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El País Ramón Mérica

Haberkorn:»leí muchos otros reportajes, crónicas, entrevistas que me maravillaron… Pero la entrevista de Mérica a Morena fue la primera y el descubrimiento de un mundo»

TROTAMERICA.

Lo han dicho hasta el cansancio: El libro Agonistas y Protagonistas de Ramón Mérica, es uno de los mejores de crónicas periodísticas uruguayas.

Leonardo Haberkorn:»A pesar de estar acostumbrado a leer el periódico, en especial las páginas de deportes, nunca había visto nada igual. Lo que estaba leyendo iba más allá que todas mis anteriores lecturas periodísticas. No se parecía en nada a otra entrevista que hubiera leído…»

—No recuerdo con exactitud qué edad tenía, el libro se publicó en el año 1976 pero quizás lo leí dos o tres años después, siendo un adolescente, una tarde en la casa de la Calle Ferrari —se lo había regalado mi madre a mi padre—. En la tapa no aparece el título de la obra, sólo exhibía una gran foto en blanco y negro, algo azulada, de un viejo aparato grabador, un modelo gigante propio de los años sesenta con un casete Philips dentro. El título se indicaba en el lomo, y no decía mucho: Antagonistas y protagonistas. Era una recopilación de doce entrevistas realizadas por el periodista Ramón Mérica, todas publicadas en la revista del domingo del periódico El País (de Uruguay). En este entonces yo no conocía a Mérica. Un día, hojeando el libro, descubrí que entre los entrevistados estaba la persona que más admiraba en el mundo: Fernando “el Nando” Morena, –“el Potrillo”-, el goleador del Peñarol.

”Empecé por la página 95, el impacto que me provocó aquella entrevista fue enorme. A pesar de estar acostumbrado a leer el periódico, en especial las páginas de deportes, nunca había visto nada igual. Lo que estaba leyendo iba más allá que todas mis anteriores lecturas periodísticas. No se parecía en nada a otra entrevista que hubiera leído. Mérica se introdujo en la casa de Morena, en su dormitorio, describió los pósters colgados en las paredes, hablaba con su madre, charlaba con su padre, con los vecinos, lo despertaba, lo subía a un Fitito, lo llevaba a la playa, lo hacía hablar del Peñarol, del Nacional, de política, de mujeres, de cine, de sexo, de dinero. Había toneladas de información y todo eso se leía como si fuera un cuento. Era periodismo y literatura juntos, al mismo tiempo.

Había otra cosa muy impactante. Mérica lo explicaba al comienzo del artículo: “De haber salido de mi casa apenas un minuto antes, la mañana en que iba encontrarme con Fernando Morena, esta nota hubiera sido completamente diferente. Porque fue justo en el momento de salir, y con la mano ya puesta sobre el botón para apagar la radio, que un informativista lamentó: El deporte uruguayo, y particularmente el fútbol, está de duelo: acaba de fallecer el otrora ídolo nacionalófilo Atilio García”.

”Mérica había tomado aquella coincidencia como una clave a seguir en su trabajo. Por eso, además de entrevistar a Morena, también entrevistó a la viuda de Atilio García. Y luego intercaló en el mismo artículo el resultado de las dos conversaciones. Había una proeza técnica: uno pasaba de un relato al otro sin perder nunca el hilo de la historia. Pero no era sólo un alarde de virtuosismo; había allí un logro informativo de primer orden: al combinar las entrevistas Mérica lograba explicarnos cómo había ido cambiando el mundo del fútbol desde los tiempos de Atilio García a los de Morena, el primer futbolista uruguayo que fue tasado en un millón de dólares. Y no sólo eso, la combinación de las historias del recién fallecido Atilio García y el esplendor de un jovencísimo Nando Morena era también una reflexión sobre el paso del tiempo —“el tiempo”, según Mérica lo nombra en el prólogo del libro—, sobre lo efímero de la juventud, el inevitable ciclo de la vida y el ocaso de toda gloria. Todo eso gratis junto con la mayor cantidad de información que yo hubiera leído u oído jamás sobre aquel goleador que alegraba cada uno de mis fines de semana.

”No sé si todo eso lo racionalicé la primera vez que leí aquella maravillosa entrevista, o luego, con los años, las decenas de veces que volví a leer esas páginas memorables y a usarlas para intentar despertar la imaginación y la pasión de los estudiantes de periodismo. Pero sí sé que aquella lectura me marcó para siempre. De un modo supongo que al principio inconsciente, comprendí que el periodismo podía volar alto, mucho más alto que lo habitual»

”Por supuesto, leí muchos otros reportajes, crónicas, entrevistas que me maravillaron, empezando por la recopilación del genial cronista estadounidense Tom Wolfe en El nuevo periodismo. Pero la entrevista de Mérica a Morena fue la primera y el descubrimiento de un mundo. En todos estos años he hecho el esfuerzo por tratar de estar a la altura de esas grandes páginas»

 

Fuente y foto: Revista Replicante