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El rochense Constancio Cecilio Vigil, figura clave de la literatura infantil latinoamericana, fue el creador de entrañables personajes como la hormiguita viajera y el mono relojero.

HELARTE CON LOS URUGUAYOS.

Actualmente sus cuentos continúan reeditándose y pueden encontrarse en diversas bibliotecas, librerías y ferias de nuestro país.

Nació en el departamento de Rocha el 4 de setiembre de 1876. Mangocho fue su sobrenombre durante la infancia. Debido a circunstancias políticas (su padre se oponía al régimen de Latorre) se trasladó con su familia a Montevideo. Allí se graduó como Bachiller en Ciencias y Letras en la Universidad.

De su padre, abogado y periodista director de La Ley y El Pueblo, heredó su nombre y la vocación por el periodismo. Se dedicó a esta actividad desde muy joven, colaborando con numerosos diarios y revistas de su país y del extranjero.

En 1891 fundó el periódico El Derecho y en 1895 el semanario político-literario La Alborada. Más adelante creó el diario La Ley –en honor al que editaba su padre– y dirigió La Prensa de Montevideo. Hacia 1903, cuando este último diario fue clausurado por razones políticas –era hombre del Partido Blanco–, Vigil tomó la decisión de radicarse definitivamente en Argentina.

En el vecino país fundó hacia 1904, junto con Enrique Antuña, su primera revista infantil: Pulgarcito. Participó también en el diario La Nación y en la Revista Nacional de Literatura de Buenos Aires. En1911 fue cofundador – junto la editorial Haynes – de Mundo Argentino, revista líder de su tiempo que llegó a tirar 150.000 ejemplares por semana. Dirigió esta publicación hasta 1917; siendo este período muy fructífero para su tarea periodística y de escritor.

Sin embargo, su vocación por generar nuevos espacios lo condujo a la fundación de su propia revista. Así, el 7 de marzo de 1918, nació Atlántida, que constituyó la matriz de la editorial homónima. En efecto, la editorial Atlántida, su máxima obra como empresario, llegaría a ser líder del mercado de revistas y, posteriormente, editora de libros. En este marco surgieron, entre otras, las publicaciones: El Gráfico ((30 de mayo de 1919), Billiken (17 de noviembre de 1919), Iris (5 de marzo de 1920), Para Ti (16 de mayo de 1922), y, años más tarde, La Chacra. 

De 1927, publicadas en Argentina, datan las primeras obras para niños firmadas por Constancio C. Vigil. En un primer momento, el escritor difundió sus célebres cuentos a través de una colección de pequeños tomos numerados de aparición periódica, impresos con el mismo papel para tapa y hojas. Posteriormente, en la década del 40, se editaron miles de ejemplares de tapa dura color anaranjado desde la Biblioteca Infantil Atlántida. De esta forma se produjo una incomparable difusión latinoamericana de la obra vigiliana.

Así opinaba el escritor hacia 1947:

«Quise primero escribir para los niños, pero es lo más difícil. Solamente pude hacerlo después de cumplir cincuenta años y después de meditar mucho. De todos los géneros literarios, el infantil es el más arduo” (1)

J. M. Obaldía y L. Neira estudiaron profundamente los textos de este autor y los clasificaron en tres grandes grupos:

– Relatos que reflejan una “actitud de tributo incondicional a su época (recargados) de un moralismo abrumador que pretende para el niño una psicología y sus consiguientes manifestaciones, calcadas y subordinadas de las de los mayores”. (2)

Enfatizando esta idea, Vital, S. y Spregelburd, R. sostienen:

“En los libros de Constancio C. Vigil la moral es nuevamente y necesariamente la moral cristiana. El estilo elegido para algunas de sus obras refuerzan su contenido: plegarias, moralejas, cartas. (…) Se habla de niños o de situaciones con niños para dirigirse a niños. Estos aparecen como modelos tanto del camino del bien (que los lectores deberán imitar) como del camino del mal (que necesariamente es castigado con penas terribles).” (3) 

Claros ejemplos de ello son los libros de lectura Mangocho (1927) y Compañero (1928).

– Cuentos de estilo y ambiente tradicional europeo.
Entre estas obras se encuentran El imán de Teodorico (1940) y La moneda volvedora (1943).

