Inicio » El minuano profesor Aníbal Barrios Pintos, entrevistado por Ramón Mérica
Ramón Mérica Reportajes

El minuano profesor Aníbal Barrios Pintos, entrevistado por Ramón Mérica

VEREDAS CAMINADAS POR RAMÓN MÉRICA.

Si de algo se puede definir a la colección ¨Barrios de Montevideo¨ (IMM) de los profesores Aníbal Barrios Pintos y Washington Reyes Abadie es de titánica. Porque no solamente se han ocupado hasta la minucia del dato histórico, de sus personajes, de hechos que allí ocurrieron, sino que la implacable investigación zonal revela datos insospechados, personajes inesperados, curiosidades asombrosas. A la altura del flamante tomo IX, primera parte de dos sobre la Ciudad Vieja, se impuso acercarse a la mesa del Sorocabana del profesor Reyes Abadie, 79, y hacerlo interrumpir su cotidiana y sagrada partida de ajedrez.

Prof. Washington Reyes Abadie, 79, y los barrios de Montevideo.

EN CADA ESQUINA, UN MISTERIO; EN CADA CALLE, MIL HISTORIAS

Son libros que no pueden ser leídos de un tirón, como puede ocurrir con una novela atrapadora o una subyugante colección de cuentos. Son libros para leer detenidamente, escudriñando en los misterios de cada barrio tratado, cerrarlos, y enfilar los pasos por esas veredas de las que no han quedado pelos ni señales por descubrir, no para comprobar la certeza de lo leído, sino para dejarse llevar por la inteligencia y la gracia con que han sido descubiertos. Son libros históricos, costumbristas, pero son, sobre todo, libros de apreciación lisa y llana, libros-guía para andar y desandar por esta Montevideo, madre cruel, como la llamaba Liber Falco. Y lo de titánico no es exagerado, lo cual conduce a imaginar cómo fue posible que estos profesores llevaran a cabo tan gigantesca investigación.

-Bueno… El armado consistió, primero, en una larga compilación de datos con artículos de prensa, con expedientes del Archivo de la Nación, Archivo Municipal…

-¿Fueron asistidos por algún productor, un buscador de datos al que usted y Barrios Pintos mandaban a investigar y a buscar datos?
-No. Nada de eso. En este caso, el trabajo de investigación es exclusivamente de Barrios Pintos y mío. Nosotros fuimos a las fuentes, hace veinte años, teníamos compilado el material, si no jamás habríamos podido abordarlo. Es la acumulación de tareas de años, y una vez acumulado el material, se nos ocurrió que era interesante la temática, que estábamos en condiciones de abordar la edición, y con algunos complementos, se armó la redacción y aquí estamos.

-En todos los prólogos de los nueve volúmenes aparecidos se lee: ¨Siendo Intendente Municipal de Montevideo el Dr. Tabaré Vázquez, decidió, a poco de asumir el cargo, en febrero de 1990, la publicación de la colección ¨Los Barrios de Montevideo¨. ¿Eso significa que el Dr. Vázquez fue el cerebro creador de la serie?
-No. En absoluto. El que tuvo la iniciativa fue el extinto Doctor Aquiles Lanza, al que me unía una fraterna amistad. El me lo propuso, y yo sabiendo la valiosa compilación de documentos que poseía Barrios Pintos, le propuse asociar en la empresa a Barrios. Le pareció bien y empezamos a trabajar. Luego, el intendente Elizalde ratificó la decisión, y posteriormente, con la administración de Vásquez, se volvió a ratificar y en el curso de su administración comenzó la publicación. El intendente Arana ha continuado con la misma iniciativa.

EL AGUILA DE DOS CABEZAS

-¿Cómo se reparten el trabajo usted y Barrios Pintos?. Es una especie de águila de dos cabezas.
-La parte esencialmente documental e investigativa pertenece en su inmensa mayoría a Barrios Pintos, y la redacción, en su gran mayoría, me pertenece a mí.

-¿Se reúnen mucho? ¿Se ven mucho?
-Hicimos algunas reuniones de planteos generales, y luego, en distintos momentos, a medida que avanzaba la redacción de cada fascículo, para consultas y ratificaciones o rectificaciones. Y luego, como siempre hubo, una reunión final.

