Inicio » El autor argentino que publica «Historia mínima del fútbol en América Latina», relata:»Desde que hay registros, la dirigencia latinoamericana es corrupta, pero la europea no es mejor y la FIFA es un ejemplo»
Helarte PLAN 2030

El autor argentino que publica «Historia mínima del fútbol en América Latina», relata:»Desde que hay registros, la dirigencia latinoamericana es corrupta, pero la europea no es mejor y la FIFA es un ejemplo»

ESTUDIOSOS DEL FUTBOL EN AMERICA LATINA.

«Esta relación abre dos posibilidades para los gobiernos: el uso del fútbol como distractor o como un mecanismo para transferir popularidad al gobernante»

El fútbol latinoamericano no existe ni como relato único ni como un modo colectivo de jugarlo. A partir de la afirmación, el sociólogo argentino Pablo Alabarces analiza la forma en que se ha desarrollado este deporte en diversos países de la región. En su libro Historia mínima de El fútbol en América Latina (El Colegio de México), revisa la relación del balompié con conceptos como identidad, Estado y negocio.

Desde hace varios años, Alabarces es un acucioso observador del impacto del fútbol en la sociedad, así lo reflejan sus títulos Fútbol y patria y Héroes machos y patriotas. El fútbol entre la violencia y los medios. En entrevista, el académico sostiene que, es un error pensar que el juego funciona como distractor social. “Quienes enuncian la teoría de la distracción consideran que los únicos que no se distraen son ellos. Su argumento subestima a los ciudadanos porque los considera alienados o manipulados”.

Reconoce, sin embargo, que uno de los lastres que arrastran las instituciones futbolísticas de la región, es la corrupción y su relación con el poder político.

VE AQUÍ EL VÍDEO DE PABLO ALABARCES EN DIARIO URUGUAY TV

-¿Es válido hablar del fútbol latinoamericano o la diversidad requiere ser más específico?

-Son más las diferencias que las similitudes Se puede hablar de fútbol latinoamericano por una voluntad político cultural, pero ni siquiera hay una sola lengua. No hay un torneo continental, son dos. No hay manera de hacer una unidad institucional ni histórica. Cada país juega diferente a otro. Los puntos en común son el origen migratorio, el fútbol es un deporte que migra por más que se le busque un origen en el juego de pelota maya. Otro rasgo en común dentro del subcontinente es que lo fundan las élites, pero se lo apropia la clase popular. Los funcionarios, no obstante, siempre provienen de la aristocracia y recientemente de las burguesías empresariales y televisivas. Guillermo Cañedo fue quien marcó tendencia al concretar el pasaje de un empresario de la comunicación a la dirigencia deportiva. En Perú los futbolistas son afroamericanos -“El Negro” Villanueva-, o indígenas -“El Chilo” Sotil-, pero la dirigencia siempre ha sido blanca y limeña. A los vasos comunicantes tendríamos que añadir la corrupción en las federaciones.

Un caso curioso lo tenemos en Guadalajara, donde uno de los equipos locales tiene puros jugadores mexicanos, a pesar de que fue fundado por un belga y un francés.

Es paradójico. El fútbol más orgullosamente mexicano fue creado por europeos, suena exótico y distante, pero la realidad es que es un deporte alrededor del cual se dan apropiaciones y desvíos muy variados. Nadie podía suponer a fines del siglo XIX y principios del XX, que un invento europeo y en particular británico, sería tan potente en América Latina.

-¿El uso político del fútbol por parte de los gobiernos latinoamericanos es una generalidad?

-Cualquier régimen crea alrededor de las prácticas populares algún tipo de relato de identificación. La incorporación del deporte a la educación escolar es invento de los estados liberales, conservadores o positivistas de finales de principios del siglo XX. Un caso interesante es el brasileño. A partir de 1930, Getulio Vargas impulsó el Estado Novo. Su dictadura fue calificada de populista y fue el primero que trabajó sobre la relación de la nación y los símbolos populares. Nacionalizó el fútbol, la samba, el carnaval y la capoeira. Desde entonces los gobiernos latinoamericanos intentaron aprovecharse del fútbol. En 1936, después de un escándalo en los Juegos Olímpicos, los jugadores peruanos se regresaron a su país, donde fueron recibidos como héroes por el dictador Benavídes, quien lejos de ser un populista era un hombre conservador que supo ver que ahí había un recurso de legitimación. Esta relación abre dos posibilidades para los gobiernos: el uso del fútbol como distractor o como un mecanismo para transferir popularidad al gobernante. Sin embargo, yo creo que ambas tesis son falsas.

-Mucha gente no estará de acuerdo con usted.

