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Historia del deporte en el Uruguay: Los residentes extranjeros fundaron el primer club deportivo

HISTORIA DEL DEPORTE URUGUAYO. Investigación de Eduardo Gutiérrez Cortinas.

El Pueblo Victoria, estaba y está como populoso barrio, recostado a la Bahía de Montevideo , entre los arroyos Miguelete y Pantanoso, hasta la Avenida Carlos María Ramírez, lindando con los barrios Capurro y Belvedere, más allá del Paso Molino, teniendo acceso por el antiguo camino de la Agraciada. Allí estuvo el PRIMER CAMPO DE DEPORTES en el Uruguay.

 

La Guerra Grande

Pero … la cruel realidad de la inestable estructura nacional anuló esa primaria tendencia. El movimiento deportivo que despertaba en el Uruguay, quedó frustado por la llegada de la Guerra Grande, que no sólo fue el pleito local de caudillos , sino que se sumaron intereses políticos y económicos externos, transformándose todo aquello en una guerra de carácter internacional, en la que se afirmaron las nacionalidades todavía confusas, se ajustaron las fronteras internacionales, se disputó la libre navegación de los ríos, donde jugó activamente la intervención de potencias extranjeras.

En Argentina, surgió la figura de Juan Manuel de Rosas, electo gobernador, el día 6 de diciembre de 1829.
Estanciero, hombre de empresa, rico propietario de vastas extensiones de territorio, caudillo recio y hábil administrador, dominó el escenario argentino hasta su derrocamiento – en 1853 -, en la recordada Batalla de Caseros. Rosas, mucho antes de su caída, ejerció una presión de condiciones realmente críticas de autoridad, con un tiempo de violentas represalias, para eliminar toda oposición, con una permanente actitud agresiva exterior e interior.

En 1839, el General Fructuoso Rivera, con el auxilio de la escuadra francesa y la alianza de las provincias argentinas declaró la guerra a Rosas, iniciándose un conflicto que asoló los campos, despobló las ciudades y detuvo el progreso y la evolución de ambos países del Plata (Uruguay y Argentina).

Las primeras victorias de Cagancha y Sauce Grande, apuntalaron una rápida definición a favor de Rivera, pero su suerte cambió definitivamente con la derrota de Arroyo Grande, ante las tropas rosistas. A raíz de esa derrota se produce la invasión del territorio oriental, por las fuerzas comandadas por el general Manuel Oribe, poniendo Sitio a Montevideo – en 1843 – y cuya heroica defensa se prolongó hasta el año 1851.

Toda la campaña quedó en poder del general Manuel Oribe y la ciudad bajo el dominio del gobierno de la defensa, dentro de muros y trincheras que iban de costa a costa, a traves de la calle Ejido y Yaguarón. Al mismo tiempo, se sabía que Rosas había tenido su primer conflicto con el gobierno francés – en 1839 -, gestándose en Buenos Aires un agudo sentimiento contra las potencias extranjeras, persiguiendo y encarcelando a los miembros de las colonias francesa e inglesa.

Entre miles de sucesos, de aquel agitado momento, sería clausurado el club de Residentes Extranjeros, siendo expulsados sus socios, club que aun tiene existencia en Buenos Aires (Argentina).

El Club de Residentes Extranjeros

Se fundó en 1830, con la denominación de «Sala de Residentes Extranjeros», donde se reunían con el interés de transacciones comerciales y reuniones sociales, los comerciantes o los industriales. Fueron miembros de ese club, en su gran mayoría los residentes británicos, hombres que instalaron los ferrocarriles, que poseyeron buques, que fueron estancieros progresistas, que fundaron industrias y bancos, practicando – además – su popular deporte: el CRIQUET – desde 1820 -, teniendo importante intervención en todo el desarrollo del deporte argentino.

Muchos de aquellos hombres – residentes – perseguidos por Rosas, se exiliaron en Montevideo, a vivir las estrecheces de la Defensa, como a defender sus ideales de libertad, que habían aprendido en Osford y Cambridge. De uno de los tantos grupos se destacaron en el Uruguay: los Barton, Blanc, Brown  Eastman, Gowland, Hughes, Horne, Jones, Jackson, Lawry, Mac Lean, Murgiondo, Murphy, Reissig, Krousse, Shaw, Smith, Usher, Stewart, Wilson… la mayoría de ellos se radicaron definitivamente en Montevideo y muchos de sus apellidos aparecen las primeras instituciones deportivas del Montevideo Cricket y el Montevideo Rowing, en las décadas de 1860 y 1870.

