programa Séptimo Día de Canal 10, calificó como un «éxito» el dispositivo de seguridad.

En el operativo, participaron funcionarios de la Guardia Republicana, sobre todo mujeres, pero también de Bomberos, Policía de Tránsito, Policía Científica, Investigaciones y observadores del Centro de Comando Unificado.

Fueron las mujeres de a pie, las trabajadoras y las estudiantes, quienes se hicieron oír porque dicen estar “cansadas del patriarcado”.

En base a antecedentes, se establecieron distintos «puntos críticos» que estuvieron vallados. Además, el personal policial filmó la movilización. Estos puntos «críticos» son: la Iglesia del Cordón, el edificio sede de la Suprema Corte de Justicia, el Ministerio de Relaciones Exteriores, el Círculo Militar y el Centro Militar.

El despliegue policial que preparó el Ministerio del Interior incluyó drones, helicópteros. Los efectivos policiales fueron apostados en las calles laterales a 18 de Julio, vallas y vehículos. Varias feministas tildaron de «provocador» el operativo dispuesto por el Interior.

 

La comparsa La Melaza, integrada por mujeres, convocó a sumarse, y además de este grupo, llegaron al costado de la Intendencia de Montevideo, decenas y decenas de chicas y señoras con su tambor para desfilar rumbo a la explanada de la Universidad de la República.

 

Sobre las 18:30 horas, el denominado «bloque antirracista» que abría la marcha comienza a avanzar con los instrumentos de percusión reciclados sonando, que mezclados con los gritos y cánticos hacen temblar el asfalto. La marcha avanza a paso lento, con personas que llegan y se suman desde calles laterales, o esperan en la explanada de la Intendencia de Montevideo (IM) para acoplarse a la marcha.

 

Rodeando la cabeza de la marcha, varias mujeres sostienen un cordón violeta como una forma de contención. «Feminismo es revolución» se escucha, a pesar de la multitud y los miles de sonidos, este cántico toma forma en varias gargantas y se torna atronador.

Una de esas voces es la de Marcela, que marcha «principalmente por nosotras», porque «nos están matando todos los días, no nos reconocen en los trabajos y nos discriminan en los ascensos»; para Marcela «es hora de que luchemos todas juntas contra esto».

Entre la masa también está Silvana Danovich, del Sindicato Único de Trabajadoras Domésticas (SUTD), que marcha por «la necesidad de visualizar a las compañeras que siguen en la lucha desde el silencio». Danovich sostiene que tanto ella como sus compañeras ven «a nuestras empleadoras empoderadas en el 8M, y aun así no respetan los derechos de las trabajadoras, es como irracional.

 

Carteles en mano, remeras con frases como el no al acoso callejero, el basta al patriarcado, ni una menos, “vivas nos queremos”, entre otras, se veían por todos lados y eran exhibidas con mucho orgullo.

 

Juegan a veces ante la necesidad de una trabajadora, madres solteras, jefas de hogar. Al momento de reclamar nos encontramos con un montón de paredes para reivindicar nuestros derechos como mujeres y como trabajadoras».

La marcha continúa con su paso lento pero firme, y se tensa cuando comienza a pasar por la Iglesia del Cordón. Allí, varios agentes de la Guardia Republicana cierran filas tras el vallado. Son mujeres en su mayoría, excepto por algunos hombres que están detrás.

«No puedo creer que pongan mujeres», dice una de las asistentes. Las cámaras se concentran en la iglesia, una institución antigua que ve pasar las reivindicaciones del presente; los cánticos no se hacen esperar: «Iglesia y Estado, asunto separado».

Pasados esos momentos de tensión, ya en el último tramo del recorrido, los ánimos cambian y la movilización se vuelve una fiesta. Al ritmo de la percusión, los cuerpos bailan y cantan rumbo al edificio central de la Universidad de la República (Udelar).

 

“No nos quedaremos calladas. Salimos a la calle denunciando cada feminicidio porque el Estado patriarcal y capitalista, sostiene y reproduce para que todos los días nos violenten, nos golpeen, nos violen, nos maten»

 

Se abre un círculo en plena avenida 18 de Julio, donde tres mujeres yacen en el piso representando a las víctimas de femicidio. Allí, se procede a leer la proclama de la marcha. La proclama de la manifestación, leída en la explanada de la UdelaR a coro por las manifestantes, apuntó a profundizar el feminismo como «herramienta» de la transformación y el cambio social.

La proclama finalizó convocando a llevar al feminismo a las calles, a las casas y a las camas.

«Paridad»

«Paridad» fue la palabra en la pancarta del Centro Josefa Oribe, del Partido Nacional, bajo la que marcharon la vicepresidenta Beatriz Argimón, la senadora Gloria Rodríguez y otras dirigentes y jóvenes del partido nacionalista. Publicaba La República