– Cuentos inspirados en fábulas “bella y acertadamente logradas, algunas sin cargantes moralejas y plenas de gracia en personajes y peripecias, que llenaron toda una época y conservan aún legítima vigencia.” (4)
Ejemplos de los mismos son: La hormiguita viajera (1927), El mono relojero (1941), etc. Estos habrían “logrado categoría de arquetipos, viviendo, con pleno derecho, en el interés de generaciones de niños rioplatenses”. (5)

La obra de este escritor contribuyó a la conformación de una narrativa para niños plenamente latinoamericana. En este sentido destacamos la identificación de paisajes, flora, fauna y registros de lenguaje rioplatense.

El carácter moral presente en la mayor parte de las obras de este autor rochense se vincula, según Leiza, M. E. y Duarte, M. D., al paradigma del “enseñar deleitando (6): se escribe para adoctrinar, desde una intención didáctica.

Heleguera, M., por otra parte, entiende que Constancio C. Vigil es un autor limítrofe con respecto a su nacionalidad. En sus palabras:

“Las condiciones de producción bajo las cuales trabajó Vigil no fueron propias de nuestro país, lo cual, a mi criterio, impide que sean consideradas “narrativa uruguaya” propiamente dicha, pues la nacionalidad de una obra (…) trasciende a mi criterio la de su autor o autora, e incluye la integración al “sistema literario” del país, región o continente en cuestión. (…) por lo tanto, las ubicamos (…) en una posición limítrofe en cuanto a su nacionalidad…” (7)

Por último, debemos destacar que más de cincuenta entidades culturales de Uruguay, Chile, México, Brasil y Nicaragua propusieron el nombre de Constancio C. Vigil como candidato al premio Nobel de la Paz, en el año 1934. El Papa Pío XII le otorgó la Cruz Lateranense de oro, primera concedida en Latinoamérica. Recibió, además, la distinción de Comendador General de la «Ordre Universel du Mérite Humain».

Fernández Ríos, O., en su alocución del 15 de febrero de 1936 en El Ateneo de Montevideo, se refirió a la figura de Constancio C. Vigil con estas palabras:

«Bien merece este homenaje, aquel joven alucinado de ensueños, rebeldías y rutas victoriosas, que un día abrió caminos nuevos en el periodismo del Uruguay, después de una intensa vida gallarda y combativa en el ideal, en las letras y en la redención patria, en cuya lanza gaucha prendió una pasión, un heroísmo y una esperanza de futuro civilizador». (8)

El mencionado escritor falleció en Buenos Aires el 24 de septiembre de 1954.

Constancio C. Vigil
(Rocha, 1876 – Buenos Aires, 1954) Escritor uruguayo, una de las figuras más destacadas de la literatura infantil hispanoamericana del siglo XX, con una obra traducida a numerosos idiomas. Personalidad destacada en los principales cenáculos literarios de Uruguay y Argentina, Constancio C. Vigil fundó en Montevideo numerosas publicaciones periódicas, y entre 1900 y 1910 se hizo cargo de la dirección de La Alborada. También en la capital de su país dio a la imprenta algunas de sus más célebres obras para niños, como las tituladas Cartas a la gente menuda, Botón Tolón, El pirincho enfermo, Los escarabajos y la moneda de oro, y Tragapatos. Ya establecido en el país vecino, reanudó en Buenos Aires su labor periodística por medio de la fundación de otras muchas publicaciones periódicas, entre las que conviene recordar las cabeceras de Mundo Argentino, Para Ti, Billiken y El Hogar, todas ellas sujetas a su propia dirección. Su fecunda actividad literaria desplegada en la capital argentina le llevó a fundar también la Editorial Atlántida.

Algunas obras de Constancio C. Vigil:

Escribió, entre cuentos para niños, ensayos y obras de orientación y educación, 134 libros.

Cuentos infantiles:

– Cuentos para niños (1927)
– La hormiguita viajera (1927)
– Los escarabajos y la moneda de oro (1927)
– Cabeza de Fierro (1940)
– El mono relojero (1941)
– El imán de Teodorico (1940)
– Tragapatos (1941)
– Misia Pepa (1941)
– Los ratones campesinos (1941)
– Muñequita (1941)
– El manchado (1941)
– Los Chanchín (1941)
– La reina de los pájaros (1942)
– Chicharrón (1942)
– El bosque azul (1943)
– Los enanitos jardineros (1943)
– La moneda volvedora (1943)
– La familia Conejola (1943)
– El casamiento de la Comadreja (1943)
– El sombrerito (1943)
– Juan Pirincho (1943)