En el Uruguay, se asociaron a empresas:Gowland – en 1856 – edificó un muelle que bautizó con el nombre «Victoria», construyendo el Templo Inglés y el Hospital Británico. Lawry, fundó en el Uruguay, el Banco de Londres. Jackson, lo imitó fundando el Banco Comercial, vinculándose a industrias y actividades agropecuarias – sobre todo – fundaron el PRIMER CLUB DEPORTIVO en el Uruguay.

Para defender sus intereses y colaborar en la lucha contra el tirano Rosas, fundaron un periódico que denominaron «The Britannia and Montevideo Reporter» redactado sólo en inglés y que tenía un lema que rezaba:»Coellum non animun mutat». El número suelto valía 250 reis, la suscripción trimestral 3 patacones, con una aparición común de una vez por semana, luego de ser editado puntualmente en la calle del Portón. El primer número del «The Britannia and Montevideo Reporter» es del mes de junio 4 de 1842 y su material de lectura se integraba con notas locales – de Montevideo -, transcripción de decretos del gobierno de la Defensa y complementado con noticias de Inglaterra, cómputo de los barcos surtos en el Puerto de Montevideo y con el infaltable artículo pasional contra el gobierno argentino de Juan Manuel de Rosas.

En este periódico – «The Britannia and Montevideo Reporter» – el día 29 de octubre de 1842 , apareció una noticia en su primera columna ¡ sorprendente !!… que decía:«Noticia. Se da aviso que la Asamblea General de los socios del club de CRIQUET , tendrá lugar en el Hotel Claypoles, el lunes de tarde próximo 31 del corriente a las 8 p.m. exactamente, con el objeto de elegir la comisión de la lista de socios, como también para otros asuntos. Todas las personas que deseen hacerse socios se les requiere dar sus nombres antes de la Asamblea. Montevideo, 29 de octubre de 1842». Flor de testimonio ¡en medio de la Guerra Grande!.

Guerra Grande, que en ese momento vivía horas difíciles, porque el conflicto se había extendido a todo el Uruguay, de igual forma, la fundación de un CLUB DEPORTIVO, uno de los primeros de América del Sur, como si se contrariara la ley que el deporte florece en condiciones de prosperidad económica y bienestar social. Aparentemente hubo contradicción, en realidad no lo hubo, porque aquel club fue fundado por un núcleo del citado Club de Residentes Extranjeros, que tuvieron el apreciable grado de cultura, buena posición económica y social, demostrando como buenos británicos que aun llevaban consigo el alto espíritu deportivo «mamado» en su país. Se dieron pues, las condiciones – en determinado sector para que tarde o temprano asomara el deporte en el Uruguay.

El Club Victoria Cricket Club

El 3 de diciembre de 1842, apareció en el periódico «The Britannia and Montevideo Reporter» una segunda noticia deportiva, anunciando textualmente: «VICTORIA CRICKET CLUB. Se avisa que el día de deporte para el mes de diciembre tendrá lugar el jueves 8 del corriente en el Pueblo Victoria, y los socios deben estar prontos a las 9 p.m.  Los socios que no puedan concurrir deben enviar una carta por escrito al secretario, 48 horas antes de esa fecha. Por orden de la Comisión. Montevideo, diciembre 3 de 1842 «.

La formidable noticia de fondo es que era el PRIMER CLUB DEPORTIVO que tenía resonancia pública. Por consiguiente, sus actividades se reflejaban en la prensa y este anuncio se constituyó en la primera crónica referente al deporte en el Uruguay.

El club se llamó Victoria Cricket Club, quizás en homenaje a la Reina Victoria de Inglaterra, o simplemente reflejo de la ubicación del campo de deportes en el Pueblo Victoria. Su único deporte fue el CRIQUET, el más popular deporte en Inglaterra, el deporte jugado desde el año 1700 en los condados y en las ciudades inglesas. No es extraño tampoco que fuera el primer deporte organizado en el Uruguay, porque viejas crónicas refieren que en las invasiones inglesas – de 1806 a Buenos Aires y de 1807 a Montevideo -, los soldados ingleses, vencidos o vencedores, practicaron el juego del CRIQUET.

