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JUCEDA:»En Paysandú “tenemos nuestros elefantes blancos”. Hay tres escenarios que pedían y pedían todos. Y hoy son ignorados totalmente»

EL PALENQUE DE JUCEDA. Desde Paysandú / escribe Julio César Damico.

Los brasileños han bautizado “elefantes blancos” a los estadios, nuevos o remozados del Mundial de 2014. Es debido a su “inutilidad” actual. Algunos abandonados, otros destinados a actividades sociales, otros para una asistencia de público que no supera el diez por ciento de la capacidad de butacas del escenario.

Muchos opinaron que era una exageración construir tantos escenarios para el Mundial y pronosticaron lo que realmente sucedió, muchos serían “elefantes blancos”.

Lamentablemente por aquí, por Paysandú, también tenemos nuestros elefantes blancos. Hay tres escenarios que pedían y pedían todos. Al decir todos, hablamos de los deportistas que practicaban esos deportes, dirigentes y el mismo aficionados. Todos apoyados por el periodismo en sus reclamos.

Nos referimos al Estadio Cerrado “8 de Junio”, al estadio Artigas y al velódromo (foto de nuestra portada) “Milton Wynants”.

Uno se llueve como afuera, el 8 de junio; otro está en estado de casi abandono, el “Milton Wynants” y el otro, el Parque Artigas, tiene una tribuna, la principal, que hay que hacerla a nuevo por la mala praxis de quienes tenían la responsabilidad de su construcción. Pero además en las tres faltas el debido mantenimiento.

Ahora bien, ¿Cuántos partidos al año jugamos en el Estadio Artigas?; ¿Cuántas competencias anuales se organizan en el velódromo?; ¿Cuántos partidos oficiales de básquetbol se disputan en el estadio cerrado?

Muchos están diciendo que Paysandú debe ser sede si finalmente se juega en Uruguay el Mundial del 2030. La biología seguramente a los de nuestra edad no nos permitirá estar como testigo, pero ¿vale la pena gastar 50 o más millones de dólares para tener después otro elefante blanco”?

Seguramente que con ese dinero, ponga quien lo ponga, podríamos hacer de Paysandú una ciudad, un departamento, de maravillas. Y sin más elefantes blancos.

¿Qué es un Elefante Blanco?

Un “Elefante Blanco” es una obra pública de construcción, mantenimiento o instalación de un bien inmueble, la cual tiene un impacto negativo para la comunidad debido a que ha sido abandonada o está inconclusa, sus costos superan los beneficios de su funcionamiento, no es utilizada, o su uso es diferente para aquel que fue creada.

¿Por qué una obra se considera elefante blanco?

Obra sin finalizar abandonada
Obra finalizada abandonada
Obra utilizada con fines diferentes al que fue construida
¿De dónde proviene el término Elefante Blanco?
El diccionario Oxford de inglés define Elefante Blanco (White Elephant) como una posesión que es inútil o molesta, especialmente una que es cara de mantener o difícil de eliminar. Tradicionalmente en la cultura hindú, los elefantes albinos son símbolo del poder real, así como de prestigio. Se cree que la expresión Elefante Blanco viene de una historia según la cual los reyes de Siam (hoy Tailandia), tenían la costumbre de regalar elefantes blancos (albinos) a los cortesanos que les disgustaban, con el fin de arruinarlos por su alto mantenimiento, gran tamaño y altos costos. En esta medida los animales se convertían en grandes molestias para sus dueños y su costo era muy alto comparado con los beneficios que les traía tenerlo.

La gente del ciclismo por años reclamó “su” velódromo. Hubo competencias regionales en la pista de atletismo de la plaza de deportes “José E. Rodó», en otro construido alrededor del campo de juego del “Cairo Cosio”. Hasta que en la administración del Intendente Walter Belvisi, apareció el velódromo. El escenario junto al parque municipal “París Londres” hoy es un elefante blanco. La federación ciclista local prefería correr en las calles sanduceras que en el velódromo que tanto y tanto insistió en tenerlo, Hoy se dice que habrá una cancha de fútbol infantil (en el de Montevideo hubo algo similar) y no sería de extrañar que el ciclismo ponga el grito en el cielo por “su” velódromo. Al mismo que abandonaron a su suerte. Pensábamos que en las noches del verano iba a ver continua actividad, pero nos equivocamos.

Lo mismo podríamos decir de los otros dos elefantes blancos, el “8 de Junio” y Estadio Artigas. ¿Para que “molestaron” a tanta gente exigiendo esos escenarios si luego los ignoraron totalmente?