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Cultura

Descendientes de Artigas en Villa Soriano

VEREDAS DE RAMÓN MÉRICA para Diario Uruguay.
¡Cuánto dice una ciudad; construcción humana por excelencia, del alma de sus pobladores! De los de ayer y también de los de hoy. Por eso Montevideo muestra esa compleja relación ambivalente de sus habitantes con los muros que los amparan, generalmente vistos pero no mirados y mucho menos, disfrutados. En “Veredas”, Ramón Mérica desentraña los encantos, historias y misterios que atesora esta ciudad, a través de referencias a arquitectos, historiadores, artistas y de visitas a jardines, iglesias, palacios, domicilios… hoy de Villa Soriano.
QUE OTRO TEMA HABRIA DE ATRAERNOS MAS, EN EL UMBRAL DE ESTE PRIMER NUMERO, QUE LA DESCENDENCIA DEJADA POR ARTIGAS EN NUESTRO DEPARTAMENTO. MAXIME TENIENDO EN CUENTA EL TOTAL DESCONOCIMIENTO EN QUE HASTA AHORA SE HA MANTENIDO, así como las inesperadas revelaciones a que nos han conducido nuestras búsquedas. En nuestro departamento, como ya se sabe, transcurrieron períodos de particular importancia de la vida de Artigas. Centro eventual de sus operaciones militares, nuestro departamento ocupó además un lugar de privilegio dentro de la vida sentimental del héroe. Fue en Soriano, en efecto, donde Artigas vivió su primer amor, cuando tenía veintiseis años de edad.

El episodio no ha podido ser develado en todos sus detalles.
Creemos, sin embargo, poder aclarar algunas importantes circunstancias, desconocidas hasta hoy por quienes han abordado la cuestión que ahora nos ocupa.
Fue por lo menos en 1790, llevado por su afición a las faenas del campo, cuando Artigas se asoció con Chantre, un fuerte hacedando francés y con estancia establecida en las márgenes del Río Queguay, en el
Departamento de Paysandú. Artigas se hizo cargo personalmente del volteo de la hacienda cerril y del acopio de cueros, conquistando pronto fama y ascendiente entre los paisanos por la entereza y decisión conque supo imponerse en una campaña infestada de ladrones y bandidos.

En los viajes que tiene que haber hecho entre la propiedad paterna del Sauce, en el Departamento de Canelones, y la de Chantre, en el Queguay, más de una vez tuvo que haber pasado por Soriano, precisamente, donde conoce a Isabel Sánchez o Isabel Velazco o Velázquez, el primer nombre de mujer que aparece en la vida sentimental de Artigas.

«Salvada del olvido por el amor de un hombre, Isabel Sánchez es una sombra que ha de concretarse muchas
veces, furtiva y melancólica, entre las ruinas de Santo Domingo de Soriano hace tres siglos bullente y populoso pueblo, porque en él la ambición y la fe de los conquistadores hervían como dos ácidos.
Isabel. Solo un nombre…. y un hijo».
Así comienza el Dr. Luis Bonavita el capítulo  primero de su libro «Sombras Heroicas», titulado «Mujeres de Artigas». La historia no ha querido revelar más detalles al respecto. Pero allí queda registrada, en el folio 177
del libro I de Bautismos, actualmente depositado en la Iglesia de Dolores, la siguiente partida:
«Juan Manuel Velazco. En el día 13 de julio de mil setecientos noventa y un años, yo el theniente de Cura bautisé solemnemente a un párbulo que nació el día tres de este mismo mes y año: hijo de Isabel Velazco, natural de este pueblo: al que puse por nombre Juan Manuel. Abuelos matemos Josef Antonio Velazco y Petrona Muriñigo: naturales de esta jurisdicción: fueron  sus padrinos Ambrosio Thadeo Velazco y Juana Velazco: a quienes advertí, etc., etc. y por ser verdad lo firmé: Juan José de Puig. Manuel Antonio de Castro (y Careaga)».
Dos años después, el 14 de agosto de 1793, se halla inscripta a María Clemencia Sánchez, hija de Isabel Sánchez y de «padre no conocido». Figura  como madrina Juana Sánchez, que, en el bautismo de Juan Manuel, aparece con el apellido Velazco, igual que la madre, «de quien la suponemos hermana», dice la

Pasan otros dos años, y el 28 de agosto de 1795 nacía María Agustina Sánchez, hija natural de Isabel y de
«padre no conocido» y por madrina la misma Juana Sánchez. Supone la citada· historiadora que las dos niñas deben haber fallecido en la infancia pues no vuelven a aparecer registradas en los Libros de Soriano.
Nueve años después hallamos la siguiente partida: «María Vicenta: En tres de noviembre de mil ochocientos cuatro, yo el Cura y Vicario interino bautisé solemnemente a una niña que nació el veintinueve de octubre P. P. hija de padres no conocidos: Fueren Padrinos Esmeregildo González, y Margarita Britos, a quienes advertí
el parentesco y demás obligaciones: de q’ certifico: Silverio Antonio Martínez».
AÑO I AGOSTO 31 DE 1950