Del Pueblo Victoria dice don Eduardo Acevedo, en «Anales Históricos del Uruguay», «al acampar el ejército de Oribe, frente a las trincheras de Montevideo, el Pueblo Victoria, fundado en la margen opuesta de la Bahía estaba en plena actividad. Contaba con 283 compradores de 685 mil varas cuadradas, que habían desembolsado por las tierras $ 297 .000 (doscientos noventa y siete mil pesos) y que estaban edificando o acopiando materiales de construcción». Era un barrio fundado por un inglés: Sam Lafone .

El Pueblo Victoria, estaba y está como populoso barrio, recostado a la Bahía de Montevideo , entre los arroyos Miguelete y Pantanoso, hasta la Avenida Carlos María Ramírez, lindando con los barrios Capurro y Belvedere, más allá del Paso Molino, teniendo acceso por el antiguo camino de la Agraciada. Allí estuvo el PRIMER CAMPO DE DEPORTES en el Uruguay.

Por ello, no es descabellado decir que el VICTORIA CRICKET CLUB es uno de los PRIMEROS CLUBES DE AMERICA, confundido con los PRIMEROS CLUBES fundados en la Argentina, cuyo movimiento deportivo tuvo anticipación en la expresión del ATLETISMO en 1807, en las primeras canchas de PELOTA VASCA, en el juego del pato y en el propio juego de CRIQUET que se practicó desde 1810.

El VICTORIA CRICKET CLUB, debe ocupar uno de los primeros sitios en el deporte de América e incluso es anterior a clubes deportivos de Lima (Perú) – considerados de los más antiguos – y que se originan de la fusión del «Salón de Comercio» (Bolsa) y la «Biblioteca Inglesa», que practicaron el CRIQUET y el TENIS desde 1845.

En el periódico «The Britannian and Montevideo Reporter», apareció el 31 de diciembre de 1842, el tercer aviso del Victoria Cricket Club:«Se avisa que el segundo día de deportes de este club , tendrá lugar el viernes del mes entrante, en el Pueblo Victoria, donde son invitados todos los socios a concurrir a las 9 horas a.m.. Por orden de la Comisión: Jhon Pickering, secretario. Montevideo, 31 de diciembre de 1842».

En el nuevo aviso, se afirmaba la vigencia del club y aparecía el nombre del secretario que debe agregarse a la nómina de pioneros deportivos ya mencionados. En amplias volantas, como ómnibus de caballos, los ingleses iban al Pueblo Victoria, por el camino de tierra de la Agraciada, salvando baches y pantanos a jugar religiosamente al CRIQUET, en el día dedicado al deporte, mientras en Montevideo, se oían los primeros ecos de la guerra al acercarse el general Manuel Oribe al Cerrito.

Pero ello, no pudo impedir los primeros partidos de CRIQUET en el Pueblo Victoria, y el núcleo urbano de Montevideo, del otro lado de la Bahía de Montevideo, como un anfiteatro fue acaso un asombrado espectador de aquella acción deportiva que traían a nuestra tierra el espíritu propio del británico.

Después de esto, ninguna noticia más sobre el Victoria Cricket Club, porque el 23 de febrero de 1843, el general Manuel Oribe ponía Sitio a Montevideo, y aquellos ingleses, al parecer… no pudieron salir más de sus muros. Entonces, se pusieron a edificar el Templo Inglés, bajo el impulso de Mac Farlane y Jhon Porter, Thomas Tomkinson y Sam Lafone; el Hospital Británico… además, se prestaron para integrar una brigada que bajo el mando del mayor Samuel Benstead, derrocharon coraje y bravura en las batallas del Sitio. Así fueron aquellos pioneros, con el palo de batear o con el fusil, afirmando el concepto libre del hombre y siendo – sin duda alguna – los introductores del deporte propiamente dicho en el Uruguay.

El Sitio de Montevideo, con sus proyecciones, frustró ese movimento deportivo, y el Pueblo Victoria volvió a su ritmo casi colonial, de modesto núcleo en formación.

La paz de 1851

La paz se firmó recién el 8 de octubre de 1851, declarando que no había vencidos ni vencedores, como que la Batalla de Caseros decretó la caída de Juan Manuel de Rosas, cerrando un capítulo que por muchos años proyectó su sombra e influencia política y social sobre nuestro medio.

