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Se va la lancha … para siempre. El servicio de lanchas entre los puertos de Salto y Concordia no va más…

CULTURA INTERIOR DE URUGUAY. Antonella Mérica para Diario Uruguay.

«Somos una empresa que cumplimos un servicio social, y no de ahora. Esto viene de la época de mi bisabuelo que la fundó en 1912»

El Puerto de Salto se ubica en la ciudad de Salto, en el departamento del mismo nombre y 13 kilómetros aguas abajo de la represa hidroeléctrica, en la rambla costera y junto al lado Norte de la desembocadura del arroyo Ceibal. Cuenta con un muelle de hormigón armado, construido en los años 1928 a 1931. Está orientado a 010º – 190º en sentido longitudinal al río y tiene 140 metros de longitud y 16,50 de ancho. Y está casi en ángulo recto (098º) con el mismo y del lado Norte, está el muro de contención, que es también muelle de acceso.

El departamento de Salto se ubica en el Litoral Norte, abarcando un área de 14.360 Km² y contando con una población de 117.600 habitantes.
Limita al norte con el departamento de Artigas, al Este con los departamentos de Rivera y Tacuarembó, por el Sur el departamento de Paysandú y al Oeste el río Uruguay quién nos separa de la República Argentina.

Salto fue creado en el año 1837; y la ciudad en 1756. Se levanta en uno de los parajes más hermosos del Litoral del río Uruguay, a corta distancia de los saltos que forma ese río, llamados Salto Grande y Salto Chico y de allí ha tomado su denominación. Su capital (SALTO) dista de Montevideo 495 Km. por ruta 3 «Gral. José Artigas». Su población de acuerdo a los datos suministrados por el Censo de Población y Vivienda de 1996 asciende a la cantidad de 98.000 habitantes.

En su génesis, Concordia fue puerto

Sobran antecedentes para entender hasta qué punto, en su génesis, Concordia y su puerto fueron una misma cosa.

En 1838, cuando la ciudad ni siquiera había cumplido 10 años, en solo un mes habían salido 22 embarcaciones, según una planilla rescatada por Heriberto María Pezzarini y Rosa María Reissenweber, autores de la Historia de Concordia, un libro que ya lleva cuatro tomos y que debería ser de lectura obligatoria en las escuelas. Por ejemplo, entre 1882 y 1883, al Puerto de Concordia ingresaron 2.243 buques.

EL CERO KILO:«Cortaron por lo más fino, que fue el de impedir que la gente pobre fuera a llenar el bolso con comestibles al otro lado del río —como siempre ocurrió—, mientras que en las camionetas 4×4 que pasan por el puente de Salto Grande no se ve lo que ingresa de la Argentina»

La tercera aduana del país: Concordia

Concordia nació esencialmente como puerto y que, allá por el año 1879, era tal su pujanza que la localidad fue elegida para ser sede de la tercera Exposición y Feria Industrial Agrícola y Ganadera. La primera se había hecho en Córdoba y la segunda en Buenos Aires. Otro dato habla por sí mismo: la aduana de Concordia llegó a ocupar en 1880 el tercer lugar en el orden nacional, sólo superada por Buenos Aires y Rosario. Pero fue recién en 1904 cuando el puerto, con la fisonomía que aún hoy conserva, fue formalmente inaugurado, unos metros más al sur del Manzores. Lo paradójico de aquella obra es que llegó tarde, porque fue construida justo cuando la navegación por el río Uruguay hasta Concordia había comenzado a declinar por la falta de calado, crisis que el tendido de las vías ferroviarias a Buenos Aires profundizaría aún más. Ni barcos, ni trenes: Sólo camiones.

Nació y se volvió pujante en el siglo XIX con el apogeo de los barcos. Pudo luego subirse a la locomotora del progreso al ser sede del Ferrocarril General Urquiza. Pero al acercarse el fin del siglo XX, se quedó ya no sólo sin buques sino también sin trenes, apostando todo a la ruta 14 y a un aeropuerto de cargas que por ahora es sólo un anhelo. Y es que a diferencia de tantos países exitosos donde los diferentes medios de transporte se complementaron y potenciaron unos con otros, Argentina incurrió en el despropósito de quedarse sólo con el camión, un modelo que perjudicó sobremanera a ciudades como Concordia, cuyo surgimiento y posterior crecimiento habían dependido de la navegación y el ferrocarril.

