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Fútbol Uruguayo

La continuidad del fútbol sanducero cayó otra vez en un “fuera de juego”

Desde Paysandú OPINA Julio Damico para FUTBOL URUGUAYO/Julio 2016

 

Recordamos, lo tenemos bien presente, la cantidad de partidos que profesionalmente o como hinchas del fútbol, veíamos los fines de semana. Desde la Extra a la “A”. Dos el sábado, uno el domingo por la mañana y dos por la tarde. Y no nos cansaba. Nos gustaba porque “fútbol con gusto no pica”.

En febrero del 2003 cuando Paysandú salió campeón en el primer Campeonato del Litoral Norte, dijimos adiós a la “35”. Nos fuimos campeones con “La Blanca”. No fue porque estuviéramos cansados del fútbol. Todavía nos sentíamos con ganas y fuerzas, pero la cosa se dio así. Sin la obligación de ir a tal partido, elegíamos el que más nos gustara en esos momentos. Fuimos un tiempito, muy corto, Y un día dijimos, ¡basta! Y no fuimos más. ¿Qué había pasado? Suspendían la actividad por problemas con los árbitros. Y quien tiene un negocio no puede bajar las cortinas, tiene que tenerlo siempre abierto. Darle continuidad. La gente se acostumbra a ir, pero también a no ir.

Hoy a más de 10 años de esta anécdota personal, parecería que todo sigue igual. Hoy los árbitros sanduceros entienden que tienen el derecho –son patrones—de no dirigir a tal o cual equipo en una actitud que no comprendemos. Y de pronto otro parate. ¿Y van?

Reiteramos nuestro pensamiento, nuestra verdad, los árbitros están muy equivocados cuando asumen derechos que corresponden a los Tribunales de Penas. Porque algunos de los suyos tuvo problemas en un campo de juego sancionan de por si. Para juzgar eso están los tribunales. Además ellos están habilitados para hacer la denuncia penal contra el o los agresores.

En todas partes del mundo hay agresiones a los árbitros. Lamentablemente. Y más lamentable es que será difícil que cambie porque al fútbol lo juegan seres humanos con sus virtudes y defectos. Recordemos, por aquí un agresor recibe una pena que generalmente llega a los dos años. Es dura en su extensión. Pero el fútbol sigue y los agresores reciben su castigo.

A todo esto, debe recordarse que desde hace varios años, la Liga dejó de ser patrón y hoy es “alquiladora” de servicios.

Era imposible pagar todas las exigencias sociales, aguinaldo, licencias vacacionales y las demás que corresponden a un empleado.

Entonces los jueces formaron su empresa de “prestaciones” y le venden su trabajo a la Liga de Fútbol. Presentan la lista de jueces disponibles y de ahí elige el Colegio de Árbitros.

Ya no es una relación patrón–empleado, ahora es de patrón a patrón. Y así los movimientos de la Liga están limitados.

¿Cómo se soluciona esto?; con mucho dinero. El que debería tener la Liga para que los árbitros vuelvan a ser funcionarios. Una situación que la vemos muy lejana.

Mientras tanto esperamos, rogamos por el fútbol mismo y por la continuidad de trabajo de los propios árbitros, que esto sea decidido con más inteligencia. Con sentido común.
Los jueces tratando de errar lo menos posible dentro de los 90 minutos. Los tribunales aplicando las normas disciplinarias con la severidad que cada ocasión merezca. Y que el fútbol tenga continuidad. Que por dos o tres culpables no paguen cientos de inocentes.