El Uruguay se reencontró, luego de 20 años de independencia, en una ruta todavía inicial. Desde entonces el Uruguay contó para sus actividades con el aporte de las colectividades extranjeras para impulsar el progreso.

El problema más importante era la expresión mínima y precariedad de la población del Uruguay .
En el año 1796, don Félix de Azara, había calculado toda la población del Uruguay en: 36.850 habitantes.

En 1829, durante la realización de la Asamblea Constituyente, se estimó a la población en: 74.000 habitantes, de los cuales 14.800 pertenecían a Montevideo – Capital – .

En 1840, don José Catalá, calculó a la población capitalina en: 40.000 habitantes; y en 200.000 habitantes en todo el resto del Uruguay.

A raíz de la finalización de la Guerra Grande, el gobierno de Giró efectuó un Censo General – en 1852 -, el que arrojó un total de: 131.966 habitantes, que puso en evidencia que la Guerra Grande, había despoblado al Uruguay, particularmente a la campaña.

En el período de paz, iniciado en 1851, se recomenzó la estructuración económica y social del Uruguay.

El crecimiento de la población hasta la Guerra Grande, se operó fundamentalmente, por la afluencia de emigrantes europeos, estimándose que entre 1835 a 1841, desembarcaron en la Capital – Montevideo – 8.300 vascos franceses y españoles; 7.750 canarios, gallegos y catalanes; 4.050 genoveses; 11.000 brasileños y 1.000 de otras nacionalidades. En conjunto: 32.000 emigrantes.
Otras estimaciones – de la época – hicieron ascender un poco más las cifras: 40.000 emigrantes, particularmente franceses que llegaban de Buenos Aires (Argentina) y de provincias. Pero, cuando se desarrolló la Defensa de Montevideo, se detuvo el movimiento emigratorio e incluso, muchos habitantes retornaron a Europa o partieron hacia el Brasil.

La sociedad montevideana

Montevideo, había vivido por más de un siglo dentro del recinto amurallado, animado por la Iglesia Matriz, el Cabildo, el Fuerte y la edificación colonial del techo de tejas. Aun cuando comenzó a expandirse – Montevideo – a partir de 1850 siguió conservando sus calles sin pavimento, sin obras de saneamiento, alumbradas con faroles a keroseno; el agua aportada por los aguateros – en general en deplorables condiciones de salud pública -, con repetidas epidemias de fiebre amarilla y viruela.
También empezaron a aparecer algunos edificios con miradores, la gente urbana se conectó con algunas poblaciones satélites de Paso Molino, el Cerro o la Unión, rodeadas de quintas y chacras, como las pertenecientes a los Evans, Buschental, Hughes, Barret; a la vera de los caminos de tierra; jalonados de pulperías por doquier baldíos y cardales.

La gente montevideana – mencionada – de todas formas conservó sus típicos rasgos, de expresión pobre, altiva y religiosa, en precarias condiciones económicas y sociales, en su menguado desarrollo comercial. Montevideo, fue una ciudad y un núcleo poco evolucionado y de primitivas aristas, prolongándose por un buen tiempo más el esquema de la estructura social; diseñada como una clase superdirigente derivada de la clase gobernante española; transferida – posteriormente – a los criollos y a una potente clase media, integrada por comerciantes minoristas y la presencia de una clase inferior, integrada por los negros, mestizos y mulatos, muchos de ellos esclavos. En esos elementos debe analizarse al implantación y el desarrollo del deporte en el Uruguay, aunque su influencia – al principio – fue dispar …
El negro, aportado de Africa, Mozambique, Congo y Guinea, fue adquiriendo lentamente su libertad, sólo obtenida en forma plena durante la Guerra Grande, cuando el gobierno de la Defensa y del Cerrito de Montevideo, decretaron la abolición de la esclavitud.

La población negra de Montevideo nunca fue muy numerosa, por ejemplo, recién en el año 1880 alcanzaron una cifra muy importante:5.000 habitantes. Su presencia se hizo más visible en los festejos populares donde el negro asumía un rol destacado en las fiestas del Carnaval y de Reyes. Entonces se oía en la ciudad el repiqueteo de sus tamboriles, el ritmo de su marcha y de su alocada danza, el malabarismo de los escoberos, la fiesta de los lubolos y el candombe.