Libros auxiliares de texto (Enseñanza Primaria)

– Mangocho (1927)
– Botón Tolón (1927)
– Cartas a gente menuda (1927)
– Marta y Jorge (1927)
– Compañero (1928)
– ¡Upa! –Libro para aprender a leer– (1939)
– Diario de un niño (1958)

Novelas

– Los que pasan (1927)
– Doña Magda (1927)

Otros (ensayos; temas de ética y/o educación):

– El erial (1915)
– Miseria artificial (1915)
– Las verdades ocultas (1927)
– El hombre y los animales (1943)
– La educación del hijo (1945)

Bibliografía consultada:

– Helguera, Magdalena: A salto de sapo. Narrativa uruguaya para niños y jóvenes. Configuración y vigencia del primer canon (1918 – 1989), Ediciones Trilce, Montevideo, 2004. 248 pp.

– Leiza, María Elena y Duarte, María Dolores: Posibilidades de un espacio cultural: la literatura infantil y juvenil. Clase nº 12. Curso: Diploma Superior Lectura, Escritura y Educación (2009), FLACSO (Argentina).

– Atlántida Libros Web, [en línea], Buenos Aires, , disponible en:
http://www.atlantidalibros.com.ar/
[Consulta realizada: agosto de 2010].

– Red de Contenidos Digitales del Patrimonio Cultural, [en línea], Buenos Aires, Ministerio de Cultura, disponible en:
http://www.acceder.gov.ar/es/buscador/creator:CONSTANCIO
[Consulta realizada: agosto de 2010].

– Serra, Alfredo: “Constancio C. Vigil. Su vida, su lucha, sus ideas, su obra, su gloria, su leyenda”, [en línea], Buenos Aires, Genteonline Atlántida digital, 31 de agosto de 2010, disponible en: http://www.gente.com.ar/nota.php?ID=8065
[Consulta realizada: agosto de 2010].

– Vital, Susana y Spregelburd, Roberta Paula: “Análisis de escenas de lectura en los libros infantiles de Constancio C. Vigil”, [en línea], Buenos Aires, Universidad Nacional de Luján, Programa HISTELEA,disponible en: http://hum.unne.edu.ar/investigacion/educa/web_relee/archivos
[Consulta realizada: agosto de 2010].

(1) Serra, Alfredo: “Constancio C. Vigil. Su vida, su lucha, sus ideas, su obra, su gloria, su leyenda”, [en línea], Buenos Aires, Genteonline Atlántida digital, 31 de agosto de 2010, disponible en: http://www.gente.com.ar/nota.php?ID=8065 [Consulta realizada: agosto de 2010].

(2) Neira, Luis y Obaldía, José María: “Antología de la narrativa infantil uruguaya” en: Helguera, Magdalena: A salto de sapo. Narrativa uruguaya para niños y jóvenes. Configuración y vigencia del primer canon (1918 – 1989), Ediciones Trilce, Montevideo, 2004. pp. 114 – 115.

(3) Vital, Susana y Spregelburd, Roberta Paula: “Análisis de escenas de lectura en los libros infantiles de Constancio C. Vigil”, [en línea], Buenos Aires, Universidad Nacional de Luján, Programa HISTELEA,disponible en:
http://hum.unne.edu.ar/investigacion/educa/web_relee/archivos/
[Consulta realizada: agosto de 2010].

(4) Neira, Luis y Obaldía, José María: “Antología de la narrativa infantil uruguaya” en: ob. cit. pp. 114 – 115.

(5) Neira, Luis y Obaldía, José María: “Antología de la narrativa infantil uruguaya” en: ob. cit. pp. 114 – 115.

(6) Leiza, María Elena y Duarte, María Dolores: Posibilidades de un espacio cultural: la literatura infantil y juvenil. Clase nº 12. Curso: Diploma Superior Lectura, Escritura y Educación (2009), FLACSO (Argentina) P. 13.

(7) Helguera, Magdalena: A salto de sapo. Narrativa uruguaya para niños y jóvenes. Configuración y vigencia del primer canon (1918 – 1989), Ediciones Trilce, Montevideo, 2004. P. 94.

(8) “Un emocionado homenaje al escritor Constancio C. Vigil”, [en línea], Montevideo, El País Digital, Nº3047, 11 de setiembre de 2004, disponible en:http://www.elpais.com.uy/04/12/11/pciuda_126762.asp
[Consulta realizada: agosto de 2010].
Fuente: Uruguay Educa