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El sueño mundialista del duraznense Antonio Alzamendi:»Uruguay estaba para ser campeón del mundo»

URUGUAYOS CAMPEONES EN LOS MUNDIALES. El sueño que tenía de niño Antonio Alzamendi en su Durazno natal (188 kilómetros al norte de Montevideo) se hizo realidad cuando la selección de Uruguay enfrentó a Alemania en el Mundial México 1986.

A los cuatro minutos dominó de cabeza lejos de la medialuna y en una frenética carrera eludió al arquero alemán Harald Schumacher, anotando con un remate en el área chica previo rebote en el horizontal.

«El gol me va a acompañar toda la vida», reflexionó en charla con Xinhua Alzamendi, hoy de 61 años, al rememorar ese encuentro disputado en el estadio La Corregidora de Querétaro.

Es que todavía le recuerdan ese 4 de junio de 1986 cuando sube a un taxi o está en una restaurante.

Y otra vez debe hablar de ese festejo enloquecido hacia una tribuna para celebrar con centenares de compatriotas sabiendo que a miles de kilómetros de distancia deliraban 3 millones de uruguayos.

«Uno con palabras no puede explicar (esa sensación)», comentó el llamado «Hormiga», que, paradójicamente, se destacó por su velocidad.

No valió un título pero fue clave para clasificar a octavos de final a un Uruguay dos veces campeón mundial que había estado ausente en las copas de 1978 y 1982.

«Hacer un gol en un Mundial es algo sensacional, queda en la historia», aseguró Alzamendi.

A Uruguay, que tenía como máxima figura al talentoso Enzo Francescoli, se le escapó el triunfo cerca del final con una anotación de Klaus Allofs que marcó el 1-1 para Alemania.

Luego llegó la humillación de un 1-6 ante Dinamarca y un pragmático 0-0 ante Escocia en el cierre del Grupo E, que le permitió a Uruguay clasificar como uno de los mejores terceros.

Un Mundial «no es solo lo personal sino la fe de todo un país, de tu gente, en tu camiseta», señaló Alzamendi, quien en su pueblo natal se desempeñó como policía antes de saltar al profesionalismo en el humilde Sud América de Montevideo en 1976.

Previo al choque de Querétaro no faltaron la ansiedad y los nervios porque «el que no tenga nervios no siente nada».

«Cuando estás adentro pasas a acordarte de todo lo que venías haciendo bien y das el máximo, si en tu club das un porcentaje en la selección te esforzarás mucho más», aseveró.

A más de 30 años de ese Mundial cree que esa selección pudo llegar más lejos.

«Por una mínima nos empató el vicecampeón (Alemania) (1-1) y perdimos 1-0 con el campeón del mundo (Argentina, en octavos)», se lamentó.

Uruguay «estaba para ser campeón del mundo», señaló Alzamendi, pero de plano se olvida ese razonamiento porque «en el fútbol se gana, no vale el lamento o decir podría, eso no existe».

En su extensa carrera Alzamendi metió goles trascendentes.

Le dio el triunfo para que Uruguay eliminara en semifinales a Argentina en la Copa América en 1987, cuando llegaba como campeón del Mundo, y el gol que le permitió levantar al River Plate argentino su única copa Intercontinental en 1986.

Hoy admira el proceso del seleccionador Oscar Tabárez en Uruguay, que desde 2006 está al frente de la Celeste y le dio un orden dentro y fuera de la cancha.

Recordó que en su época viajaban «en el fondo» de los aviones de línea, se alojaban en hoteles que «a veces eran un desastre» y mencionó que una vez entrenaron en un pasillo de un aeropuerto en Inglaterra y «los aviones nos pasaban por encima de la cabeza».

«Hoy tienen todo ordenado, sabes cuando juegas, con quién. La concentración que tiene la selección es perfecta. Antes, en ese aspecto estábamos muy lejos de la mayoría de las selecciones», dijo.

Pero no se lamenta, como el muchacho que corría en el barro de las humildes canchas de Durazno cuando comenzaba a destacarse en el fútbol amateur.

«No estoy arrepentido de haberlo vivido. Estoy feliz de que les pase esto a los jugadores de hoy porque es lo que tiene que pasar», aseguró.

Con éxitos y fracasos, el haber jugado en la selección «no me lo va a sacar nadie», afirmó orgulloso.

Como hincha, está feliz de esta selección con «gurises» (muchachos) como Diego Forlán, Luis Suárez y Edinson Cavani que «revivieron al fútbol uruguayo».

Tiene la esperanza de que en Rusia 2018 Uruguay, emparejado en el Grupo A junto al anfitrión, Arabia Saudita y Egipto, dé «mucho que hablar porque tenemos equipo y podemos estar en muy buena posición».

Alejado de cualquier pose de estrella, Alzamendi reconoció que los goles mundialistas de Forlán, Suárez y Cavani «los grité como loco, creo que más que el mío. Realmente me emocionan mucho».