«Cuando a los uruguayos les convenía el precio de la canasta familiar en Argentina, iban hasta allá y cuando se daba vuelta la tortilla venían ellos para acá. Con esto se está castigando a los más humildes»

 

Nos despertamos con la mala noticia

Servicio fluvial Salto-Concordia está suspendido por 90 días y podría dejar de funcionar definitivamente, es el titular de Diario Cambio de Salto, del miércoles 31 de octubre de 2018, y en su copete cuenta:»El servicio de transporte de pasajeros por el río Uruguay está suspendido por 90 días.

Este servicio Salto-Concordia, iniciado por Demetrio Sancristóbal, data de aproximadamente 90 años, con lanchas que generalmente eran muy precarias y trasladaban como máximo a 10 pasajeros, tenían motor a nafta adaptados a motores náuticos porque no existían en aquella época una industria náutica. En la década del 70 -en la dictadura militar- prohíben algunas embarcaciones e imponen medidas a las nuevas, a raíz de eso se construyen lanchas con capacidad hasta 160 pasajeros.

«Hay días que no desquitamos ni el combustible pero tenemos que ir porque hay personas que trabajan del otro lado y no tienen otro medio de transporte, o turistas que quieren utilizar este medio por placer»

«Si no tenemos un apoyo, o si no nos quitan algunos impuestos del servicio de lanchas no vamos a poder seguir funcionando», expresó Sancristóbal.

 

DATOS A TENER EN CUENTA

Sancristóbal señaló que movilizar la embarcación para cubrir la línea entre los puertos de ambas ciudades del litoral le implica el consumo de 25 litros de gas oil.
Se sabe hoy que con un promedio de veinte pasajeros diarios se podría mantener el servicio básico.
Los distintos impuestos que demandan un desembolso anual por el servicio son: de $ 66.000 a Prefectura; otros $ 11.000 mensuales para el BPS; 128 dólares para el Banco de Seguros; $ 4.500 para Migración, más otro canon que es de $ 128 por viaje.
Con el paso del tiempo se fue reduciendo el volumen de personas que viajaban a través del río, pero se mantenía entre cuatro y cinco frecuencias diarias.
Se hizo un balance donde pudieron detectar que en los últimos siete meses se perdieron más de 1.000 dólares mensuales.
Sancristóbal recordó que en la época de 1985, la empresa llegaba a trasladar hacia Concordia hasta 5.000 personas por día.
El propietario de la empresa fluvial explicó que si no fuera por ese servicio de pasajeros, el puerto local no tendría ninguna otra actividad.
«Dejamos de cumplir con los servicios los sábados, domingos y feriados porque es imposible pagar más impuestos».
Se trasladaba a mucha gente a Concordia y posteriormente la dictadura implementó un impuesto donde se cobraba 200 pesos a las personas que salían del país.
Hubo hasta dos empresas de lanchas, una uruguaya y otra argentina.
En el 2013 se implementa por el gobierno del Frente Amplio, el cero kilo y se aplica a rajatabla en el Puerto de Salto, medida que durante casi 5 años no fue igual en el puente.
En el año 2017 el servicio argentino cierra definitivamente el servicio.
Los empresarios salteños abrieron una empresa en el país hermano y en ese momento se pensó que se podía revertir la situación.
El pasaje a Concordia tiene un costo de 150 pesos uruguayos la ida y el retorno 150 pesos argentinos, para ir y volver son necesarios al menos 5 pasajeros para cubrir el costo de combustible, más los costos de tripulante, migración y otros gastos y se llegó a la conclusión que la inviabilidad económica del servicio afecta y mucho.
La empresa que se dedica a la comunicación entre Argentina y Uruguay a través del río cerrará el servicio por falta de apoyo e interés de la población en general.
Extendido sobre la espléndida Avenida Costanera, el Puerto de Concordia recuerda una historia que comenzara con su construcción en 1904, concretada en dos niveles a causa de las irregularidades del río Uruguay.
La importancia comercial que tuvo la ciudad de Concordia hasta la finalización de la Primera Guerra Mundial, dio lugar a la instalación de barracas que aún parecieran contemplarse.
La tradicional propuesta de viajar a la vecina ciudad entrerriana de Concordia, utilizando el medio fluvial, se cayó para siempre.
Así lo decidió la empresa local Sancristobal, que fundó Don Demetrio Sancristobal y que en los últimos años, gestionaban la segunda y tercera generación de esa conocida y apreciada familia.
El puente rodovial de Salto Grande, y las frecuencias de ómnibus, además del notorio uso de vehículos particulares, la demanda del servicio de lanchas entre ambas ciudades, fue cayendo notoriamente.
En 2014,  las lanchas de Sancristóbal habían en un 80% el número de pasajeros .