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Este Sur

Hoy jugamos con… no contra

LA OPINION EN EL URUGUAY. Desde Montevideo/Esc. Beatriz Marenco, Directora de Relaciones Institucionales CELADE, para Diario Uruguay.

 

«Con la misma vehemencia que pedimos embanderarnos “pacíficamente” embestimos al otro por su diferente color»

 

Madres y padres, adosados contra alambrados, apoyados en barandas lanzando agravios, dispuestos a denostar de cualquier forma al otro, activos asistentes en espectáculos deportivos, con sus pequeños testigos presenciales, que  suelen cambiar de rol cuando son ellos quienes juegan.

Situaciones cotidianas en donde se repudia la agresión, la  intolerancia, pero se responde a la violencia con más violencia, apelamos a la condescendencia  cuando  el trato es hacia uno, pero somos intransigentes cuando del otro se trata.

Alentamos el deporte en los niños, inspirados en la necesidad de brindar esa imagen positiva permitiendo que desarrollen a través del mismo destrezas físicas y que pueda también atender a lo lúdico como indispensable en ese aprendizaje, pero de forma antagónica, les mostramos actitudes irascibles, que nada se condicen con el deporte, demostrando esa hipocresía natural del ser humano.

Con la misma vehemencia que pedimos embanderarnos “pacíficamente” embestimos al otro por su diferente color.

Freud hablaba de proyección psicológica, aquella en donde las personas no consiguen reconocer sus propias imperfecciones que tienen consecuencias en el resto de las personas. Un auto engaño sería.

La escritora Isabel Cañelles en su breve relato “Pacifismo mal entendido”… nos acerca una reflexión que cuenta…  “Estamos comiendo con mi madre y con Germán.

-Papá ¿en la guerra moría mucha gente?- pregunta Elmo.- Mucha.

Y todavía sigue muriendo gente en las guerras- dice Germán. MI madre interviene.

– No debería haber guerras. Son horribles.

¿Sabes que haría yo para que no hubieren guerras?- dice Elmo con entusiasmo.- ¿Qué?- le preguntamos intrigados.

-Mataría  a todos los soldados- dice convencido. Así no habría más guerras. Simple relato que pone de manifiesto que los seres humanos somos muy incompetentes a la hora de evitar la violencia y si bien inculcamos a los niños que la violencia es mala nuestra respuesta más lucida  es ser más violentos, y que a veces nos devuelven esta pedagogía con una bofetada de argumentaciones inocentes.

Suelo creer también con cierto pesar, que esas actitudes de arrebato coadyuvan y ese desmedido fervor que muchas veces se profesa se traslada arteramente a un niño en una  exigencia que se pone de manifiesto cuando de posicionarlos en una meta deportiva se trata, transformándolos en sujetos de rendimiento extremo, y olvidando su pura e ingenua necesidad de jugar con, no contra… tan importante en edades tempranas y que más allá de los talentos naturales de cada uno, siempre será bueno recordarles y enseñarles que se juega con el corazón, como nos dice Xesco Espar, exitoso entrenador  español de balonmano… “porque  importante es luchar, porque luchar está al alcance de todos.”