-¿Cómo fue el procedimiento de abordaje de los temas?
-Fuimos abordando barrio a barrio, en forma sistemática, siguiendo un cierto orden cronológico. Por eso apaeció primero el Cordón, enseguida la Unión y después Aguada y sus entornos…

-Con la segunda parte de la Ciudad Vieja, que será el tomo diez, se cierra la serie. ¿Por qué no trataron el Centro?. Hay un chiste que pregunta: ¿Quién dijo que el Centro no es un barrio? ¿El Centro no es un barrio?
-Bueno… La dinámica particular de ser la vía principal de tránsito determina que el llamado Centro sea una zona de actividad residencial menor, lo que le quitó, en cierto modo, la base de un vecindario que tuviera su vida habitual circunscripta a esa zona. La gran mayoría del centro es sede de los comercios o de las oficinas o cambios, etcétera. Entonces, eso le da un perfil singular, de lugar al que muchos llegan, pero en el que no permanecen. El Centro viene a ser el punto de encuentro, el rendez vous de las distintas barriadas montevideanas. Situación que lentamente va cediendo frente al desarrollo y al aumento demográfico de importantes otras barriadas. El caso más notorio es Pocitos, hacia el cual se extienden las preferencias de ubicación de los comercios. La modalidad contemporánea de los ¨shoppings¨ va desplazando del Centro la modalidad habitual de establecimiento del comercio. Seguramente, el futuro del centro es un lugar de tránsito, el más ágil posible, con persistencia de algunos establecimientos dedicados básicamente a servicios, como cambios u oficinas, más que comercios.

 

SI O SI, HAY QUE VENIR AL CENTRO

-Pero al mismo tiempo, el Centro es el ombligo cultural de la capital. Aquí están todos los teatros, las galerías de arte, las salas de concierto, muchos cines, y las grandes librerías, el Gran Teatro… El consumidor de arte tiene que venir forzosamente al centro. ¿Usted no cree?
-Creo que todavía es así. Y pienso que no va a poder resistir el movimiento general de la excentricidad de la vida urbana. Por ahora es así como usted dice.

-Debe estar al tanto de las reformas urbanísticas que se van a producir en el Centro, básicamente en la avenida Dieciocho de Julio. ¿Qué piensa?.
-Pienso que advierten los expertos del urbanismo sobre este futuro y lo van predisponiendo, procurando rescatar la avenida principal como lugar acogedor para la vida peatonal y la circulación rápida del transporte colectivo. Al mismo tiempo, tratando de embellecer la zona y rescatando los perfiles arquitectónicos que dan una especie de espléndido muestrario de la evolución de la arquitectura general del país. Creo que esas reformas tienen finalidades estéticas y urbanísticas, y en ese aspecto me parece loable.

-¿En qué barrio nació usted, profesor?
-Yo nací en el departamento de Canelones, en el paraje denominado entonces Barros Blancos, hoy pueblo Capitán Juan Antonio Artigas, en el quilómetro veinteséis, pasando el Arroyo Toledo, en el Camino Maldonado, que es el límite con el departamento de Montevideo.

ENCLAVES CON ESTILO PROPIO

-¿En qué otros barrios vivió?
-Viví en el viejo Pocitos, tiempo importante, en la calle Massini, luego me trasladé al Cordón, a la altura de El Gaucho; luego a la Aguada, en la Avenida Agraciada entre Asencio y Ciganda, sesgado a la plaza donde está la estatua del General San Martín y hoy vivo en Colonia y Barrios Amorín.

-¿Algún recuerdo en particular de algunos de esos barrios?
-El recuerdo más cálido, digamos, es el del viejo Pocitos, por razones de que era niño, y jovencito, y allí contraje las primeras amistades, y la concurrencia a la vieja Escuela Brasil me vinculó a los chiquilines de mi edad y del barrio.

-En su transcurrir por tantos barrios montevideanos, ¿hay alguno en particular por el que sienta una actitud particular, aunque no haya vivido en él? Es decir: algún barrio con mucha personalidad.
-Los barrios con mayor personalidad, por su antigüedad y por la naturaleza de sus vecindarios, en primer término el barrio denominado Cosmopólis, vulgarmente conocido como El Cerro, creo que fue el centro de recepción de una importante corriente inmigratoria, de muy diversos orígenes, atraídos por la oferta de trabajo que ofrecían los antiguos frigoríficos. Otro barrio, de clara personalidad y que la mantiene, con persistencia y con una paciencia muy clara de su realidad es la hoy llamada Unión, la antigua Villa Restauración. Básicamente, esos dos me parece que son los que tienen mayor personalidad. El viejo Cordón tenía también un importante significado que lentamente ha ido perdiendo al irse integrando cada vez más al tránsito vehicular y a los aspectos urbanísticos generales del Centro. Por lo menos, hay una similitud de identidades muy nítida, ¿no? ¿Me deja seguir con mi partida de ajedrez?.