No salieron nunca de su condición de parias… domador en las estancias y sirviente en la ciudad; sin aspirar a mejorar su vida, siendo imagen de abulia, sensualidad y ocio, hacinado en los conventillos de Montevideo. El negro no tuvo proyección en la cultura, aunque dejó un rico sedimento folklórico y vio nacer el deporte a su lado con indiferencia, permaneciendo ajenos a los primeros años.

Las colectividades extranjeras

La apertura deportiva debe encontrar su más grande puntal en las colectividades extranjeras afincadas en Montevideo, donde cada uno de sus componentes acompañado por su estilo de vida, el espíritu de su deporte nacional; el vasco con la PELOTA DE MANO y el frontón; los italianos con la ESGRIMA, las BOCHAS y el «PALLONE» ; los ingleses con el CRIQUET, el RUGBY y el FUTBOL; los franceses con la GIMNASIA; los suizos con el TIRO FEDERAL.

Cada sector extranjero conservó fielmente su modalidad deportiva, sin mezclarse entre ellos y sin intervención de los criollos. En cambio, los criollos pudieron expresarse prolongando la modalidad del indio y del gaucho; el primero, altivo, fiero y valiente, dominador del amplio escenario de la naturaleza – aumentado – tras adaptarse al caballo llegando a ser un verdadero acróbata ecuestre. Por otro lado, el gaucho, hábil e intuitivo transformó sus pesadas tareas de doma y de ejercicio de lazo, en una nueva expresión deportiva. Junto a estas manifestaciones se desarrollarían los que aportaron los europeos, en corrientes que se funden en la expresión del deporte uruguayo.

Los emigrantes provinieron – preferentemente – de Francia, España, Italia, Islas Canarias, Suiza, Inglaterra, llegando expontáneamente casi todos sin dinero alguno.
Los franceses – en 1840 – establecidos en Montevideo, alcanzó a 18.000 personas, se dedicó al comercio y la producción lechera en los suburbios y en el campo.
Los españoles, se orientaron al comercio minorista y en su menor parte, a las tareas rurales, radicados los «canarios» en lo que hoy conocemos – con preferencia – como Canelones.
Los ingleses, en el Sitio de Montevideo, fueron unas 1.000 personas, influyentes hombres de comercio y en las actividades agropecuarias en estancias de Río Negro y Paysandú. Después pasaron a conectarse a las grandes empresas de servicio público, como ferrocarriles, tranvías, aguas corrientes, gas, orientando su inversión.

La colectividad inglesa, tuvo su origen en las Invasiones Inglesas de 1807, representada – inicialmente – por comerciantes como James Barton y Jhon Robinson, abriendo las primeras rutas de intercambio con el exterior.

La colectividad suiza, compuesta por sectas religiosas, se radicó – preferentemente en la zona de Colonia, trabajando en producciones de granjas, arraigándose fuertemente a la tierra.

Por último la colectividad italiana, la más numerosa de todas, se dedicó a las labores de cabotaje, en quintas de los alrededores de Montevideo, formando grupos de agricultores en el campo. Todos ellos, participaron en el incremento de la población montevideana, fueron portadores de corrientes ideólogicas y de cultura, introduciendo el deporte en un medio que naturalmente debía haber tardado más tiempo en manifestarlo.

Tal la integración de la sociedad de Montevideo en los primeros años de la Independencia.
¿Por qué Montevideo mostró esas expresiones y valores diferenciales?
¿Por qué evolucionó y se desarrolló en otra dinámica que el resto del Uruguay?
¿Por qué en Montevideo, el deporte se manifestó antes que en la campaña?

El Puerto de Montevideo Deportivo

La respuesta es necesario situarla en la existencia del Puerto de Montevideo, ya que fue la puerta abierta al exterior, por donde entraron los contingentes de gente, expresiones de cultura distinta y el movimiento deportivo. Ya en tiempo colonial fue consagrado por Carlos III – en 1778 , fondeadero para sus naos.
En 1824, llegó el primer buque a vapor al Puerto de Montevideo, en cuyo homenaje – el inglés Palmer – estableció la Fonda y el Hotel del Vapor.

