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Cultura

Susana Lauzarot, Miss Uruguay 1961

Dicen muchacha, que anoche te vieron con un vaso en las manos y que la noche estaba tan fría. Se había perdido tu estrella. Esa estrella lejana que tanto soñaste alcanzar. Ilusiones tejidas en ratos vacíos de una vida con esa pobreza siempre injusta y sufrida.

 

Un día marchaste buscando amaneceres mejores. Volando te fuiste del barrio querido, en alas ansiadas de horizontes venturosos.

Redoblaste las fuerzas por los sueños acunados, tan tuyos. Muchacha simple, humilde, iluminabas la vida con tu belleza humana, siendo luz de esplendor en la vecindad helvética y barrial (Tarrab).
Tu brillo natural, tu figura singular. Flor del pago, fresca y hermosa, pronosticaban primaveras a devenir, esperadas, logradas.

LA CIMA
Entregaste ingenuidad, inocencia, sentimientos sanos y honestos. La vida, como el viento que mueve las cosas, te hizo pagar derecho de piso y no faltaron los buitres demoníacos de personajes perversos que te hirieron, angustiaron, decepcionaron.
Pero tu luminosidad no disminuyó y abrillantó a todo un país.

Década de los 60. La revista mas importante, prestigiosa, valorada con llegada nacional e internacional “Mundo Uruguayo”, con la mayor distinción lograda publicó tu elegancia única en tapa y la máxima condecoración expresiva; “Reina Oriental, Miss Uruguay 1961” Concursando como Susana Ferrari, su nombre artístico.

De Nueva Helvecia, llegó y ganó. Año del centenario. Regalo de una soberbia valoración poco estimada.
Del barrio pobre floreció ella, como tantas, desde ahí se elevo en el esfuerzo de hacer lo mejor por las cosas que la existencia pone como alternativas. Luchando, batallando, poniendo el corazón, buscando sin cesar la esperanzada meta de un pasar más decoroso. Entre espinas y rosas ella lo consiguió. Fue líder al costo de momentos de sinsabores e ingratitudes.

La vida cobra cuando premia.

LAS RAÍCES
Barrio Tarrab, Nueva Helvecia o Colonia Suiza, lo mismo da. Zona de pobreza, vivienda sencilla. El padre guardia civil, respetado, considerado, admirado, tratamiento social adecuado, cordial. Pueblo chico, nada que ver con el presente del policía, en algunos casos, abusadores, prepotentes.
Familia numerosa carenciada, adversidades injustas de una desigualdad social que jamás aceptaré. De ese mundo de privaciones surgió la mas linda helvética, que por única, inolvidable ocasión, fue considerada la mas bella uruguaya. Rescato y enalteció el tesoro natural contenido en la estampa de mujer de arraigo barrial.
Vencedora en el marco de un certamen nacional, un logro magnifico devaluado, ignorado por hipócritas posturas.

MEMORIZANDO
Una tarde-noche, como hay tantas, un boliche como hay muchos, una mesa como hay varias, un amigo como hay pocos.
Dos copas como hay de sobra. El ajetreo popular, igual de cada jornada. “¡Patrón, sirva algo por aquí!”
Un truco por un lado, “¡tengo envido!”. Charlas variadas y altisonantes, oídos sordos, voces graves.
Una bola repiqueteando sobre el costado del verde tapiz de la mesa de billar. Un hombre y su delgado palo, taco, esperando turno.
En la matriz de la conversa mano a mano, el relato de un suceso, en mi concepto, muy destacado, con una protagonista relevante.
Generaciones locales poco agradecidas, sociedad de corta estentórea por acciones personales que debieran ser mucho más valoradas, no ignoradas. Con una especial y profunda sensibilidad, tendrían que ser mas gratificadas.
La vida cuesta.

Hasta Siempre.

Foto principal: Cortesía de “Chorly” Fernández – Abajo edición de abril de 1961 de “Mundo Uruguayo”

 

 

Fuente: Helveciauy