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El País Ramón Mérica

La admirable levedad del ser. Ramón Mérica con Jorge Luis Borges

HECHALAMERICA CON RAMÓN MÉRICA en Diario Uruguay

“Susana (Soca) era de una increíble levedad. Una mujer con la que se podía estar horas y horas conversando sin que nada ni nadie osara jamás romper ese encantamiento. Con el paso de los años, la imagino como una suerte de homenaje a la discreción. Cuando supe de su terrible muerte con la caída del avión en el Brasil, le escribí un poema que lamento ella no lo haya podido leer”.
Fachada de la casa de Susana Soca San José 822 en Montevideo. La morada de la Dame á la Licome

 

SUSANA SOCA

Con lento amor miraba los dispersos
Colores de la tarde. Le placía
Perderse en la compleja melodía
o en la curiosa vida de los versos.

No el rojo elemental sino los grises
hilaron su destino delicado
hecho a discriminar y ejercitado
en la vacilación y los matices.

Sin atreverse a hollar este perplejo
laberinto, atisbaba desde afuera
las formas, el tumulto y la carrera,

como aquella otra dama del espejo.
Dioses que moran más allá del ruego
la abandonaron a ese tigre, el Fuego.

El Hacedor (1960)

 

SUSANA SOCA DE POETAS Y ALDEANOS

“Yo siempre reuerdo esos versos admirables de Emilio Oribe, gran poeta Oribe, ¿eh?. Esos versos que dicen: “La pánica llanura interminable/y cerca del Brasil” Qué manera admirable de describir en dos líneas toda una épica del paisaje.

Otro poeta que me pareció muy bueno es Ipuche. Pedro Leandro Ipuche. A mí me parece que Ipuche era un gran conocedor del campo, de la gente del campo, porque al leerlo uno tiene la sensación de estar escuchando a alguien que sabe muy bien de lo que está hablando o escribiendo. No memorizo en este momento una línea suya, pero recuerdo que siempre me impresionó mucho.

Hay unos versos de Delmira que me han gustado siempre. Son esos versos donde ella dice:”Amor, la noche estaba trágica y sollozante/cuando tu llave de oro cantó en mi cerradura” Admirable; ¿no?. Porque ahí ella describe un claro acto sexual, pero lo hace con tanta delicadeza, con tanto pudor y tanta sutileza, que al escribir “llave” ya sabemos lo que es sin decirlo, además la llave es de oro, y esa llave “canta”, no entra ni penetra, y uno tiene la sensación de estar escuchando unos versos traducidos del persa, de las Mil y Una Noches, o algo así.
Volviendo a los nativistas; como se llamaban ellos, Ipuche era bueno, pero a mí me parece que Silva Valdés no tanto, ¿no?. A mí se me hace que Fernán Silva Valdés era un gauchito del Paso del Molino, ¿no?.


MILONGA PARA LOS ORIENTALES
(fragmentos)

Milonga que este porteño
Dedica a los orientales.
Agradeciendo memorias
De tardes y de ceibales.

El sabor de lo oriental
Con estas palabras pinto;
Es el sabor de lo que es
Igual y un poco distinto

Milonga de tantas cosas
Que se van quedando lejos
La quinta con mirador
Y el zócalo de azulejos

Como los tientos de un lazo
Se entrevera nuestra historia
Una historia de a caballo
Que huele a sangre y a gloria.

Para pelear como hermanos
Era buena cualquier cancha;
Que lo digan los que vieron
Su último sol en Cagancha

Milonga para que el tiempo
Vaya borrando fronteras;
Por algo tienen los mismos
Colores las dos banderas.