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El periodista AVLIS, y su investigación histórica del origen uruguayo de Carlos Gardel

HELARTE CON LOS URUGUAYOS. Criticado, agraviado, escarnecido por quienes pergeñaron el fraude del Gardel francés y por quienes por desconocimiento, ingenuidad o fanatismo no consiguieron nunca darse cuenta de que fueron engañados, la figura de Erasmo Silva Cabrera se agiganta con el tiempo.
Su profunda investigación y su lúcida interpretación de los hechos han ido demostrando con el correr de los años, la pertenencia del cantor a una distinguida familia y su nacimiento en Tacuarembó.
Incansable y minucioso, no dejaba pista sin recorrer, testigo sin entrevistar ni documento sin recopilar.
Los errores cometidos, plenamente justificados por la cantidad de prejuicios y falsedades enquistados en la sociedad que tuvo que vencer, han sido mínimos, comparados con la cantidad de sus aciertos.
Hoy, una calle de Tacuarembó lleva su nombre. En cambio, nadie recuerda los nombres de quienes se burlaban de él.
«Como la obra del propio Gardel, la investigación de Erasmo Silva Cabrera no ha perdido ni perderá jamás su vigencia.»

«Gardel nació en Tacuarembó, pero AVLIS nació en Touluse».

Con esta definición burlona solíamos saludar el ingreso de Erasmo Silva Cabrera («AVLIS») en la redacción de El País, allá por los años 60 cuando él era el único que sostenía tozuda y públicamente que Gardel había nacido en Uruguay.

No es correcto expresar que Gardel tenía nacionalidad oriental, apostrofaba muchos años después el Dr. Daniel Scheck, quien explicaba que como varios uruguayos, el «Mago» había optado por la nacionalidad con Argentina, en noble reconocimiento al país que lo había acogido y catapultado a la fama mundial.

Y agregaba, de manera que «Gardel era uruguayo porque nació en Tacuarembó y era argentino porque asumió también esa nacionalidad, pero francés ni por el forro; lo que cualquiera puede comprobar sin documentación alguna escuchando el único tango que interpretó en ese idioma con la peor pronunciación que pueda imaginarse».

La tesis de Gardel uruguayo tuvo un punto de partida en 1958, cuando Erasmo Silva Cabrera confió a don Carlos Scheck, uno de los fundadores de El País, que el inolvidable Julio De Caro le había preguntado por qué los uruguayos nunca habíamos reivindicado el origen compatriota del gran cantor. De Caro no tenía ninguna duda que había nacido en Tacuarembó, pues el propio Gardel se lo había dicho varias veces de manera enfática.

Don Carlos inmediatamente decidió solventar la investigación y la confió a AVLIS, quien cumplió con creces el mandato.
Como es usual, los más escépticos en un comienzo fueron los uruguayos, y los más colaboradores por ese entonces, resultaron muchos argentinos que sabían o desconfiaban de la hipótesis de un Gardel francés surgida de la nada poco después de su fallecimiento y propalada por Armando Delfino, sin duda relacionada con el cobro de haberes de derechos de autor del cantante.

Gacho gris arrabalero:
Erasmo Silva Cabrera calzaba gacho gris y golilla blanca.
Naturalmente, no le alcanzaba para parecerse al «Mago» ni seguramente era su pretensión: así vestía desde muchacho.
Soportaba estoicamente las crueles burlas, se limitaba a exigir que saliera su columna semanal sobre ese y otros temas … y seguía buscando.
AVLIS era incansable y minucioso. No dejaba pista sin recorrer, testigo sin entrevistar y documento sin recopilar.
Lenta e ininterrumpidamente logró reunir tal cantidad y calidad de documentación, que hasta los más escépticos terminaron por creer.
Era el momento justo para agrupar y ordenar sus columnas escritas en El País para presentarlas en forma de libro. Y eso fue lo que hizo; el libro se llamó El Gran Desconocido.
Tras su lectura, emergía la convicción de que en realidad Gardel nunca pretendió ocultar su origen tacuaremboense; de hecho dejó innumerables rastros de dónde había nacido aunque naturalmente, omitía en qué circunstancias.

El fallecimiento prematuro de AVLIS impidió que completara su obra, la que tuvo formidables continuadores entre quienes destacaron el abogado Eduardo Payssé González y el arquitecto Nelson Bayardo, entre muchos otros.

EL PAIS y Gardel:

De manera que el vínculo de El País con la investigación que determina el lugar de nacimiento de Carlos Gardel, es indisoluble y no sólo por el patrocinio de la tarea de AVLIS, sino por toda una línea ininterrumpida de apoyo, que no está signada por el patrioterismo, sino por la reivindicación de la verdad.

La patria artística de Gardel es Buenos Aires; eso no se discute y esa es la tesis también generosamente acogida por El País de todos los investigadores posteriores a AVLIS.

Nuestro diario patrocinó también buena parte o casi todas las acciones que de alguna manera contribuyeran a afirmar su lugar de nacimiento y los honores que corresponden.
Una de ellas fue la singular iniciativa de Rodolfo Arotxarena («Arotxa») el genial caricaturista que un día se levantó con la idea de hacer una descomunal caricatura del «Mago» de 27 metros de altura para que desafiara los vientos de Valle Edén.

La denominó «El Gardelazo» y está ubicada en la Ruta 5, a 25 kilómetros de la ciudad de Tacuarembó.
El Gardelazo forma parte de lo que hoy es un exitoso circuito turístico que comprende al Museo a Carlos Gardel, instalado en una vieja casona que funcionó como pulpería y a la cual concurrió Gardel no solo en sus años mozos.

La casona está ubicada a unos 16 kilómetros de la Estancia «Santa Blanca» de Valle Edén, donde nació Gardel el 11 de diciembre de 1887.