-Lo sé, en México coincide la Copa del Mundo con las elecciones más importantes en décadas. ¿Realmente alguien que se distrae noventa minutos en juego pierde de vista la elección? La clase política y el mal periodismo dirán que sí. La historia demuestra lo contrario. Quienes enuncian la teoría de la distracción consideran que los únicos que no se distraen son ellos. Su argumento subestima a los ciudadanos porque los considera alienados o manipulados. En Argentina coincide el Mundial con la conmemoración por los cuarenta años de la Copa conseguida en la dictadura. Algunos aseguran que la dictadura tapó los crímenes con el triunfo, esto es falso. No tapó los crímenes con el Mundial, exhibió aquellos que le funcionaba para mantener el terror y ocultó el resto para no tener un escándalo internacional. El Mundial podría no haberse celebrado en Argentina y los crímenes hubieran ocurrido igual. Otra versión sostiene que la dictadura ganó consenso con el Mundial, pero no ha podido ser probado. En Argentina, el Mundial de 78 se vive con culpa, porque es verdad que el trofeo generó alegría y gozo, pero eso no es lo mismo que consenso político.

-Pero hubo una utilización política, recordemos de la visita de la Junta Militar al vestuario de Perú.

-No dudo de que la dictadura quisiera ganar el Mundial porque pensaba que le significaba consenso. No dudo tampoco, que hizo todo lo posible para ganar el torneo y que hubo negociaciones oscuras en torno al partido con Perú. Los colegas que han investigado sostienen que Videla estuvo en el vestuario de Perú esa noche. Mi duda es sobre la eficacia de esto. ¿Ganó consenso la dictadura? No lo sé.

-Durante medio siglo XX el fútbol convivió con las dictaduras latinoamericanas.

-El dato más interesante lo aporta nuevamente Brasil. Lo mejor de su fútbol se extiende en el arco que va entre 1930 y 1970, un período de dictaduras. Más allá de capturar una práctica popular, los gobiernos promovieron la idea de la democracia racial. Brasil aparece en la escena internacional con Leónidas da Silva y Domingos da Guia, en el Mundial de 1938, y llega a la cima con Pelé, Garrincha, Didí, en 1958; entonces tanto el gobierno como los intelectuales afirmaron que la democracia racial había llegado gracias al futbol. Gilberto Freyre, antropólogo respetado, proclamó el fútbol mulato en 1938; y Mario Filho, periodista y escritor notable, proclamó la democracia racial en 1958. No fue Getulio Vargas. El final de la dictadura arrojó la aparición de la democracia corinthiana encabezada por Sócrates en 1982, historia particular porque fue una generación de futbolistas letrada y probablemente irrepetible. El futbol brasileño fue un espacio de experimentación democrática. Carlos Caszely, uno de los mejores jugadores chilenos de la historia era anti pinochetista, mientras que Elías Figueroa un gran zaguero de la misma época era pinochetista. Es decir, no hay una regla. En general los futbolistas suelen ser bastante apolíticos, salvo algunas excepciones.

-Al principio de la entrevista habló de la corrupción en las federaciones de fútbol, algo que también distingue a los gobiernos de la región.

-Desde que hay registros, la dirigencia latinoamericana es corrupta, pero la europea no es mejor y la FIFA es un ejemplo. En América Latina no tenemos los capitales oscuros, es decir dinero ruso o árabe. Aquí hemos visto vínculos con el narcotráfico, particularmente en Colombia. Sin embargo, lo que realmente modificó el mapa fue la aparición de los grandes capitales televisivos. Antes la corrupción era más modesta y ahora las propinas son de millones de dólares. Aquí además y a diferencia de Europa, los dirigentes deportivos tienen relaciones estrechas y complicidades con los poderes políticos. No es que Platini o Blatter sean honestos, pero no tienen protección política. La relación de la dirigencia de la Conmebol con el gobierno paraguayo fue estrechísima en la era de Nicolás Leoz; en Argentina sucedió lo mismo con Grondona.

-Pero esto se debe a la tesis que defiende la incidencia política del fútbol.

-Sí, en Argentina el poder político tiene un mecanismo jurídico para intervenir una sociedad civil. La Asociación del Fútbol Argentino, es una asociación civil sin fines de lucro y por lo tanto sujeta a contralor por parte del poder político. Cuando se vio que la gestión de la AFA era corrupta y perjudicial podría haberse intervenido, pero ningún gobierno lo hizo porque Grondona amenazó con que si lo hacían, la FIFA expulsaría a Argentina. Así nos fue, vendemos a nuestros mejores jugadores, tenemos los peores estadios y los niveles más altos de violencia deportiva en la región.

-¿Es válido pensar que el fútbol es reflejo de la sociedad?

-No. El fútbol es un deporte hermoso, pero no es representativo. Con todo y las ligas femeniles, sigue siendo fuertemente masculino, y las sociedades latinoamericanas son machistas, pero no masculinas. A lo mucho tiende a parecerse a lo que ciertas tradiciones masculinas ponen en escena.

-Un problema actual en América Latina es la explotación infantil en el fútbol latinoamericano.

-Es un problema terrible. Si el poder político y la dirigencia deportiva tuvieran dos dedos de frente no sucedería. Es esclavismo. Si existe es por falta de convicciones democráticas. Los gobernantes, sostienen que esto es ir en contra de un mecanismo de mercado y no les importa que se lucre con niños de catorce niños. Esto habla muy mal de nosotros, el libro de Juan Pablo Meneses, Niños futbolistas es muy claro. En Argentina este tema no entra al debate porque el periodismo deportivo está muy atado a las reglas del sistema, creo que sucede lo mismo en toda América Latina.

 

 

Fuente: aristeguinoticias