Al Puerto de Montevideo, llegaban los barcos de todas las nacionalidades…
En 1836, se contabilizó uno a uno, contando al final las 1.000 embarcaciones surtas en Puerto, de las cuales 350 eran buques de ultramar y desde los más lejanos países llegaban en los típicos veleros, transportando mercaderías y contingente humano.
Por el Puerto de Montevideo ingresó el deporte al Uruguay.
Primeros, por los marinos ingleses, introduciendo el CRIQUET, siendo permanentes animadores de asombrosos espectáculos deportivos…
Segundos, se ubicaron los vascos e italianos…
La tradición conserva el nombre de los avanzados buques ingleses, cuyas tripulaciones impulsaron – directamente – los primeros deportes en el Uruguay. Los buques fueron:«Bombay», «Sharpehooter » – a partir de 1891 – hubo otros más conocidos: «Basilisk», «Barracouta», «Retribution», «Topaze» , «Flora», etc….
A tal punto, que el Puerto de Montevideo tuvo más de 50 buques comerciales – en un día – o de guerra ingleses, los que ejercieron una acción directa.

Fue el Puerto de Montevideo que abrió sus puertas al deporte y por allí entró para darse a conocer a la clase social de la Capital. Habíamos llegado al año 1855 y restablecida la paz en el Uruguay, el país se aprestó a emprender un nuevo proceso, uno de los caminos fue el deporte.

Así se definió el período preparatorio del desarrollo deportivo del Uruguay, que se proyectó entre 1830 a 1855. Resalta como testimonio fiel la fundación del VICTORIA CRICKET CLUB, como valioso antecedente de la formación deportiva uruguaya.
Así nació el deporte en el Uruguay.

El deporte en extramuros

La partida del deporte en el Uruguay – entre 1855 a 1874 – se produjeron las primeras realizaciones en clubes, en una iniciación que se originó muy lentamente… La paz del mes de octubre de 1851, con su fórmula de «ni vencidos ni vencedores», señaló una pauta para olvidar los pasados rencores partidarios, abriendo un cauce en la política nacional que posibilitó la recuperación económica del Uruguay.

Se dio lo que se llamó «la política de fusión» proclamada una y cien veces, y negada otras tantas veces, porque era difícil restañar las heridas de la larga guerra, de quienes habían perdido familiares, siendo destrozadas sus haciendas o comprometidas sus posiciones personales.

La primera presidencia luego de la Guerra Grande, recayó en Juan Francisco Giró, electo el 1° de marzo de 1852, siendo depuesto por un motín militar el 18 de julio de 1853, en medio de ásperas controversias sobre anteriores enajenaciones de las rentas aduaneras y los tratados de límites con el Brasil.

Surgió entonces un gobierno de triunvirato, integrado por los generales Fructuoso Rivera y Juan Antonio Lavalleja y el coronel Venancio Flores, quien, por fallecimiento – posterior – de los dos primeros, asumió el mando, siendo designado Presidente de la República Oriental del Uruguay.

Por gravitación de dos revoluciones, Venancio Flores, renunciaría a su cargo en 1855, pasando a ocupar la presidencia – el 1° de marzo de 1856 – don Gabriel A. Pereyra, en un período también lleno de dificultades y de movimientos revolucionarios.

Llegaría, más tarde, don Bernardo P. Berro, electo presidente el 1° de marzo de 1860, cerrando un tiempo de continuada agitación política y social entremezclada con una precaria situación económica en el Uruguay.

Con la aparición de José Pedro Varela, se inició un nuevo movimiento revolucionario en la enseñanza pública uruguaya, alrededor del año 1870, definiendo con exactitud el origen de las pasadas guerras civiles, donde Varela terminó expresando:«En medio siglo de vida independiente , la República había sufrido la incidencia de 18 revoluciones, manteniéndose en un estado de permanente anarquía». José Pedro Varela, luego agregaría otro concepto, destacando:«deben existir causas más hondas que la torpeza de los gobernantes o la falta de acierto en su elección…» , él lo atribuía al déficit de la educación pública, perpetuado por un permanente estado de ignorancia.

 

En 1830 se da la primera manifestación del deporte en Uruguay

El deporte en la antiguedad en la historia del deporte en el Uruguay (1830 a 1900)

Las primeras manifestaciones deportivas en el Uruguay, se dieron en la Plaza Mayor y de las Carretas, y en los baldíos del Cordón