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Museo Chacarero

Las maravillosas sirenas sanduceras fueron las Norbis

MUSEO CHACARERO. Desde Paysandú, JUCEDA.

María Rosa; no fue tan grande como Ana María “porque se aburrió de ganar”

María Rosa y Ana María caminando por la plaza Artigas, la de su barrio, Por Leandro Gómez a dos cuadras y media hacia el oeste estaba su hogar. María Rosa con Esteban “Cuerito” Masseilot fueron los dos primeros campeones nacionales defendiendo al Remeros Paysandú.

20 de febrero de 1959. María Rosa Norbis, del Club Remeros Paysandú, baja el récord nacional de natación en la distancia de 200 mts. pecho con 3min. 24seg.en la pileta de Trouville, de Montevideo.

Un día después establece el récord nacional de 100 mts. pecho con la marca de 1 min. 32seg 2/10 y el 22 de febrero, el de 200 mts. estilo mariposa con 3min.30seg.

Ya nadie duda que Carlos Scanavino y Ana María Norbis por los siglos de los siglos son los grandes “monstruos sagrados” de la natación, no solo de Paysandú, sino del Uruguay. Y de los mejores de Sudamérica.

Pero hay una historia, que la sabíamos, y que pocos la conocen. Paysandú y la natación uruguaya, muy bien pudo tener otra nadadora del nivel de Ana María. ¿Quién? Nada menos que María Rosa, su hermana mayor.

La zona portuaria, con el puerto funcionando a pleno, era como un centro comercial de la ciudad. Y tener tan cerquita al Remeros cuando la ciudad aprendía a nadar en el club del rombo blanco. Era obvio que por allí estaría su niñez y juventud.

María Rosa fue la primera campeona nacional defendiendo al Remeros. Esta página que reproducimos de la historia de Paysandú, año 59, lo certifica. La sanducera Rosa Pérez Zeni en 1941 ya residía en la capital entonces cuando fue campeona y competía por clubes capitalinos.

¿Qué pasó que María Rosa no aparece en los grandes titulares de la natación? Pues es muy simple. Nos lo dijo Wilfredo Raymondo en su momento y luego lo certificó Irene Sosa, “se cansó de ganar, de hacerlo tan fácil, que se aburrió” y archivó la natación competitiva.

Irene Sosa lo contó así
Una excelente periodista y muy buena compañera de tareas en el diario local, Carol Guilleminot Coello, entrevistó a Irene Sosa para la revista Quinto Día de El Telégrafo, el 18 de febrero de 1994. De esa excelente nota extractamos parte de la misma, donde hace referencia a las hermanas Norbis, María Rosa y Ana María. Nadie como la recordada Irene con “toda una vida” enseñando a nadar en el Remeros, para contarlo.
Puesta a recordar los aspectos más sobresalientes de su vida, Irene aseguró:

“Te garantizo que tuve grandes satisfacciones en aquellos veranos en el río. Entre sus alumnos recuerdo a Ana María Norbis una campeona sudamericana que ‘salió’ del río Uruguay”, a Esteban Masseilot y María Rosa Norbis, quienes fueron los primeros campeones nacionales de natación del Remeros.
Posiblemente María Rosa nadaba mejor que Ana María, pero no encontraba competidores que le hicieran fuerza y entonces se aburrió y dejó de nadar.
Nunca voy a olvidar la noche en que El Telégrafo hizo sonar una sirena que se oía desde todo el centro de Paysandú porque Ana María había salido campeona sudamericana. Yo le había enseñado a nadar, la descubrí. Le enseñé crawl y espalda”.

Un día me dice Raymondo: “Negra, mirá que me voy al río a hacer remo. Te dejo libre la piscina por si querés trabajar”. Y allí estaban las hermanas Norbis jugando. Ellas me dijeron: “mirá que no te vamos a molestar. Vamos a hacer una competencia entre nosotras”. Ellas normalmente nadaban libre y espalda pero en esta ocasión decidieron hacer un cambio. Entre ellas se dio este diálogo:
–¿Vos qué hacés?
–Mariposa.
–Bueno, entonces yo hago pecho…
Y se tiraron al agua. Me puse a mirarlas y ¡qué divino como nadaban! Nadaban perfecto. Cuando vino Raymondo le dije que si necesitaba pechista o mariposista las dos chiquilinas Norbis andaban que era un espectáculo. Las estuvo mirando, se embaló y empezó a trabajar con ellas pecho y mariposa. El tiempo demostró que Ana María tenía razón.

«Para que veas la calidad que tenía Ana María, te voy a contar una cosa que nos pasó en Concepción del Uruguay donde habíamos ido a competir por la Copa Marcó. Las cosas se habían dado de tal forma que nos jugábamos la vida en una posta de 4 por 100 libre. Si ganábamos salíamos campeones y si no perdíamos el campeonato. La mayoría de los competidores nadaban crawl –que es el estilo más rápido– y un club competidor nos llevaba 25 metros de ventaja cuando se tiró al agua Ana María que, nadando mariposa comenzó a descontar y descontar y descontar. Fue la única vez que yo vi que a Raymondo se le caían las lágrimas. Y Ana María descontaba y descontaba con aquel estilo tan suyo…y no solo que alcanzó al otro competidor sino que entregó la posta con una diferencia de cinco o más metros.
A Ana María si no la hubiera descubierto yo, lo habría hecho cualquier otra persona porque ella ya nació para ser nadadora”.