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¿Quién tiene el timón?, pregunta Beatriz Marenco

LA OPINIÓN EN EL URUGUAY. Desde Montevideo/ Esc. Beatriz Marenco/Directora de Relaciones Institucionales CELADE para Diario Uruguay.

Muchas veces y no solo por este medio he afirmado la importancia de la familia en la educación de un niño. El ámbito educativo donde se desarrolla constituye el otro pilar fundamental.

Nuevamente hoy me levanto y me retiro de una reunión escolar, y con múltiples actividades que atender decidí que nada sería más importante que asistir a escuchar lo que las maestras nos transmitirían sobre el trabajo anual. No todos siempre pueden concurrir, los horarios laborales lo impiden, lo impide la desidia también, lo impide la indiferencia. Con acierto las maestras proponen año a año un trabajo en equipo, de ida y vuelta, de devolución, de escucharse mutuamente, de atención en tiempos difíciles como los que vivimos.

Reconociendo que los padres son un factor importante en la educación, también afirmo que la buena formación del docente lo es, porque el nivel de los alumnos depende del nivel de los docentes, por lo que trabajar en formación es necesario siempre.

La familia como pilar fundamental, y sin intención de atender a su clasificación, en definitiva familia es, es la cuna donde un niño comienza a conocer los valores de respeto, tolerancia, comunicación, trabajo y esfuerzo, y se comienzan a absorber los ejemplos que lo marcaran de por vida. La mejora de su condición y su consolidación como núcleo de la sociedad reclama a gritos la intervención de las políticas sociales y económicas del Estado para llegar y acercarse a todos los hogares, necesariamente a los más pobres.

La falta de esos valores, más las tímidas intervenciones, de quienes deben velar por ellos y que evidencian cada vez más el deterioro de la misma hacen que el camino más fácil, como lo vi hoy, como lo veo siempre que concurro a una reunión de padres cualquiera sea su ámbito, sea trasladar esa ausencia y responsabilidad a otro, porque un culpable debe haber y ese nunca es uno.

Entonces que un niño no lea, es responsabilidad del docente, que no use un correcto vocabulario es responsabilidad del docente y si no tiene un pensamiento lógico también lo es y si no sabe interpretar algo, es porque no le explican, pero se cuestiona la enseñanza de la Revolución Francesa porque no se entiende cuál es su propósito, si un niño finalmente quiere ser carpintero.

¿Cómo se exige sin atender lo que se da? si un adulto padre o madre (varios), en una reunión no saben interpretar, lo que un docente está tratando de explicar , es incapaz de asumir tareas, de asumir responsabilidades, de cuidar su propio vocabulario, de no inculcar el trabajo, al contrario alentar la apatía, y el mínimo esfuerzo, más negarse a adquirir un conocimiento de tal importancia como un hecho que transformó al mundo, me pregunto cómo le puede exigir a ese docente que asuma toda la responsabilidad educativa.

En qué cabeza cabe exigirles, confrontarlos, y conminarlos a tomar “el timón”, a que se ocupen de niños, que entre tantas cosas, hoy también están sumidos en la tecnología, al que no se les fomenta ni leer, ni escribir, ni pensar.

Razonemos en definitiva que esa tecnología, de la que tanto se hace alarde, no mejora su aprendizaje, ni enseña a comprender ni a mejorar su vocabulario, pero si resulta positiva cuando estos aspectos se tienen, existen y se fomentan.

Es preocupante este indicador que sumado a otros estamos atravesando en esta sociedad, y que advierten de un gran declive a nivel cultural.

Buena fue la advertencia de una madre que al oído me dijo, de quien minutos antes reclamaba esa toma de timón, que en su buzo y sobre sus hombros tenía estampado uno.
¿Quién tiene el timón?